OBRAS POETICAS
Ministerio de Instrucción Publica y Previsión Social
BIBLIOTECA ARTIGAS
Art. 14 de la Ley de 10 de agosto de 1950
COMISION EDITORA
Prof. Juan E. Pivel Devoto
Ministro de Instrucción Publica
María Julia Ardao
Directora Interina del Museo Histórico Nacional
DiONrsio Trillo Pays
Director de la Biblioteca Nacional
Juan C. Gómez Alzóla
Director del Archivo General de la Nación
Colección de Clásicos Uruguayos
Vol 113
Julio Herrera y Reissig
OBRAS POETICAS
Preparación del texto a cargo del
Departamento de Investigaciones de la Biblioteca Nacional
JULIO HERRERA Y REISSIG
OBRAS
POETICAS
Prólogo de
ALBERTO ZVM FELDE
MONTEVIDEO
1966
PROLOGO
Herrera y Reissig está situado ya, definitivamente, como
uno de los tres poetas mayores del Modernismo hispano-
americano, y uno, entre los grandes, de la poesía en lengua
castellana de todos los tiempos. Sin el perfil imperial de
Darío, fundador y pontífice de aquel movimiento literario
en América y en España, y sin la proteica potencialidad y
el enciclopedismo intelectual de Lugones — poetas ambos
con quienes integra esa trimurti del Modernismo — Herre-
ra ha llegado a una magia más sutil del lenguaje poético,
fundiendo en prodigiosa unidad funcional el complejo y
refinado barroquismo del estilo con la pura subjetividad
lírica. Y como la poesía del ciclo modernista en América
lia sido superior a la de España, su posición en el conjunto
anfictiónico de la lengua, y en cuanto respecta a ese pe-
ríodo histórico, se mantiene la misma, dentro de esa inte-
gración.
Pero su posición, en el plano más alto de la poesía
mundial, trasciende, asimismo, esa limitación relativa de
idioma y de época, como ocurre con todos los grandes poe-
tas, que lo son, precisamente, en virtud de la universalidad
de su arte. 1
Si bien es cierto que en sus primeros ejercicios retó-
ricos de catecúmeno, tras de su conversión casi súbita al
(1) Parecería que, en esta referencia, a los Ases del Modernis-
mo, omitiéramos indebidamente a Delmira Agustim, poetisa genial
— Es que, el Modernismo, en la autora de Loa Cálices Vacíos, es
una cualidad secundaria, extrínseca, no intrínseca, debido mas a
un hecho de gravitación temporal dentro de cierto lenguaje lite-
rario de época, que a la índole y la significación de su poesía, que
escapa a una definición de ese género Lo grande de ella no es lo
que tiene de modernista, sino al contrario: esa sería su flaqueza.
VII
PROLOGO
Modernismo, hacia 1899, se evidencia la influencia for-
mal dominante de sus maestros inmediatos: Darío, Lugo-
nes, en proceso rapidísimo de madurarión se amancipa de
ambos, llegando a la propiedad magistral de su estilo, en
una perfecta síntesis de las dos corrientes universalizadas
del movimiento: la parnasiana y la simbolista. De la in-
fluencia Darío-Lugones, pasa a beber directamente en las
fuentes mismas del esteticismo francés, imperante en la se*
gunda mitad del XIX, asimilando todos sus elementos ori-
ginarios para reelabor arlos en su secreto laboratorio inte-
' rior de alquimista. De modo que, estando todos ellos en él
— de Baudelaire a Verlaine, de Mallarmé a Samain — con
sus virtualidades de iniciadores, él es todos, refundidos,
siendo por lo tanto, él mismo. El último gran epígono his-
panoamericano de la escuela, es una síntesis maravillosa
de toda la enseñanza hermética en poesía.
Pero, siendo la modalidad estética del autor de "Los
Parques Abandonados", parte de un vasto y múltiple fe-
nómeno literario de época, para comprenderlo en sus ver-
daderos términos es necesario encararlo en el cuadro feno-
menología que integra y de cuyos caracteres y significa-
ciones participa.
Desde 1852. en el Prólogo de Poémes Antigües* Le-
conte de Lisie, anunciando el fin del Romanticismo, "cet
art de seconde main...", proclama la teoría del Arte por
el Arte, es decir, lo que luego se ha llamado el Esteticismo,
y que sería en adelante la de todas las escuelas poéticas de
Francia: y de casi toda Europa. Pero^ más profundo y tras-
cendente que el solemne pontífice parnasiano, rival de Hu-
go, — a quien luego tacharían de ''académico" — el verda-
dero genio inspirador de todo el movimiento poético, padre
de la Decadencia, (Decadencia que. por aparente paradoja,
marca la mayor grandeza de la lírica en Francia, su Siglo
de Oro) el ángel sombrío de Las Flores del Mal, da, en
VIII
PROLOGO
1856, el libro único y original, aquel del cual parten todos
los caminos, y trae en sí el germen o el "fermento" de to-
das las formas. Todos los post-románticos fueron enton-
ces parnasianos (por el Parnasse Contemporaine, del edi-
tor Lamerre) hasta que en 1885, Moreas, en "El XIX sié-
ele 1 ", inaugura el nombre de "simbolismo" para los "disi-
dentes *' del Parnaso, el que habría de prevalecer como
denominación definitiva de una estética. Sin embargo, ha-
cia el mismo tiempo, los postreros románticos, — Gautier,
Bambille, Barbey — proclaman y practican ya un credo esté-
tico que se aleja tanto del romanticismo como se acerca
al modo parnasiano. Y es, precisamente Theophile Gautier,
el mismo del chaleco más famoso en la historia de la Lite-
ratura, el de las grandes pasadas batallas románticas del
35 — ya quien están dedicadas Las Flores del Mal como
"au poete impeccable, au parfait magicien des lettres fran-
caises" — quien, en su magnífico estudio sobre Baudelaire,
que sirve de Prólogo a la segunda edición del libro genial,
aparecida después de la muerte del poeta "maldito", formu-
la la primera y por siempre válida definición de la nue-
va Estética, la que comprende a las diversas ramas en
que se divide el árbol de la Decadencia, cuyo común
denominador consiste en ese refinado barroquismo del len-
guaje, — el mismo que define a Herrera y Reissig, medio
siglo después — el "stil d'or", que declara Verlaine.
Decía Gautier; — U E1 poeta de Las Flores del Mal,
amaba lo que se llama impropiamente el estilo de decaden-
cia, y que no es otra cosa que al arte llegado a ese punto
de madurez extrema que determina a sus soles oblicuos las
civilizaciones que envejecen: estilo ingenioso, complicado,
sabio, lleno de matices y de búsquedas, haciendo retroceder
siempre los límites de la lengua, tomando prestado a todos
los vocabularios técnicos, colores a todas las paletas, notas
a todos los claves, esforzándose en hacer rendir al pensa-
IX
PROLOGO
miento lo que tiene de más inefable, y a la forma sus
contornos más vagos y más fugitivos, escuchando para tra-
ducirlas las confidencias más sutiles de la neurosis, las con-
fesiones de la pasión fatigada que se deprava, y las aluci-
naciones bizarras de la idea fija, tornándose locura. Se
puede recordar a propósito de él, la lengua jaspeada ya de
los verdores de la descomposición y como "faisandée" del
Bajo Imperio Romano, y los refinamientos complicados de
la escuela byzantina, últimas formas del arte griego caído
en delicuescencia; pero tal es, el idioma necesario y fatal
de los pueblos y las civilizaciones donde la vida ficticia ha
reemplazado a la vida natural, y desenvuelto en el hom-
bre deseos desconocidos» Nada menos fácil, por lo demás,
que este estilo despreciado por los pedantes, pues él expresa
ideas nuevas con formas nuevas, y palabras que no se ha-
bían oído todavía". . .
Estos conceptos tienen su confirmación y otras preci-
siones, en las posteriores declaraciones teóricas de los maes-
tros del Simbolismo, tales como se contienen, por ejemplo,
en "Art Poétique" de Verlaine, con aquello tan repetido de
"la música ante todo" y de "torcerle el cuello" (a la elo-
cuencia) ; o aquello de Mallarmé: "Las cosas no deben ser
dichas sino sugeridas", como en la música, cuya esencia,
según Valéry, es la clave de todo el fenómeno simbolista.
El Prólogo de Gautier es del 68. En el Parnaso, de
Lamer re, consta también el famoso manifiesto simbolista
de Moreas, en el 85, que consagra la adopción definitiva
de ese nombre, Pero al año siguiente del Manifiesto, Ver-
laine vuelve a reinvindicar para sí, para su poesía, el mote
"decadente" de que ya hablara Gautier en el 68, y que el
mismo autor de "Poéraes Saturniennes" había asumido en
el difundido verso: — "Je suis Tempire a la fin de la deca-
dence..." Y para que no hubiera dudas al respecto, la
revista de sus amigos, que él patrocina, se llama precisa-
X
PROLOGO
mente "Le Decadente'', empleada la palabra en el mismo
sentido que la definiera Gautier.
En la segunda edición de Las Raros, de 190S, ¡se
queja Darío: — "Fui atacado y calificado con la inevitable
palabra "decadente". Pero, ¿acaso el nombre no estaba au-
torizado por Verlaine, su "padre y maestro mágico, Iiróf oro
celeste...", dándole un valor distinto al peyorativo del vul-
go académico? Recordemos, empero, que tampoco Darío se
quiso llamar nunca simbolista, ni siquiera modernista; que
no aceptó ningún nombre de escuela, pues, pretendía estar
fuera y por encima de ellas. Y lo estaba en cierto modo,
por supuesto: en el modo que toda personalidad auténtica
puede tener una modalidad propia, dentro y a través del
común denominador de un bien definido estilo de época.
También Herrera y Reissig estaba en esa posición con res-
pecto al Modernismo, llámasele simbolista o decadente, y
siendo, en verdad y a su manera, ambas cosas.
Ecléctico, universal, cosmopolita, "con Hugo fuerte y
con Verlaine ambiguo", así quería ser Darío, y lo fue; o
lo es. Mas, en realidad, tanto él como sus ilustres cofrades
de la época, operaban a sabiendas o sin saberlo, dentro de
la doble corriente paranasiano-simbolista, y eran "decaden-
tes" aunque no les gustara la palabra; porque el Decaden-
tismo, tal como acabamos de verlo, en el Prólogo de Gau-
tier, es la clave de toda su estética, no siendo aquello de la
música de que nos hablan Verlaine y Valéry, sino formas
de manifestación de ese estado de conciencia estética. La
definición de Valéry, último gran sobreviviente del grupo
de Mallarmé, y por tanto, muy testimonial, en el Prefacio
del libro de versos C orináis sanee de la Déesse, de su amigo
L. Fabre, asegura, hacia 1920, que, "lo que fue bautizado
con el nombre de Simbolismo' 1 ', se resume muy simplemente
en la intención común a varias familias de poetas, de "re-
prendre a la Musique leur bien". Podría admitirse como
XI
PROLOGO
exacta esa explicación en lo que se refiere al Simbolismo,
— entendiendo que ella alude a la esencia psicológica de la
música no a sus formas sonoras de concreción — pero deja
fuera la otra rama de esa doble estética: la parnasiana,
cuyas formas tendrían más similitud íntima con la plástica,
tal como le vemos en Leconte, en Heredia, en Regnier, en
Samain y, aquí, en América, en parte del mismo Darío, y
más aún en "Los Extasis de la Montaña" y en "Las Clep-
sidras" de Herrera y Reissig. ¿No fueron, sus cultores, cali-
ficados de "lapidarios" y de "orfebres", por el ajuste y la
preciosidad verbal de sus versos?
Pero, en verdad, ambas formas no aparecen casi nunca
separadas y exclusivas, sino, antes bien, coexistentes al par
en los mismos poetas; y aun en los mismos poemas. En
Regnier y Samain, se presentan casi refundidas. Y así en
Herrera y Reissig, aunque predominando más la una o la
otra, según se observen en las "Eglogánimas^ o las u Eufo-
cordias". Regnier es predominantemente simbolista en toda
su producción, hasLa 1396 en que aparece Jeux rustiques
et divins y en 1900 Médailles d 'argüe , libros ambos en
la manera netamente parnasiana, resultando un Heredia más
sutil, un Heredia pasado por el Simbolismo; y se le con-
sidera uno, sin embargo, de los maestros de esta escuela de
orfebres y lapidarios.
El Modernismo hispanoamericano, es. desde su inicia-
ción en Darío, una síntesis de ambas maneras. Y por ende,
sus caracteres comunes y fundamentales están dentro del
"decadentismo", como estética general de su tiempo. Como
norma estética, nada existe pues, de original, en la poesía
de los líricos i o los "líridas", como también se les llamó
en su hora), de esta porción del mundo, ni en los mayoies,
ya citados, ni desde luego, en los menores, que no citamos.
Todos son "epígonos' 1 de aquellos "hermes" europeos, —
valgan las palabras introducidas por Cansinos Assens. E in-
XII
PROLOGO
tegran el gran movimiento de la poesía occidental de la
segunda mitad del Ochocientos, y primera década del Nove-
cientos, hasta la primera gran guerra mundial, compren-
diendo, asimismo, en parte* los géneros en prosa, e inte-
grando — con el Impresionismo pictórico y musical — el
estado de conciencia estética propio de toda una época. Sólo
se levanta, frente a ella, como un fenómeno aparte, Walt
Whitman ; pero Whitman tuvo muy escasa resonancia en esta
América, que vivía bajo el influjo dominante de la cultura
europea, mayormente de la francesa. En el Uruguay, Ar-
mand Vasseur tradujo Hojas de Hierba (no muy fielmen-
te) ; pero en su propia poesía, la influencia whitmaniana
no es mucha. Aun en él, predomina — aparte de su horren-
do cientificismo — el influjo de poetas europeos revolucio-
narios (en el sentido social) tales como Verhaerent, Rapiz-
zardi y otros.
La posible originalidad modernista está únicamente en
la personalidad de cada poeta, que es, después de todo,
donde debe estar, pues las "escuelas" — entendiendo por
ello una comunidad de conciencia estética epocal — no son
originales de nadie, sino formaciones de desenvolvimiento
colectivo, fenómenos históricos de la evolución de la cultu-
ra. Así, vemos que, tanto Darío como Lugones o Herrera
presentan espirituales y formales semejanzas con sus maes-
tros franceses, pero no dejan de ser ellos mismos, por la ma-
nera propia de manejar los motivos y las palabras, en fun-
ción de la expresividad psicológica.
La influencia normativa, por más imperiosa que sea,
(y lo fue tanto para nuestros modernistas como lo había
sido para los románticos) — y aún más que las normas con-
cientemente adoptadas, las sugestiones estéticas operando
en el Subconciente — no inhiben la personalidad, cuando
ésta existe, como hecho psicológico lo suficientemente per-
sonal para requerir expresión propia, asimilando de todos
xm
PROLOGO
los elementos de esa alma colectiva estética, y operando con
ellos para expresarse en virtud de su "principa individua»
tionü".
La misma diversidad de influencias dentro de tenden-
cias acordes, tal como ocurre con nuestros modernistas his-
panoamericanos (denominación ésta que el movimiento par-
nasiano-simbolista asumió en América y en España, aunque
abarcando otras formas literarias de la época) recibidas de
muchos poetas franceses de personalidad distinta, si bien
de igual "escuela", y no de uno solo de ellos (que en esto
estaría el mayor peligro) da por resultado un producto que,
teniendo rasgos generales comunes, normativos, no es re-
flejo de ninguno de aquellos, sino otro, diferenciado, al
modo como la fusión de dos o más colores da un color
distinto, particular. Así lo comprobamos en Darío y luego
en Herrera. Pero lo que diferencia y particulariza verda-
deramente el nuevo producto de esa fusión es la perso-
nalidad del poeta, que dispone los elementos estéticos en
virtud de su propia manifestación. Sin la pre-existencia de
esa personalidad psicológica, imperativa, no se produciría
el valor propio.
Hay, sin embargo, analogías de caracteres; lo que pro-
duce analogías literarias. Tal es el caso cíe Samain y de
Herrera. Al gran poeta francés finisecular, que, también
como Herrera murió muy joven, en la plenitud de su obra
lírica, la crítica francesa atribuye la cualidad de haber
unido el sentimiento romántico, al artificio precioso del
parnasianismo y a la sutileza musical del simbolismo, resul-
tando como un ecléctico de las esencias poéticas del siglo.
Basta esta definición, atestiguada por la lectura de Aux
}lanc du vase y Le jardin de 1' Infante, Les Charriots
(T0r„ para comprender la influencia ejercida por aquél
sobre el autor de "Los Parque» Abandonados". Lo mis-
mo habría que decir de él. El es, también, un poeta de
XIV
PROLOGO
esencia romántica, manifestándose dentro de la más refi-
nada y compleja forma verbal, del artificio estético más
sutil. Quien, como Samain dice "Mon ame est un enfant
en robe de parade", o "Mon ame est un velours douloreux
que tout froisse, . .", es bien el hermano mayor del sensi-
tivo y delicado orfebre y músico verbal de la "Torre de
los Panoramas". Un "doloroso terciopelo oscuro" y un "co*
mo un niño me alejé llorando", andan por las "Eufocor-
dias". Pero este último es un verso de Musset, nada me-
nos, (queremos decir: nada más romántico) que sirve de
acápite a un soneto herreriano; y al que recuerda aquel
niño samaineano, triste en su traje de fiesta. El traje de
fiesta es, en Samain como en Herrera, el esteticismo for-
mal; el niño, lo romántico que había dentro. Y esto es algo
de lo que más diferencia a Herrera de Lugones* ambos
discípulos de Samain en ese tipo de soneto. Lugones no
era romántico, aunque en su« juveniles primigenias Mon-
tañas del Oro predomine la influencia de la retórica gran-
dilocuente de Hugo. Lugones fue siempre, a través de todos
sus avalares poéticos, un retórico poderoso, un consumado
artífice verbal, capaz de producir con igual maestría técni-
ca en todos los estilos. De ahí que, dentro del complejo
barroquismo verbal de Herrera, se halle siempre, sutilmente
administrado^ aquel estremecimiento de alma, aquella he-
rencia patética, en él estilizada, alambicada, del viejo (y
tal vez eterno) "Sturm und Drang"; pero unido al otro
"estremecimiento" que Hugo ya sintiera en la poesía de
Baudelaire (y que tampoco experimentó auténticamente
Lugones, tampoco fue en él vivencia, aunque pudo versi-
ficarlo magistralmente) : el de la "Decadencia", el de la
Neurosis. Sentimiento romántico, sensibilidad decadente, uni-
dos, estilizados, destilados a través de los finísimos alam-
biques de su esteticismo formal, hacen de la poesía de He-
rrera una síntesis propia, una expresión auténtica en sí
XV
PROLOGO
misma, y de las más valiosas, en la antología poéti-
ca de esa gran época occidental de la Literatura; es decir,
un clásico del Modernismo,
*
**
Mas, ha de tenerse en cuenta que, la relativa origina-
lidad del Modernismo poética hispanoamericano — del cual
está dicho que no es original en el sentido de su origen —
implica, sin embargo, un factor de orden más genérico y
común que el de la sola personalidad intrínseca del poeta.
Este factor consiste en la renovación del lenguaje en virtud
de U nueva estética, Se produce así, en Hispanoamérica una
nueva forma de la propia escuela, tal como se manifestara
en Francia, su patria de origen, al ser transfundida su esté-
tica al cuerpo formal de un nuevo idioma. Pues, implicando
la estética del Modernismo, ante todo, en sus técnicas o
procedimientos fundamentales, una renovación del lenguaje,
a más de su enorme enriquecimiento, el trasplante hispano-
americano importa tanto como una recreación.
Todo nuevo movimiento poético de época, trae consigo,
necesariamente, una renovación del lenguaje. El vocabula-
rio poético del Romanticismo no es el del Neoclasicismo
académico que le precede y al que sustituye. Pero esa re-
novación idiomática atañe sólo al repertorio verbal: no es
una revolución como la del Modernismo, porque ésta al-
canza, además, a la función misma de la palabra y a su
contenido, al hacer de ella el instrumento refinado, hiper-
sensible y complejo de una estética que le atribuye y exige
valores plásticos y musicales, virtualidades de sugerencia,
perspectivas psíquicas que modifican y multiplican su sen-
tido primario, directo, y estrictamente gramatical.
Las palabras, en la poética modernista hispanoameri-
cana, — como en la parnasiano -simbolista francesa — ad-
XVI
PROLOGO
quieren un segundo, un tercero o más planos de significa-
ción, una dimensión distinta a la del Diccionario de la Len-
gua. Y esta operación determina ya, de por sí, necesaria-
mente, ese factor de originalidad creadora a que aludimos.
Basta, para comprender ese fenómeno leer a Herrera y
Reissig.
No es cierto lo que aseguró Blanco Fombona en su
estudio sobre el Modernismo, en aquel tiempo, — y tal co-
mo lo creían muchos modernistas y lo han seguido afir-
mando críticos posteriores — que este estilo de época con-
virtió en oro el bronce de la lengua española, aludiendo
así al lenguaje duro y enfático de los anteriores. Olvidan
esos críticos, en su euforia apologética, hipeibolizante, que
el castellano contaba ya, históricamente, con formas de len-
guaje tan refinadas, tan "áureas", como las de Góngora,
por ejemplo ía quien Verlaine llamaba "ese simbolista./'),
que otros clásicos del Siglo de Oro, como Garcilaso, Que-
vedo, San Juan de la Cruz, no escribían tampoco sus ver-
sos en lengua broncínea, sino bastante sutil; y que aun
en fecha más próxima, tampoco puede ser clasificada de
tal, la lengua de Bécquer, que introdujo en el castellano
oratorio de la época, la levedad y la musicalidad vagorosa
que sus adversarios campanudos llamaban "suppirillos ger-
mánicos", aludiendo a Heine.
Pero sí, es cierto, que el Modernismo introdujo, siste-
matizándolo, el principio del estilo "ingenioso, sabio, com-
plicado, etc." de que ya hablara Gautier, salvando esa gran
laguna de dos siglos (con excepción de Bécquer) y reali-
zando así esa recreación idiomática de aquel estilo. Si ella
fue inaugurada por Darío en Prosas Profanas, seguida
por Lugones en Los Crepúsculos del Jardín, Lunario Sen-
timental y otros, a nuestro parecer culmina en Herrera
y Reíssig. Su "Tertulia Lunática", antes, su "Desolación
Absurda" — aunque también, en mucho, sus Eglogánimas y
xvn
PROLOGO
Eufocordias, — son las cumbres de esa transfiguración es-
tética del idioma, representativa de una época magnífica de
la poesía hispan oamericana, no menos perdurable, en su
valor, que la del Siglo de Oro hispánico.
La conversión, casi súbita, de Herrera, al Modernis-
mo, es un fenómeno de psicología literaria muy singular y
sorprendente, difícilmente explicable dentro de lo normal
En artículos de crítica dados en "La Revista" — la publica-
ción quincenal aparecida en Agosto de 1899, bajo su di-
rección — ■ condena, como una aberración, la nueva estética,
sobre la cual demuegtra, sin embargo, perfecto conoci-
miento. Y en la misma revista, en el mismo año, es decir,
con dos o tres meses de diferencia, aparece su primera
composición de tipo "decadente*', la titulada "Wagneria-
ñas", y sin que medie advertencia ni justificación alguna
de su parte, en lo que parecería implicar una contradicción.
Es un viraje radical y repentino. Entre los años 98 y 99,
pero no en "La Revista", que no había aparecido todavía,
sino en otras publicaciones literarias del país, había dado
a conocer sus Cantos "A España", "A Castelar", "A La-
martine", "A Guido Spano", todos dentro de la vieja retó-
rica romántica, ya desaparecida en Europa, pero aún recal-
citrante en América, con predominio de la elocuencia hugo-
niana. A todo esto, hacía ya casi un lustro que Rubén Da-
río había publicado Los Raros y Prosas Profanas, ini-
ciando con impulso dominador la nueva escuela, importada
de Francia. Y ya Rodó había" publicado en "La Revista Na-
cional" de Montevideo, que codirigía, su amplio comen-
tario al libro inicial de Darío y, en general, al movimiento
renovador que representaba. Herrera permanecía, pues, aje-
no y adverso a ese movimiento fundamental en la historia
XVIII
PROLOGO
de la poesía hispanoamericana. Adviértase asimismo que
el propio Lugones, ya convertido por Darío a la nueva es-
tética, tras su todavía romántico primer libro juvenil Las
Montañas del Ora, había dado a conocer también en re-
vistas argentinas, algunos sonetos de "Los Doce Gozos".
Parece que al rezagado — y empecinado — conserva-
dor romántico de la víspera, le hiere, de improviso, algún
misterioso rayo revelatorio interno, en ese Camino de Da-
masco literario, que empieza en sus artículos persecutorios
contra la nueva estética; y el enemigo de su culto se con-
vierte en su mayor devoto. Normalmente, no basta para
comprender ese singular y un poco desconcertante fenó-
meno psicológico, la influencia aducida de su joven amigo
Vidal Belo, de quien inserta en "La Revista" los poemas
"Pontifical" y "Noche Blanca", de corte simbolista; com-
posiciones éstas — sólo discretas — que, por tanto, son las
primeras de esa modalidad aparecidas en el Uruguay. Pero
ya Herrera conocía esa modalidad suficientemente, en publi-
caciones europeas, como se deduce de sus artículos.
Otro factor, principal o complementario, se ha adu-
cido también, además de ese: la influencia que habría ejer-
cido sobre él su otro amigo modernista de entonces, Ro-
berto de las Carreras, escritor recién llegado de París, en
ese fin de siglo. Es una mera conjetura lógica, pero sin
pruebas. No existe documento alguno que lo atestigüe. Por
lo demás, y eso es lo más extraño, el mismo Herrera nunca
dio explicación alguna de ese cambio de posición.
R. de las Carreras, de los primeros contertulios de "La
Torre", personaje famoso en la historia literaria del Uru-
guay — no tanto por el valimento en sí de sus escritos,
cuanto por su ruidosa militancia de dandy anarquista y
quijote paradojal del Amor Libre, prodigándose en cró-
nicas escandalosas y agresivos panfletos revoluciona-
rios — pudo, efectivamente, ejercer gran influencia por su
PROLOGO
personalidad bizarra, de fama diabólica en el ambiente,
sobre el ánimo de Herrera y Reissig; pero mayormente en
el plano ideológico que en el estético. Ideológicamente, esa
influencia parece evidenciarse en la actitud de agresivo an-
tinacionalismo de que Herrera hace gala y desplante, en
su 5 escritos en prosa, y cuya más notable expresión es su
Epilogo wagneriano a la Política de Fusión, el alegato
crítico de tipo panfletario* publicado en forma epistolar,
con motivo del libro de su amigo Onetto y Viana, apare-
cido en 1902, de materia histó rico-política» Y es versión,
no confirmada, que por este tiempo trabajaba en colabo-
ración con R. de las Carreras en un libro de terrible sátira
contra el ambiente social e intelectual del país, que no llegó
a publicarse y del cual no se conservan borradores. Pero,
el impacto convíctivo de este contertulio diabólico de "La
Torre'* en la conversión estética de Herrera es ya sólo hipó-
tesis, probabilidad. Lástima que no existan hasta hoy, da-
tos más concretos y seguros sobre el fenómeno de esa súbita
transformación que sigue un tanto misteriosa, de uno de
los mayores representantes del Modernismo.
Otro problema literario: la semejanza de cieTta parte
de la obra de Herrera con la de Lugones, parece haber
sido, en cambio, resuelto sobre datos concretos. En el año
1914, la Editorial Garnier, de París, publicó Los Peregri-
nos de Piedra con un prólogo de Rufino Blanco Fombona,
afirmando que Leopoldo Lugones había imitado a Herrera
y Reissig en la serie de sus sonetos -'Los Doce Gozos v , in-
cluida en "Los Crepúsculos del Jardín ,? . El caso planteado
por el escritor venezolano, que provocó resonantes polé-
micas, se basaba en el hecho confusivo de que el citado
libro de Lugones apareció en 1905, después de haber sido
publicados los sonetos de Herrera en revistas del Plata. En
la colección postuma de sus obras completas, Miranda
los incluye bajo el título general de la parte titulada Los Mai-
XX
PROLOGO
tines de la Noche, nombre éste que ya se hiciera muy cono-
cido en su tiempo, en vida del autor,
Blanco Fombona ignoraba que los sonetos de Lugones
aludidos en ese juicio habían sido ya publicados anterior-
mente a los de Herrera, también en revistas platenses. La
"Revista Nacional de Literatura y Ciencias Sociales*', de
Montevideo, insertaba en su número del 10 de Agosto de
1897, el soneto de Lugones titulado "El Pañuelo", que for-
ma parte de esa serie mencionada.
Y en el año 98, la revista argentina "La Quincena"
publicaba íntegramente í% Los Doce Gozos". Este dato fue
revelado por Horacio Quiroga, en artículo aparecido en
"El Hogar", la popular revista ilustrada porten a, en Julio
de 1925. Por su parte, el crítico uruguayo José Pereira Ro-
dríguez, ha dado a conocer el dato de la grabación en ci-
lindros fonográficos — hecha en Marzo de 1901 — por el
propio Lugones, de algunos sonetos suyos, a pedido del
"Consistorio del Gay Saber", el otro cenáculo modernista
de la época, que presidía Quiroga. La oportunidad fue la
breve visita de Lugones a Montevideo, en carácter de dele-
gado argentino a un Congreso Científico Iberoamericano
que se efectuaba en esta Capital. Invitado por los compo-
nentes del Consistorio, admiradores devotos de Lugones,
Herrera conoció personalmente al argentino en esa oportu-
nidad, y escuchó el recital de los sonetos grabados en los
cilindros (que se perdieron). La prioridad temporal de Lu-
gones r en ese aspecto, ha quedado pues, comprobada docu-
mentalmente. Pero ello en nada afecta la personalidad ni
la obra total de Herrera. En todo caso, habría que referirse
— para juzgar de esa semejanza estilística — al antecedente
común de ambos poetas platenses: el francés Albert Sa-
main, en sus libros Aux flanes du Vase y Le Ckarriot
d'Qr 9 tal como se ha anotado ya en esta reseña. Y ello,
qü& *e refina especialmente a la parte de su obra "Loa Par-
XXI
PROLOGO
ques Abandonados" (Eglogánimas) , por las razones ya
apuntadas, tampoco afectaría en lo principal el valor autén*
tico de la poesía herreriana.
También se ha discutido mucho acerca de la versión
difundida en su tiempo — y, mayormente, es claro, por sus
enemigos — sobre la morfinomanía del poeta. Lo que se
sabe, al respecto, es lo siguiente» Hacia 1901, según datos
de sus familiares, y durante una corta excursión a Piriápo-
lis, sufrió un grave ataque al corazón, y hubo que traerlo
precipitadamente a Montevideo, donde, el Dr. B. Etchepare,
que le asistía, le recetó morfina para calmar los sufrimien-
tos del mal. De entonces data el uso de la droga que He-
rrera hacía, a veces, cuando sufría crisis de su taquicardia.
De ahí esa versión de que era morfinómano, lo que fue
siempre negado por sus allegados. El testimonio al parecer
más concreto a favor de esa versión, es una crónica apa-
recida en Enero de 1907, en la revista porteña "Caras y
Caretas", firmada por J. de Soiza Reylly, titulada "Los
martirios de un poeta aristócrata". En ese reportaje, con
vistas al sensacionalismo, que cultivaba como modalidad
el citado cronista, Herrera mismo declara el uso de la mor-
fina como exitante mental. Y en una de las cuatro fotogra-
fías que ilustran la nota, tomadas en! "La Torre", aparece
el poeta aplicándose — o simulándolo — una inyección. Se-
guramente ha sido ésta la base de esa difundida leyenda;
y es indudable que el mismo Herrera se complacía en ella.
Pero es también casi seguro — dadas sus características —
que en realidad no se trata sino de una "posse", uno de
esos gestos "pour epater les bourgeois", deporte literario
favorito, entonces, entre los "decadentes" — y del que He-
rrera dio otras muestras — cuyo ilustre iniciador, como
se sabe, fue Baudelaire, al declarar, entre otras reales o
fingidas extravagancias, que le placía comer sesos de niño.
Por lo demás, toda su poesía, aún en sus partea más oscu-
XXXI
PROLOGO
ras — como en "Tertulia Lunática" — es de una lucidez in-
telectual, es decir, autocrítica, que parecería difícilmente
posible en estado mórbido; aunque tal fenómeno no pueda
descartarse en absoluto. Más, aun cuando pudiera atribuirse
a la morfina un poder estimulante de la actividad mental,
sin inhibición del pleno dominio autocrítico, ha de tenerse
en cuenta que toda la obra válida de Herrera — y más la
mejor — es producto, no de momentos extraordinarios de
exaltación imaginativa, sino de una elaboración y reelabo-
ración constantes del artífice, labor de corrección, de modi-
ficación, de ajuste, como lo prueban sus manuscritos. Por
lo demás* como estas anotaciones no responden a ningún
problema de orden moral, sino puramente psicológico, cabe
aclarar que, fuera o no parte de su obra, realizada bajo
ese estímulo artificial, su valor estético no se alteraría; pues,
lo que vale, al fin, es el producto, no los factores.
•*«
En su famosa crítica a Prosas Profatias de Darío
— una de las piezas capitales para formar juicio acerca de
la mentalidad de la época — había dicho Rodó, en el 99,
expresando el pensamiento de su generación acerca del pro-
blema del americanismo literario, frente a la promoción
reciente del Modernismo: — "Me parece muy justo deplo-
rar que las condiciones de una época de formación, que
no tiene lo poético de las. edades primitivas ni de las eda-
des refinadas, posterguen indefinidamente en América la
posibilidad de un arte en verdad libre y autónomo. Confe-
sémoslo; nuestra América actual es, para el Arte, un suelo
bien poco generoso. Para obtener poesía, de las formas
cada vez más vagas e inexpresivas de su sociabilidad, es in-
eficaz el reflejo: sería necesaria la refracción en el cerebro
do un iluminado, la refracción en el cerebro de Walt Whit-
XXIII
PROLOGO
man. Fuera de esos dos motivos de inspiración — (se re-
fiere a h Naturaleza y la vida rural) — los poetas que
quieran expresar en forma umversalmente inteligible, para
las almas superiores, modos de pensar y sentir enteramente
cultos y "humanos*', deben renunciar a un verdadero sello
de americanidad original 1 '. Y, para Darío, el poeta máximo
de aquella hora, lo único digno de poesía que había en
América era su arqueología precolombiana: "el gran Moc-
tezuma de la silla de oro../' "Lo demás es tuyo, viejo
Walt Whitman".
Todo el Modernismo hispanoamericano, de acuerdo con
su cultura estética formalmente europea, y con su estado
de alma determinado por la cultura, no por la vida (su vida,
estéticamente, era su cultura) estaba en la nu\*ma posición
intelectual de esos dos maestros de su generación. Pero,
en realidad, el conflicto no estaba planteado entre la rea-
lidad de la vida americana y las exigencias estéticas! de la
poesía, pues, la poesía no está en las cosas sino en el
poeta, no consiste en las formas de la objetividad sino en
la subjetividad del que las recrea estéticamente, dándole
valores umversalmente humanos. El conflicto planteado era
entre realidad y Modernismo. Pero, que ese conflicto no
era tampoco insoluble, tal como lo parecía en aquella hora
inicial del 900, lo probaron después Lugones y. en parte,
el mi*mo Darío, en sus cantos americanos. Oclas Secula-
res de aquél, Cantas de Vida y Esperanza de éste, lo ates-
tiguan. Y no citamos a Chocano, porque su poesía indo-
hispana de Alma América es demasiado decorativa y
retórica; y además, su americanismo es anacrónicamente
virreinal.
Herrera y Reissig fue un exotista radical; no salió
jamás de su Torre, como salieron Darío y Lugones, para
cantaT un tema americano. Aunque, es cierto que desapare-
ció muy joven, y que hay indicios de que su actitud podría
XXIV
PROLOGO
haber cambiado a ese respecto. En discurso pronunciado
ante la tumba del poeta gauchesco Alcides de María, en
1909, — y tras de hacer una encendida y bizarra apología
del viejo criollista de "El Fogón", declara su intención de
"fijar en el mármol del alejandrino, la geórgica nativa".
La intención no pasó de tal, si realmente la hubo; moría
al año siguiente, sin dejar rastro alguno de ejecución.
Lo que realmente se desprende de sus escritos, así en
verso como en prosa, hasta ese momento, es que profesaba
el más airado desdén por el ambiente nacional en que lo
había tocado vivir, como un sonámbulo. Esta palabra es
suya, precisamente. "No sé qué será de mi arcilla fosfó-
rica y sonámbula, errante sobre este empedrado de trivia-
Iismo de provincia . . . " ; dice en el más famoso y docu-
mental escrito en prosa que trazó au pluma: el Epílogo
wagneriano a La Política de Fusión, ya mencionado en
esta reseña. Su posición intelectual absolutamente euro-
peísta, asume expresión radical en esa crítica negativa, des-
piadada, de tono panfletario, flagelando el estado de sub-
desarrollo cultural del medio nativo, ciudadano. Y aspira
a ser justificación de su soberbio desdén y su aislamiento
superior.
En realidad, esta página, en la bizarría de su diatriba,
es el documento más representativo del conflicto que se pro-
dujo entre el estado social del medio ambiente, en su época,
y el Modernismo ; y no sólo en su país, sino en toda América
Latina. El Modernismo era en él, como ya lo había sido en
Darío, el Iniciador, en su hora finisecular, un estado de
cultura intelectual y principalmente estética, que lo hacía
sentirse radicalmente extraño, extranjero, en su medio so*
cial, una posición sicológica de desarraigo. El fenómeno del
Modernismo se define en América como un total contraste
entre la cultura estética europea, del que era el más maduro
frates f «1 clima social, cultural» político, de estos paíaes, que
PROLOGO
aún permanecían en un estado de desarrollo histórico, en
el que predominaban las valoraciones tradicionales y el culto
de los principios, y las costumbres solariegas y patricias.
Era posible en tal ambiente el idealismo ateneísta de Rodó,
pero no el refinado esteticismo modernista. Una negación
del famoso axioma positivista de Taine, según el cual el
arte es una planta del medio. El medio se hallaba aún, en.
lo estético, dentro de la tradición romántica que había im-
perado en toda su formación republicana del XIX. Pocos
años después, sin embargo, ese conflicto dialéctico se resol-
vería por asimilación de las nuevas escuelas.
No es, empero, su posición intelectual, como miembro
de una sociedad, lo que importa a la finalidad do este ca-
pítulo, sino la significación de esa actitud con respecto a
tos valores mismos intrínsecos de su poesía. El problema
que se plantea es éste: ¿hasta qué punto su exotismo lite-
rario es o no un pecado estético que afecte la autenticidad
de su obra? No se trata de que el poeta deba o no usar
el motivo nacional, por razones éticas, nacionales, sino de
las razones puramente estéticas que deben o no determinar
esa conducta del poeta — de todo poeta — en cuanto tal.
Cierto es que, en tesis general, la creación poética ha
de fundarse, para ser auténtica, en la vivencia propia, en
la experiencia o la intuición inmediata de lo real, de las
cosas, de los seres, de sí mismo. En este sentido, la poesía
de Herrera y Reissig es totalmente de origen literario.
Su materia prima, digámoslo así, proviene casi exclusi-
vamente de sus lecturas, de su cultura. Su mundo poéti-
co nada tiene que ver con el de su vivencia biográfica,
sea ésta ambiental o personal, transfigurada en su crea-
ción estética. Sus "Eglogánimas" y sus baladas pasto-
riles, trasuntan un ambiente campestre típicamente europeo,
culminando tal exotismo en sus "Sonetos Vascos"; o, son
también, en parte, reminiscencia de la poesía pastoral clá-
XXVI
PROLOGO
sica, greco-latina, garcilaseana. Recordemos que la poesía
pastoral del Renacimiento — y su novela — cultiva, no el
motivo real, nacional, contemporáneo, sino el antiguo,
el grecolatino; y no sólo en sus imágenes sino en sus
nombres. En esto, Herrera sigue esa tradición literaria;
pero, en parte, ofrece también la originalidad de cultivar
el motivo eglógico de su tiempo, aunque europeo, no ame-
ricano, con su colorido típico (tal en los Sonetos Vascos) ,
cuyo porqué no deja de ser un tanto misterioso, aun supo-
niendo lógicamente que provenga de la fuerte sugerencia de
alguna lectura (o de grabados).
Sus "Eufocordias", en cambio, si bien nacidas en ese
clima literario en que predomina el color violeta, decadente,
francés, puede ser de motivación más general, en sus esce-
nografías, en sus circunstancias; y hasta pudiera ser un poco
el de su propio Montevideo, en la melancolía de sus antiguas
quintas señoriales, de sus parques con escalinatas, estatuas y
glorietas, diseñados a la manera europea, de sus salones
barrocos decorados a la francesa o la italiana.
Anotemos, de paso, que el violeta es estrenado litera-
riamente, aquí en el Plata, por Lugones. Un soneto de
Los Crepúsculos del Jardín, empieza: — "Calló por fin el
mar; y así fue el caso: — en un largo suspiro violeta, — se
extenuaba de amor la tarde quieta — con la ducal decrepitud
del raso". Pero, en Herrera, lo violeta adquiere más subjeti-
vidad lírica que en Lugones. "Y palomas violetas salen co-
mo recuerdos — de las viejas paredes arrugadas y oscu-
ras"... ("Claroscuro". — "Los Parques Abandonados".)
No hagamos, en este punto, cuestión de sus Clepsidras,
de motivación histórica universal, porque ello responde al ti-
po de motivación exótica, ya usada por los parnasianos,
Leconte, Heredia, etc., y que es un rasgo de su estética. En
cuanto a otro género de composiciones, de un tipo más abs-
tracto, como "Tertulia Lunática" o "Desolación Absurda",
xxvn
PROLOGO
— y que es lo más original de su obra — no cabe repro-
charle su "literatura' 1 , pues, por su índole, no pueden ser,
en sus figuras y en su lenguaje, sino motivaciones del mun-
do intemporal y universal de la cultura, transportados a un
plano subjetivo puramente simbólico, transformados en de-
lirio lírico,
Pero estas últimas observaciones, con motivo de esos
poemas, sitúan, no sólo estos poemas mismos, sino, en mo-
do general casi toda su poesía, aun la más objetiva, como
las "Eglogánimas", y aun las "Clepsidras", en un clima fue-
ra y por encima de aquella posición meramente literaria, en
cuanto esta clasificación suponga de negativo con respecto
a la autenticidad del contenido. Esa virtud de la autentici-
dad se da en Herrera — y muy excepcionalmente, por cierto,
dentro de la poesía universal — a pesar del carácter "litera-
rio M de la materia poética, por la profunda vivencia psíqui-
ca, imaginativa, de los temas. En tal sentido de la vivencia
imaginativa, Herrera y Reissig es uno de los casos más ex-
traordinarios que se conocen.
Encerrado simbólicamente en su Torre — cuyos ver-
daderos panoramas, dijimos, no eran los de la objetividad
circundante, sino los lejanos, imaginativos, de su poesía —
y ajeno mentalmente a toda realidad circunstancial inme-
diata, ese mundo de sus lecturas, era su verdadero, su único
mundo mental, el de sus experiencias anímicas, el de sus
contenidos de conciencia. Y como la autenticidad no se re-
fiere, en último término, a la existencia objetiva de las co-
sas que el poeta maneja, sinó a su vivencia interna de las
imágenes, así se refieran éstas a cosas distantes en tiempo
o espacio, resulta que el mundo poético de Herrera, aunque
ajeno a su medio físico y humano, es intrínsecamente autén-
tico por virtud de esa vivencia subjetiva, que es también
experiencia profunda del yo, tanto como la que responde
a la vida.
xxvin
PROLOGO
Conviene no olvidar la distinción necesaria entre la
autenticidad experiencial biográfica, y la realidad imagi-
naria, subjetiva, en cuyo caso es idealidad, informando esta-
dos de alma puramente líricos. Esta segunda forma de au-
tenticidad, para la que no rige condición de lugar y de
tiempo, por cuanto el espíritu es universal e intemporal por
naturaleza, — es la que atañe al caso de Herrera y Reissíg.
Y aunque en él se halla pocas veces esa expresión de la
vida subjetiva, directamente, pues la da casi siempre a tra-
vés de situaciones de ficción, en función de ellas, ella no
es menos verdadera, siendo ésta, la suya, una forma pura-
mente poética de expresión, en la que se da la íntima natu-
raleza de sí mismo, de su temperamento, de su yo profundo.
Así lo hallamos mayormente en sus "Eufocordias" y en su
"Tertulia Lunática".'
La vivencia de esas situaciones poéticas imaginarias,
es como la de los sueños, — en este caso, ensueños. — crea-
ciones simbólicas del yo profundo, y expresiones de su
psicología. Por lo demás, el mundo mental de la cultura,
es, para el hombre civilizado, — y mayormente para el inte-
lectual — una realidad psíquica tan auténtica como la de
la experiencia personal inmediata. Los seres de la ficción
novelesca y dramática, las situaciones humanas creadas por
la literatura y el arte, — por cuanto son expresiones de la
vida y el espíritu humanos, forman parte de la conciencia
del hombre, integran su mundo subjetivo, son espiritual-
mente- reales ; tanto o más reales a veces que aquellos de la
realidad inmediatamente percibida. Todo depende del po-
der de la subjetividad en el individuo. Y la prueba de ese
tipo de autenticidad subjetiva en Herrera, es decir, de su
verdad poética, está en la maravillosa identificación de su
imagen con la vida. Y en el poder mágico de su vivencia
sobre el lector.
XXIX
PROLOGO
*
**
¿Cuál es el grado de vigencia de la poesía de Herrera
y Reissig, — y, en espécimen, de este tipo de poesía — trans-
curridos ya más de cincuenta añoa de su muerte, al entrar
en el tiempo de estos apuntes, segunda mitad del siglo? La
cuestión se plantea, no sólo con respecto a su propia obra,
en particular, sino a todo el Modernismo dentro del cual
se sitúa, de cuya psicología y cuya estética participa ínte-
gramente.
Parnasianismo y simbolismo, las dos confluencias prin-
cipales que lo componen, son corrientes esencialmente este-
ticistas, vale decir que tienen por principio y finalidad el
culto de la belleza en sí misma y por sí sola, con prescin-
dencia de los otros valores de la triada platónica tradicio-
nal: la verdad y el bien; mayormente esta última. Ambas
se tenían por extra-poéticas. La verdad era creada por el
poeta. El bien era su belleza.
de nuestra condición humana, , goce de la plenitud de su
El estado de alma de la época que comprende la se-
gunda mitad del XIX, — y, para América Latina, la pri-
mera década del XX — en el plano de la Poesía — eso que
Rodó llama en su pequeño ensayo El que vendrá, hacia
el 97, "la caravana de la Decadencia ... " — se desentiende
de todo otro valor humano que no sea el de la belleza en
ese estado, químicamente puro, en que el carbono se con-
vierte en diamante. El hombre y la vida están superados por
ese ideal de pureza estética, que aspira a crear en la poesía,
por encima de toda realidad humana existencial, y "más
allá del Bien y del Mal", un paraíso ideal maravilloso, donde
el espíritu, liberado de todo lo que atañe a este bajo mundo
sueño.
Esa voluntad de crear un paraíso artificial, un tras-
mundo mágico, patria de la beatitud estética, es lo que
identifica, precisamente, la poesía con la música, que es
creación espiritual pura, reino absolutamente irreal, o cuya
XXX
PROLOGO
única realidad está en sí misma. Y tal sería el sentido más
íntimo de aquel "prende a la musique leur bien", que dijo
Valéry, definiendo al Simbolismo,
"La realidad es vil", había dicho a su vez Mallarmé, el
maestro; pero no vil sólo éticamente, sino ante todo esté-
ticamente. Y cuando Ortega y Gasset, hacia 1920, habla del
"asco de lo humano" — refiriéndose a las corrientes del
arte de la época, la de post-guerra, y que rigió hasta la
Segunda Guerra Mundial — dice algo que tiene plena apli-
cación a la época anterior, la "decadente". ¿Y no podría
decirse lo mismo del gongorismo (o, mejor dicho, de Gón-
gora?).
El Modernismo* pues, en sus formas más netas, es un
arte de evasión, con respecto a la vida. Y la poesía de
Herrera y Reissíg se rige toda por esa psicología estética
de evasión, de arte puro, de alienación mágica. Esta carac-
terística fundamental suya y de su época, es lo que le dife-
rencia y le distancia del estado de conciencia estética pre-
dominante en esta otra época del arte. Y no decimos del
concepto del arte, porque el concepto viene después, es un
segundo término consecuente de conciencia intelectual, sino
de su psicología, de su sensibilidad, de un imperativo ín-
timo determinante. Porque si el arte se rigiera por concep-
tos, por doctrina, y no por imperativos psicológicos, en
parte subconcientes, sería un arte sólo intelectual, y por
tanto, carente de sustantividad en sí mismo. Y el arte en
esta época no es así, felizmente, salvo en el caso de ciertos
escritores embargados por principios ideológicos, no esté-
ticos.
La sicología estética de este mediados del siglo, se
rige por dos imperativos distintos, actuando a veces jun-
tos, a veces separados; a veces también opuestos; ambos de
profundo arraigo en el estado de conciencia del hombre
actual Uno es el de la realidad del §er en su condición
XXXI
PROLOGO
humana, la experiencia existencial, el phatos del Yo viviente,
del hombre en su dramatismo pascaliano, carnal y metaíí-
sico, en su miseria y en su grandeza, en su "'sentimiento
trágico de la vida" — y de la muerte — , en su destino, El
otro podría definirse como un sentimiento, y un sentido,
de profunda comunión moral con los demás hombres, con
el mundo real, con su contorno humano, creándole el im-
perativo de bu participación, su responsabilidad, su com-
promiso, con el complejo humano en que esta inserto. Al
contrario de aquella actitud aristocrática, que apartaba al
artista de la comunidad, éste, no separa ahora los valores
éticos de los estéticos: tiende a conjugarlos en la integra-
ción de su arte» Pero sin confundir el arte con la socio-
logía ni con la política, por que estas hon realidades con-
ceptuales, aparte de la índole intuitiva de la poesía, so pena
de invalidarse estéticamente. Aunque, naturalmente, el te-
rreno es muy resbaladizo; y se producen caídas.
También se producen caídas en otro sentido: el del es-
tilo, que tiende a ser llevado, por razón funcional, a un tipo
de lenguaje llano, simple, cotidiano, el cual suele deslizarse
fácilmente hacia el prosaísmo meramente trivial, subvirtién-
dose así la calidad estética propia de la poesía; y hasta su
razón de ser. Ello ocurre por reacción contra el retoricismo
verbal* pero incurriendo a veces en el error contrario, no
menos desvirtuante.
En verdad, toda modalidad estética epocal, — \ incubada
a sus propias circunstancias históricas, — tiene que pasar
por esa prueba de las mutaciones temporales. El Moder-
nismo esteticista — con todas sus virtudes y sus defectos, —
virtudes y defectos de todo lo humano — está sometido a esa
prueba, en esta época, como lo estuvo el neo-clasicismo con
respecto a su sucesor, el Romanticismo, y éste con respecto
al Modernismo. ¿Qué es lo que sobrevive, de cada escuela?
¿Qué es lo que sobrevive del Modernismo de la primera
XXXII
PROLOGO
década del Novecientos — iniciado en las postrimerías del
XIX — en esta nueva y tan distinta posición de conciencia
de la segunda mitad del siglo, en América?
Tal vez podría responderse: lo que hay en esa y en
toda otra modalidad temporal, de fundamental y perma-
nentemente humano, puesto que el hombre es, en el fondo,
el mismo a travéa de los tiempos y los cambios. El mismo
e inmodif icable ; porque su tipo está fijado como el de toda
especie. La evolución eg exterior; no lo afecta intrínseca-
mente. Así, aquellos poetas que han puesto en su arte, bajo
cualquier forma, esa realidad esencial y genérica humana,
umversalmente compartible, identificante, porque tiene sus
raíces en esa zona de profundidad permanente, — sobrevi-
ven a través de todos los cambios, incorporando su arte a
la herencia viviente de la cultura humana. El tiempo no
pasa para su verdad interior, antes bien la enriquece con
nuevas interpretaciones, porque cada generación pone en
ella su propia visión, lo suyo.
Si las grandes escuelas pasan, en aquello que tie-
nen de caduco no de perenne, toda experiencia humana
en el curso del tiempo integra la gran experiencia del hom-
bre total, en esa inmensa aventura que es su existencia his-
tórica. ¿Cómo no lo sería, pues, esa doble experiencia, tan
patética en su fondo, de la neurosis espiritual de la Deca-
dencia, y esa desesperada — aunque lúcida — voluntad de
evasión estética hacia planos de conciencia donde el sueño
sustituye a la vida?
Nadie, en el curso de la historia del Arte, ha hecho
más radical y hondamente esa experiencia que los "deca-
dentes". Los auténticos, se entiende, pues también los hubo,
artífices sabios y admirables, que han dado perfectamente
la forma, pero vacía de alma. Pues, dentro del esteticismo
"modernista", concierne o inconcientemente, queriéndolo o
sin quererlo — la poesía también ha expresado lo humano
XXX1L1
8
PROLOGO
viviente, existencial. Si bien destilado a través de sus com-
plejos alambiques. ¿Puede desconocerse lo profundamente
humano, dramático, de la poesía de Baudelaire, y lo que
hay de permanente en su estado de alma?; y lo que hay
en Verlaine?; y aun en Mallarmé, no obstante su artificio?;
y así, en mayor o menor grado, en otros, de su generación?
Hablando de los latinoamericanos, ¿Rubén Darío no ha
alcanzado también momentos de auténtico y doloroso li-
rismo, casi confesional, y está viviente, en muchos de sus poe-
mas mejores (mayormente en Cantos de Vida y Esperanza) ?
Dentro de su poesía, ¿no está muchas veces el nombre, el
"de carne y hueso"?
Herrera y Reissig vive, — y no sólo en el Panteón de
los muertos ilustres — porque el esteticismo sutilmente ba-
rroco de su arte, contiene, en gran parte, una carga huma-
na de lirismo, por cuanto él mismo, su alma, palpita dentro
de esa ficción mágica. Así, más evidentemente en sus "Eu-
focordias" (donde el fondo romántico que había en él está
apenas velado tras el artificio exquisito de la imagen) y
en su "Tertulia Lunática'*, tras el dramatismo hermético,
por momentos sombríamente funambulesco, de los símbo-
los, entrando en el infierno terrenal de los poetas "maldi-
tos"; pero también en la beatitud panteísta de sus "eglogá-
nimas", donde cada cuadro es un "estado de alma". Ya
nos lo dice él mismo, lo declara, en esos certeros neolo-
gismos.
Mas, ocurre que en él — como en loa otros grandes
"decadentes", sus maestros, a los que alcanzó (y aun su-
peró, a veces . . . ) — lo lírico, aún lo más sombrío, está
convertido, por virtud del arte, en una especie de masoquis-
mo espiritual; y hasta ese infierno terrenal baudelaireano,
se torna en el placer del sufrimiento, al transfigurarse en
belleza, ideal de su arte, diosa de su culto, (cuyos templos,
actualmente, suelen estar un poco desiertos . . , )
XXXIV
PROLOGO
Y ello es, también, un modo de comunión estética — y
humana — con los demás hombres, en todo tiempo, a pesar
de lag diferencias de lenguaje, siempre que el lector sea lo
suficientemente inteligente para sentir y comprender la pre-
sencia de un alma dentro de la simbología de su estilo. Tal
vez hoy se le prefiera en su desnudez, como en Valle jo,
¿Pero ello impide comulgar con la posición estética de otra
época? Si así fuera, no habría continuidad histórica del
arte. Todo el arte universal de los siglos nos sería ajeno.
Cada época sería una isla incomunicada, sólo frecuentada
por los eruditos. El arte evoluciona en sus formas pero en
su fondo humano es idéntico, como la cultura, como el
hombre mismo. Hoy no se hace arquitectura gótica, ni mú-
sica a lo Beethoven: ¿dejamos por ello de admirar y "sen-
tir" a Beethoven o al gótico? No se escribe ya como He-
rrera y Reissig; pero lo que éste escribió sobrevive en la
unidad esencial y total del espíritu humano.
ALBERTO ZUM FELDE
XXXV
JULIO HERRERA Y RE1SSIG
Nació en Montevideo «1 9 de enero de 1875, hijo de Manuel Herré*
ra y O bes y de Carlota Reissig. Hace sus primeros estudios en el
Colegio Lavalleja, En 1890 ingresa como funcionario en la Alcaidía
de la Aduana, cargo al que renuncia dos años después. En 1895
es designado Secretario Adjunto del Director de la Inspección Na-
cional de Instrucción Pública, José Pedro Massera, puesto que aban-
dona en 1897 cuando éste es sustituido por el Dr. Abel J. Pérez,
Vive entonces con eu familia sin mayores apremios económicos y
comienza a escribir poemas, publicando el primero "Miraje" en
abril de 1898. Da a la estampa un folleto Canto a Lamartine, MonL,
1898, En 1899 funda <( La Revista", que cuenta con varias colabora-
ciones suyas en prosa y verso y que cesa en julio de 1900. Realiza
luego una breve incursión en la política y publica la conferencia
Al Partido Colorado, Mont., 1900. Se muda con su familia en 1902
a la casa donde establecerá la famosa Torre de I09 Panoramas, lugar
por el que pasaron la mayoría de los escritores de la época En
tanto, ya definitivamente conquistado por el Modernismo, da a cono-
cer varias poesías en diversas publicaciones.
Luego, en 1904 a consecuencia de la Guerra Civil, emigra a Buenos
Aires, donde desempeña un puesto como Jefe del Archivo del Censo.
Vuelto a Montevideo en 1905 reinicia su vida literaria en la Torre
de los Panoramas y entra en el cuerpo de redacción de "La Demo-
cracia". Es colaborador de la mayor parte de las revistas uruguayas
y argentinas. En 1907 funda "La Nueva Atlántida" que alcanzó sola-
mente al segundo número. Muere su padre. Acepta un empleo en
"El Nacional" y continúa viviendo con su madre. El 22 de julio de
1908 contrae enlace con Julieta de la Fuente Inicia un negocio de
vinos que fracasa y trabaja como agente de seguro* en "La Uru-
guaya". Busca finalmente un empleo del Estado» que obtiene, tiendo
nombrado en 1910 Sub-archivador Bibliotecario del Departamento
Nacional de Ingenieros No puede desempeñar so cargo pues estaba
ya muy enfermo y fallece el 18 de marzo de 1910.
Desde algún tiempo antes, había comenzado a recolectar sus poe-
sías en un volumen Los Peregrinos de Piedra, Mont, O M Bertani,
1909, que aparece a mediados de 1910 Posteriormente se publicaron
por primera vez sus Obras Completa^ Mont., O. M. Bertani, 1913
XXXVI
CRITERIO DE LA EDICION
i
La ordenación de este volumen de la Obra Poética de Herrera
y Reissig, no responde a la cronología de su producción, sino a
un criterio de valoración representativa de su personalidad Hemos
expuesto en primer plano la obra de su madurez estética, aquella
que, verdaderamente, le confiere su jerarquía en la Posteridad; y
situado en segundo término, en su mayor parte retrospectivo, a que-
lias composiciones menos valiosas, de interés sólo documental, las
más correspondientes a los dos o tres primeros años que anteceden
a su plenitud. Y hemos descartado, por razones implícitas, las más
juveniles, anteriores a su conversión al Modernismo, tales como sus
largos Cantos a Lamartine, Castelar, a España, y otros, de interés
sólo para los eruditos.
Por otra parte, siendo la cronología exacta del conjunto de su
producción muy insegura, hemos preferido seguir en la ordenación
una norma temática y estilística, de acuerdo con 3as mismas líneas
distintas y paralelas de su creación, a través de los escasos diez
años de labor que abarca Así, se juntan en sene única sus "Eglogá-
nimas", añadiéndoles sus "Sonetos Vascos" y sus poemas pastoriles,
que les son afines; igual orden se sigue con la serie completa de
sus "Eufocordias", escritas en diversas fechas; y en la unidad serial
de los "Cromos Exóticos", "La Vida'\ integra con "Desolación Ab-
surda" y **Tertulia Lunática", un tríptico de índole más abstracta
e identidad formal. No era lógico mantener la separación en grupos
distintos de esos poemas de una misma temática y estilo, tal como
aparecieron en la edición postuma, completa, de mis obras, hecha
por Orsmi Bertani, en cinco volúmenes, y ordenada por César Mi-
randa, salvo el primer tomo* Los Peregrinos de Piedra, único
que el propio autor dejara dispuesto para la imprenta íy que tam-
poco se ajusta a orden cronológico).
Consideramos igualmente arbitrarios los títulos y subtítulos de
los distintos volúmenes y partes de aquella edición, como también
algunos que se han introducido posteriormente en algunas antolo-
gías, utilizando de los muchos — en borradores — que el autor
proyectó y barajó en su vida; por lo cual hemos prescindido de ellos.
En la presente edición, se ha seguido la antedicha de Bertani,
depurándola de los que nos parecieron evidentes errores de imprenta
y modernizando la ortografía
Z. F.
xxxvn
OBRAS POETICAS
LOS EXTASIS DE LA MONTAÑA
30NETOS VASCOS - CILES ALUCINADA
LAS CAMPANAS SOLARIEGAS
La Muerte del Pastor
LOS EXTASIS DE LA MONTAÑA
Eglogánimas
EL DESPERTAR
Ahsia y Clons abren de par en par la puerta
Y torpes, con el dorso de la mano haragana,
Restréganse los húmedos ojos de lumbre incierta,
Por donde huyen los últimos sueños de la mañana . •
La inocencia del día se lava en la fontana,
El arado en el surco vagoroso despierta
Y en torno de la casa rectoral, la sotana
Del cura se pasea gravemente en la huerta. . .
Todo suspira y ríe La placidez remota
De la montaña sueña celestiales rutinas
El esquilón repite siempre su misma nota
De grillo de las candidas églogas matutinas
Y hacia la aurora sesgan agudas golondrinas,
Como flechas perdidas de la noche en derrota
[5]
EL REGRESO
La tierra ofrece el ósculo de un saludo paterno
Pasta un mulo la hierba misera del camino
Y la montaña luce al tardo sol de ímierno,
Como una vieja aldeana* su delantal de lino
Un cielo bondadoso y un céfiro tierno
La zagala descansa de codos bajo el pino,
Y densos los ganados, con paso paulatino,
Acuden a la música sacerdotal del cuerno
Trayendo sobre el hombro leña para la cena,
El pastor, cu>a ausencia no dura mas de un día,
Camina lentamente rumbo de la alquería
Al verlo la familia le da la enhorabuena
Mientras el perro, en ímpetus de lealtad amena,
Describe coleando círculos de alegría
[6]
EL ALMUERZO
Llovió Trisca a lo lejos un sol convaleciente,
"Haciendo entre las piedras brotar una alimaña
Y al son de los compactos resuellos del torrente,
Con áspera sonrisa palpita la campaña
Rumia en el precipicio una cabra pendiente,
Una ternera rubia baila entre la maraña
Y el cielo campesino contempla ingenuamente
La arruga pensativa que tiene la montaña
Sobre el tronco enastado de un abeto de nieve,
Ha rato que se aman Damócans > Hebe,
Uno con su cavado reanima las pavesas,
Otro distrae el ocio con platicas sencillas
Y de la misma hortera comen higos y fresas,
Manjares que la Dicha sazona en sus rodillas
[7]
LA SIESTA
No late más que un único reloj el campanario,
Que cuenta los dichosos hastíos de la aldea,
El cual al sol de Enero agriamemente chispea,
Con su aspecto remoto de viejo refractario
A la puerta, sentado se duerme el boticario
En la plaza yacente la gallina cloquea
Y un tronco de ojaranzo arde en la chimenea,
Junto a la cual el cura medita su breviario
Todo es paz en la casa Un cielo sin rigores,
Bendice las faenas, reparte los sudores
Madres, hermanas, tías, cantan lavando en rueda
Las ropas que el Domingo sufren los campesinos
Y el asno -vagabundo que ha entrado en la vereda
Huye, soltando coces, de loa perros vecinos
[8]
LA VELADA
La cena ha terminado legumbres, pan moreno
Y uvas aún lujosas de virginal rocío
Rezaron ya La luna nieva un candor sereno
Y el lago se recoge con lácteo escalofrío
El anciano ha concluido un episodio ameno
Y el grupo desanudase con un placer cabrio ,
Entre tanto, alia fuera, en un silencio bueno,
Los campos demacrados encanecen de frío
Lux canta L>dé corre Palemón anda en zancos
Todos ríen La abuela demándales sosiego
Anfión, el perro, inclina, junto al anciano ciego,
Ojos de lazarillo, familiares y francos,
Y al son de las castañas que saltan en el fuego
Palpitan al unísono sus corazones blancos
[9]
EL ALBA
Humean en la vieja cocina hospitalaria
Los rústicos candiles Madrugadora leña
Infunde una sabrosa fragancia lugareña,
Y el desayuno mima la vocación agraria ,
Rehota en los collados la grita rutinaria
Del boyero que a ratos deja la vunta y sueña
Filis prepara el huso Tetis, mientras ordeña,
Ofrece a Dios la leche blanca de su plegaria
Acongojando el \alle con sus beatos nocturnos,
Salen de lo* establos, lentos y taciturnos,
Los ganados La joven brisa se despereza
Y como una pastora, en piadoso desvelo,
Con sus ojos de bruma, de una dulce pereza,
El Alba mira en éxtasis las estrellas del cielo
C 10]
LA VUELTA DE LOS CAMPOS
La tarde paga en oro divino las faenas
Se \en limpias mujeres vestidas de percales,
Trenzando sus cabellos con tilos y azucenas
O haciendo sus laborea de aguja, en los umbrales
Zapatos claveteados y báculos y chales
Dos mozas con sus cantaros se deslizan apenas
Hu>e el \uelo sonambulo de las horas serenas
Un suspiro de Arcadia peina los matorrales
Cae un silencio austero. Del charco que se nimba
Estalla una gangosa balada de marimba
Los lagos se amortiguan con espectrales lampos,
Las cumbres, ya quiméricas, corónanse de rosas «,
Y humean a lo lejos las rutas pohorosas
Por donde los labriegos Tegresan de los campos
4
[11]
LA HUERTA
Por la teja inclinada de las rosas techumbres
Descienden en silencio las horas El bochorno
Sahuma con bucólicas fragancias el contorno
Ufano como nunca de vistosas legumbres
Hécuba diligente da en reparar las lumbres
Llegan por el camino cánticos de retorno
Iris, que no \e casi, abandona su torno,
Y buspira a la tarde, libre de pesadumbres
Obscurece Una mística Majestad unge el dedo
Pensativo en los labios de la noche sin miedo •
No llega un solo eco, de lo que al mundo asombra,
A la almohada de rosas en que sueña la huerta
V en la sana \ivienda se adivina la sombra
De un orgullo que gruñe como un perro a la puerta
[12]
CLAROSCURO
En el dintel del cielo llamó por fin la esquila
Tumban las carrasqueñas voces de los arrieros
Que el eco multiplica por cien riscos y oteros,
Donde laten bandadas de pañuelos en fila,
El humo de las chozas sube en el aire lila,
Las \acas maternales ganan por los senderos,
Y al hombro sus alforjas, leñadores austeros,
Tornan su gesto opaco a la tarde tranquila
Cerca del Cementerio, — más allá de las granjas, —
El crepúsculo ha puesto largos toques naranjas
Almizclan una abuela paz de las Escrituras
Loa vahos que trascienden a vacunos y cerdos .
Y palomas violetas salen como recuerdos
De las \iejas paredes arrugadas y obscuras
[13]
LA IGLESIA
i
En un beato silencio el recinto vegeta
Las vírgenes de cera duermen en su decoro
De terciopelo lívido y de esmalte incoloro
Y San Gabriel se hastía de soplar la trompeta
Sedienta abre su boca de mármol la pikta
Una vieja estornuda desde el altar al coro
Y una legión de átomos sube un camino de oro
Aéreo , que una escala de Jacob interpreta
Inicia sus labores el ama reverente
Para saber si anda de buenas San Vicente
Con tímidos arrobos repica la alcancía
Acá y alia maniobra después con un plumero,
Mientras por una puerta que da a la sacristía,
Irrumpe la gloriosa turba del gallinero
[14]
EL CURA
Es el Cura Lo han visto las crestas silenciarias
Luchando de rodillas con todos los reveses,
Salvar en pleno invierno los riesgos montañeses
0 trasponer de noche las rutas solitarias
De su mano propicia, que hace crecer las mieses,
Saltan como sortijas gracias involuntarias,
Y en su asno taumaturgo de indulgencias plenarias,
Hasta el umbral del cielo lleva a sus feligreses
El pasa del hisopo al zueco y la guadaña,
El ordeña la prodiga ubre de su montaña
Para encender con oros el pobre altar de pino,
De sus sermones fluyen suspiros de albahaca
El único pecado que tiene es un sobrino
Y su piedad humilde lame como una vaca
[15]
LA LLAVERA
Viste el hábito rancio y habla ronco en voz densa,
Sigue un perro la angustia de su sombra benigna,
Mascullando sus votos, reverente, consigna
Un espectro achacoso de rutina suspensa
Al repique doméstico de sus llaves, se piensa
En las brujas de Rembrandt Sin embargo es tan digna
Que Luzbel la chamusca, por lo cual se persigna
Y con aguas benditas neutraliza la ofensa
Ella sabe la historia de los Santos Patrones,
De Syllabus, de ritos y de Kineleysones
Ella sufre nostalgias sordas del Santo Oficio
En la gloria del Padre será libre de expurgo
Y se tiene por cierto que en la Noche del Juicio
Dará fe de los buenos parroquianos del burgo
[16]
EL CONSEJO
El Astrónomo, el vate y el mentor se han reunido ♦
La montaña recoge la polémica agreste,
Y en el aire sonoro de campana celeste,
Las tres voces retumban como un solo latido
Conjeturan íiebrosos del principio escondido
Luego el mago predice la miseria y la peste,
El poeta improvisa, mientras, vuelto al Oeste,
El astrónomo anuncia que en Híspanla ha llovido
Ebrios de la divina majestad del tramonto,
Los discursos se agravan Es ja noche De pronto,
Arde en fuga una estrella Interrogan sua rastros
Cual mil ojos abiertos al Enigma Infinito
Se hace triple el silencio del consejo erudito
Dedos entre la sombra se atoan hacia los astros
[17]
LA NOCHE
La noche en la montaña mira con ojos viudos
De cierva sin amparo que vela ante su cria,
Y como si asumieran un don de profecía.
En un sueño inspirado hablan los campos rudos
Rayan el panorama como espectros agudos,
Tres álamos en éxtasis Un gallo desvaría,
Reloj de medianoche La grave luna amplia
Las cosas, que se llenan de encantamientos mudos
El lago azul de sueño, que ni una sombra empaña,
Es como la conciencia pura de la montaña
A ras del agua tersa, que riza con su aliento,
Albino, el pastor loco, quiere besar la luna
En la huerta sonámbula vibra un canto de cuna
Aullan a los diablos los perros del convento
1 18 3
EL ANGELUS
Salpica, se abre, humea, como la carne herida,
Bajo el fecundo tajo, la palpitante gleba,
AI ritmo de la yunta tiembla la corva esteva,
Y el vientre del terruño se despedaza en vida
Improba y larga ha sido como nunca la prueba
La mujer, que afanosa preparo la comida,
En procura del amo \iene como abstraída,
Dando al pequeño el Ubio, dulce licor que nieva
De pronto, a la campana, todo el valle responde
La madre de rodillas su casto seno esconde,
Detiénese el labriego y se descubre, y arde
Su mirada en la súplica de piadosos consejos .
Tórnanse al campanario los bueyes A lo lejos
El estruendo del río emociona la tarde
[10]
LAS HORAS GRAVES
Sahúmase el villaje de olores a guisados,
El parraco en su muía pasa entre reverencias,
Laten en todas partes monótonas urgencias,
Al par que una gran calma inunda los sembrados
Niñas en las veredas cantan En los porfiados
Cascotes de la vía gritan las diligencias,
Mientras en los contornos, zumba, hacia las querencias,
El cuerno de los viejos pastores rezagados
Lilas, violadas > lóbregas, mudables como ojeras,
Las rutas, poco a poco, aparecen distintas,
Cuaja un 9ilencio obscuro, alia por las praderas
Donde cantando el día se adormeció en sus tintas
Y adioses familiares de gritas lastimeras
Se cambian al cerrarse las puertas de las quintas
[20]
LA FLAUTA
Tinta entre algodones húmedos la arboleda
La cumbre está en un blanco éxtasis idealista,
Y en brutos sobresaltos, como ante una imprevista
Emboscada, el torrente relinchando rueda
Todo es grave En las cañas sopla el viento flautista
Mas súbito, rompiendo la invernal humareda,
El sol tras de los montes, abre un telón de seda,
Y ríe la mañana de mirada amatista
Cien iluminaciones, en fluidos estambres,
Perlan de rama en rama, lloran de los alambres
Descuidando el rebaño, junto al cauce parlero,
Upilio se confía dulcemente a su flauta,
Sin saber que de amores, tras un álamo, incauta,
Contemplándole Fíüda muere como un cordero
[21]
LOS PERROS
El olivo y el pozo Dormida una aldeana
En el brocal A un lado la senda viajadora,
Y un hombre paso a paso todo lo que a la hora
Suspira una e\ angélica gracia samantana
El sol es miel la brisa pluma > el cielo pana
Y el monte, que una eterna candidez atesora
Ríe como un abuelo a la joven mañana,
Con los mil pliegues rústicos de su cara pastora
Pan v frutas ingenuos desayunos frugales
Mientras que lo* pastores huelgan de sus pradiales
Fatigas o se lavan en los remansos tersos,
Maniobran hacia el valle de tímpanos agudos,
Los celosos instintos "Se los perros lanudos,
De voz ancha, que integran los ganados dispersos»
IDILIO
La sombra de una nube sobre el césped recula,.
Aclara entre montañas rosas la carretera
Por donde un coche antiguo de tintinante muía,
Llena de ritornelos la tarde placentera
Hundidos en la hierba gorda de la ribera,
Los vacunos solemnes satisfacen su gula,
Y en lácteas vibraciones de ópalo, gesticula
Alia, bajo una encina, la mancha de una hoguera
Edipo y Diana, jóvenes libres de la campiña,
Hacen testigo al fuego de sus amores sabios,
Con gestos y pelliscos recélance de agravios,
Mientras el finge un largo mordisco, ella le guiña
Y así las horas pasan en su inocente riña,
Como una suave pluma por unos bellos labios 1
[23]
EBRIEDAD
Apurando la cena de aceitunas y nueces,
Luth y Cloe se cambian una tersa caricia,
Beben luego en el hoyo de la mano, tres veces,
Kl agua azul que el cielo dio a la estación propicia
Del corpino indiscreto, con ingenua malicia,
Ella deja que alumbren púberas redondeces
Y mientias Luth en éxtasis gusta sus embriagueces,
Cloe los bucles pálidos del amante acaricia
Anochece Una bruma violeta hace vagos
El aprisco y la torre, la montaña y los lagos
Sofocados de dicha, de fragancias y trinos,
Ella calla y apenas el suspiraba ¡Oh Cloe*
Mas de pronto se abrazan al sentir que un oboe
Interpreta fielmente sus silencios dmnos r
[24]
LAS MADRES
Verde luz y heliotropo en los amplios confines
El cielo, paso a paso, deviénese incoloro ,
En la fuente decrepita iza un iris canoro
La escultura musgosa de los cuatro delfines.
Suena, de roca en roca sus candidos trin trines
La vagabunda esquila del rebaño, y en coro,
Ante Dios que retumba en la tarde, urna de oro,
Los charcos panteistas entonan sus maitines
Y a gra\e paso acuden, por los senderos todos,
Gentes que rememoran los antiguos éxodos
Mujeres matronales de perfiles obscuros,
Cuyas carnes a trébol y a tomillo trascienden,
Ostentando el pletónco seno de donde penden
Sonrosados infantes, como frutos maduros
[25]
LOS CARROS
Mucho antes que el agrio gallinero, acostumbra
A cantar el oficio de la negra herrería,
Husmea el boticario, abre la barbería
En la plaza hay tan sólo un farol (que no alumbra)
A través de la sórdida nieve que apesadumbra,
Los bueyes del cortijo aran la cercanía,
Y en gesto de implacable mala estación, el guía
Salpica de improperios rurales la penumbra
Mientras, duerme la villa señorial Los amores
Ue la fuente se lavan en su mármol antiguo,
Y bajo el candoroso astro de los pastores,
Ungiendo de añoranzas el sendero contiguo,
Pasan silbidos lentos v aires de tiempo ambiguo,
En tintinambulantes carros madrugadores
[26]
LA DICHA
Todas — blancas ovejas fieles a su pastora —
Recogidas en torno del modesto santuario,
Agrúpanse las pobres casas del vecindario,
En medio de una dulce paz embelesadora
La buena grey asíate a la misa de aurora
Entran gentes obscuras, en la mano el rosario,
Bendiciendo a los niños, pasa el pulcro vicario
Y detrás la llavera, siempre murmuradora
Se come el santuario musgoso la borrica
Del doctor, que indignado un sochantre aporrea
Transparente, en la calle principal, la botica
Sugestiona a las moscas la última panacea
Y al "ras" de su cuchillo cirujano, platica
El barbero intrigante folletín de la aldea*
[27]
5
BUEN DÍA
"Do re mi fa" de un piano de vidrio en el follaje ,
Regalase la brisa de un sicro olor a hinojos,
Y protegiendo el dulce descanso del villaje,
Vela el paterno cielo con un billón de ojos
Lumbres en la montaña vuelcan sobre el paisaje
Claroscuros cromaticos y vagos infrarrojos,
Pulula en monosílabos crescendos un salvaje
Rumor de insectos, ladran perros en los rastrojos
De súbito, el sereno, en trasnochado canto,
Pregona "Son las cinco Tal como por encanto,
De gárrulas comadres y vírgenes curiosas,
Revrven los umbrales , y noche todavía,
Cruzan de boca en boca los ingenuos "buen día",
Como hilos de alegre rocío entre las rosas
[28]
EL SECRETO
Se adoran Timo atiende solicita al gobierno
De su casuca blanca Bión a sus pocas reses
Y bajo la tutela de días sin reveses,
Amor retoza y medra como un cabrito tierno
Con casta dicha, Timo, en el claustro materno,
Siente latir un nuevo corazón de tres meses
Y sueña, en sus obscuros arrobos montañeses,
Que la penetra un rayo del Dinamismo Eterno
Ante el amante, presa de ardores purpurinos,
Se turba y el secreto tiembla en sus labios rojos
Huye, torna, sonríe, se oculta entre los pinos ,
Bión calla, pero apenas descifra sus sonrojos,
La estrecha, y en un beso pone el alma en sus ojos
Donde laten los últimos ópalos vespertinos
C2»]
EL DOMINGO
Te anuncia un ecuménico amasijo de hogaza,
Que el instinto del gato incuba antes que el horno
La grey que se empavesa de sacrilego adorno,
Te sustancia en un módico pavo real de zaraza >
Un rezongo de abejas beatifica y solaza
Tu sopor que no turban ni la rueca ni el torno
Tú irritas a los sapos líricos del contorno,
Y plebeyo te insulta doble sol en la plaza
Oh Domingo 1 La infancia de espíritu te sueña,
Y el pobre mendicante que es el que más te ordeña
Tu genio bueno a todos cura de los ayunos,
La Misa te prestigia con insignes vocablos
Y te bendice el beato rumiar de los vacunos
Que sueñan en el tímido Bethlem de loa establos 1
[30]
PANTEO
Sobre el césped mullido que prodiga su alfombra,
Job, el Mago de acento bronco y de ciencia grave,
Vincula a las eternas maravillas su clave,
Interroga a los astros y en voz alta les nombra
El discurre sus signos El exulta y se asombra
Al sentir en la frente como el beso de un a\e,
Pues los astros le inspiran con su aliento sua\e
Y en perplejas quietudes se hipnotiza de sombra
Todo lo insufla Todo lo desvanece el hondo
Silencio azul, el bosque, la Inmensidad sin fondo
Trasubstanciado el siente como que no es el mismo,
Y se abraza a la tierra con arrobo profundo
Cuando un grito, de pronto, estremece el abismo
Y es que Job ha escuchado el latido del mundo 1
[31J
LA MISA CANDIDA
Jardín de rosa angélico, la tierra guipuzcoana'
Edén que un Fra Domémco soñara en acuarelas
Los hombres tienen rostros vírgenes de manzana,
Y son las frescas mozas óleos de antiguas telas
Fingen en la apretura de la calleja aldeana,
Secretearse las casas con chismosas cautelas
Y estimula el buen ocio un tnn-tnn de campana,
Un pum pum de timbales y un fron-fron de vihuelas
Oh campo siempre niño* Oh patria de alma proba r
Como una virgen, mística de tramonto, se arroba
A\es s mar, bosques todo ruge, solloza y trina
Las Bienaventuranzas sin código y sin reyes
Y en medio a ese sonámbulo coro de Pallestrina,
Oficia la apostólica dignidad de los bueyes f
[32]
LA ZAMPOÑA
Lux no alisa el corpino, ni presume en la moña;
Duda y calla cruelmente, y en adustos hastíos
Sus encantos se apagan con dolientes rocíos,
Y su alma en precoces desalientos, otoña
Job también hace tiempo receloso empozoña
Sus ariscos afectos con presuntos desoíos
Y a la luna y durante los ocasos tardíos,
Da en contar sus dolencias a la buena zampoña
En casa, las amigas de Lux le hacen el santo,
*La obsequian y la adulan Bulle la danza, en tanto
Lux ríe Su hermosura esa noche destella
Mas de pronto se vuelve con nervioso desvelo,
La cabeza inclinada y los ojos al cielo,
Pues ha oído que llora la zampoña por ella 1
[33]
LA ESCUELA
Bajo su banderola pertinente, la escuela
Bate con aleluyas de gorrión lugareño,
Y chatos de modorra, endosados a un leño,
Unos tristes jamelgos dicen la clientela
Desde el pupitre, rígido el preceptor recela
Por el decoro unánime mas, estéril empeño,
Amasando el "morrongo" cabecea su sueño
Lo que escurre conatos sordos de francachela
Entona su didáctica de espesas digestiones,
A cada rato un riego enorme de oraciones
Aunque, a decir lo ju^to, su ciencia es harto exigua,
La palmeta y la barba le hacen expeditivo
Y entre la grev atónita, dómine equitativo,
Rebaña su mirada llena de luz antigua
[34]
GALANTERIA INGENUA
A través de la bruma invernal y del limo,
Tras el hato, Fonoe cabra la senda terca,
Mas de pronto, un latido dícela que él se acerca
Y en efecto oye el silbo de Melkmpo su primo
A la llama, el coloquio busca sabroso arrimo,
Luego inundan sus fiebres en la miel de la alberca,
Hasta que la incitante fruta de ajena cerca
Les brinda la luz verde dulce de su racimo
Después ríen de nada 1 para qué tendrán boca 9
Y, por fin — Dios lo quiso — él, de espaldas la choca
Y la estriega y la burla, ya que Amor bien maltrata ,
Y ella en púdicas grimas, con dignidades tiernas
De doncellez, se frunce el percal que recata
La primicia insinuante de sus prósperas piernas
[35]
EL GUARDABOSQUE
La mesnada que aulle o la sierpe se enrosque,
Vela impávido, y solo que un mal sueño lo exija,
Suspicaz como un gato, duérmese el guardabosque
Con su brazo de almohada y el buen sol por cobija
Él se mira en su selva como un padre en su hija
Y aunque cruja la nieve y aunque el cielo se enfosque
La primera instantánea del Oriente lo fija
Como a un genio hieratico, Sacerdote del bosque
Los Domingos visita la cocina del noble,
Y al entrar, en la puerta deja el palo de roble
De jamón y pan duro y de lástimas toscas
Cuelga al hombro un surtido y echa a andar taciturno ,
Del cual comen, durante la semana, por turno
El, los gatos y el perro, la consorte y las moscas
[36]
EL BAÑO
Entre sauces que velan una anciana casuca,
Donde se desvistieran devorando la risa,
Hacia el lago, Foloe, Safo y Ceres, de prisa
Se adelantan en medio de la tarde caduca
Atreve un pie Foloe, bautízase la nuca
Y ante el espejo de ámbar arróbase indecisa,
Meneando el talle, Safo respinga su camisa
Y corre, mientras Ceres gatea y se acurruca
Después de agrias posturas y esperezos felinos,
Gimiendo un jay T glorioso se abrazan a las ondas,
Que críspanse con lúbricos espasmos masculinos .
Mientras, ante el misterio de sus gracias redondas,
Loth, Febo y David, púdicos tanto como ladinos,
Las contemplan y pálidos huyen entre las frondas
[37]
EL LABRADOR
Cual si pluguiese al Diablo — vaya un decir — engorda
El granero vecino con la triple cosecha
Y aunque el jura y zuequea, esta arcilla maltrecha
Sigue siendo madrastra o que realmente es sorda
Mas con todo "¿Aire rubios 1 " — tesonero barbecha,
Y bien que el medro esquivo no es una vaca gorda,
A Dios gracias la era patrimonial desborda
Cuanto para ir capeando la estación contrahecha
Y mientras el probable rendimiento calcula,
Con un pan de la víspera entretiene su gula
Sabe un gusto a consorte en la masa harto linda,
Por lo cual en domésticas bendiciones se arroba
Y con ojos de humilde Lázaro, el terranova
Atisba las migajas que a intervalos le brinda
[38]
LA GRANJA
Monjas blancas y Lías de su largo convento,
Las palomas ofician vísperas en concilio,
Y ante el Sol que, custodia regia, bruñe el idilio,
Arrullan al milagro vivo del Sacramento
Una vil pesadumbre, solemne en su aspaviento
Suntuoso, ubica el pavo Gran Sultán en exilio
El disco de los cisnes sueña Renacimiento,
Mármoles > serenos éxtasis de Virgilio
Con pulida elegancia de Tenorio en desplante,
Un Aramís erótico, fanfarrón v galante,
El gallo erige Oh huerto de la dicha sin fiebre'
No faltan más que el agua bendita y el hisopo,
Para mujir las candidas consejas del pesebre
Y cacarear en ronda las fábulas de Esopo
[39]
OTOÑO
La druídica pompa de la selva se cubre
De una gótica herrumbre de silencio y estragos,
Y Cibeles esquiva su balsámica ubre,
Con un hilo de lágrimas en los parpados vagos
Sus cabellos de místico azafrán llora Octubre
En los lívidos ojos de muaré de los lagos
Las cigüeñas exodan Y los buhos aciagos
Ululuan la mofa de un presagio insalubre
Tras de la cabalgata de metal, las traillas
Ladran a las casacas rojas y a las hebillas
El cuerno muje Todo ríe de austera corte
El abuelo Silencio trémulo se solaza
Y zumba la leyenda ecuestre de la caza,
En medio de un hieratico crepúsculo del Norte
EL MONASTERIC
A una menesterosa disciplina sujeto,
Él no es nadie, él no luce, él no vive, él no medra
Descalzo en dura arcilla, con el sayal escueto,
La cintura humillada por borlones de hiedra „
Ahatido en sus muros de rigor y respeto,
Ni el alud, ni la peste, sólo el Diablo le arredra,
Y como un perro huraño, él muerde su secreto,
Debajo su capucha centenaria de piedra
Entre sus claustros húmedos, se inmola día y noche
Por ese mundo ingrato que le asesta un reproche .
Inmóvil ermitaño sin gesto y sin palabras,
En su cabeza anidan cuervos y golondrinas,
Le arrancan el cabello de musgo algunas cabras
Y misericordiosas le cubren la9 glicinas
LA CATEDRA
De pie, entre sus discípulos y las torvas montañas,
El Astrónomo enuncia todo un oleo erudito
El explica el pentagrama del Arcano Infinito,
El amor de los mundos y las fuerzas extrañas
Con preguntas que inspiran las nocturnas campañas,
Lo sumerje en hipótesis el pastor favorito
El mistena v de nue^o, en un gesto inaudito
Lo Absoluto discurre por sus barbas hurañas
De pronto, suda y tiembla, pahdo ante el Enigma •
El eco que traduce una burla de estigma,
Le sugiere la estéril vanidad de su ciencia
Su \oz, como una piedra, tumba en la inmensa hora
Arrodillase, y sobre su contrita insolencia
Guiña la eterna y muda comba interrogadora
[42]
EXTASIS
Bión y Lucma, émulos en fervoroso alarde,
Permútanse fragantes uvas, de boca a boca,
Y cuando Bión ladino la ebria fruta emboca
Finge para que el juego lánguido se retarde
Luego ante el oportuno carillón de la tarde,
Que en sus almas, perdidas inocencias evoca,
Como una corza tímida tiembla el amor cobarde,
Y una paz de los cielos el instinto sofoca
Después de un tiempo inerte de silencioso arrimo,
En que los dos ensayan la insinuación de un mimo,
Ella lo invade todo con un suspiro blando,
Y él, que como una esencia gusta el sabroso fuego,
Ra) a un beso delgado sobre su nuca, y ciego
En divinos transportes la disfruta soñando r
6
[43]
ILUMINACION CAMPESINA
Alternando a capricho el candor de sus prosas,
Ruth sugiere a la cítara tan augustos momentos !
Y Fanor en su oboe de aterciopelamientos
Plañe bajo el ocaso de oro y de mariposas
Ante el genio enigmático de la hora, sedientos
De imposible y quimera, en el aire de rosas,
Pnnen largo silencio sobre los instrumentos,
Para soñar la eterna música de las cogas
Largas horas, en trance de eucarísticos miedos,
Amortiguan los ojos y se enlazan los dedos
— Dulce amigo 1 — ella gime, > Fanor — Oh mi amada 1
Y la noche inminente lame sus mansedumbres
De pronto, como bajo la varilla de un hada,
Fuegos, por todas partes, brotan sobre las cumbres
1904
[441
EL TEATRO DE LOS HUMILDES
Es una ingenua página de la Biblia, el paisaje
La tarde en la montaña, moribunda se inclina,
Y el sol un postrer lampo, como una aguja fina,
Pasa por los quiméricos miradores de encaje
Un vaho de infinita guturación salvaje,
De abstrusa disonancia, remonta a la sordina ♦
La noche dulcemente sonríe ante el villaje,
Como una buena muerte a una conciencia albina
Sobre la gran campaña verde azul y aceituna,
Se cuajan los apriscos en vagas nebulosas,
Cien estrellas lozanas han abierto una a una,
Rasca un grillo el silencio perfumado de rosas»
El molino en el fondo, abrazando la luna,
Inspira de romántico viejo tiempo las cosas
[45]
ÉL DINTEL DÉ LA VIDA
Oh, la brega que jacta de viruta y de pieles 1
Las espesas comadres mascan livianas prosas,
Y en proverbiales éxodos promiscúan las jocosas
Diligencias, su carga, bajo los> cascabeles
Ah, dicha analfabeta sin resabios, m hieles 1
El rudo pan del Cielo sabe a tomillo y rosas
Ah, bañarse en la atónita desnudez de las cosas,
Y morir en los brazos de la buena Cibeles *
Oh, mañana inefable de la Vida* Oh, la franca
Risa como de leche de la conciencia blanca 1
Ante el alba inocente — no bien la noche fuga —
Se abre, entre la hierba viciosa de sus calles,
La dulce aldea blanca violeta de los valles,
Siempre dichosa y siempre buena porque madruga
£46]
CLAROSCURO
Son campos solariegos Tal vez, ay r ese muro
Algún idilio trágico en su orfandad recuerde,
Y la hiedra rmsaritropa que su mármol remuerde,
Dio sombra al gran Virgilio o a Lamartine tan puro 1
El viejo caserío, chato, de aspecto duro,
Allá en los accidentes, sonambulo, se pierde,
Y la pradera huraña mira, en éxtasis verde,
Al monte que en el cielo enfosca un gesto oscuro
La siembra su chillona, rústica pompa viste
En pañuelos pictóricos, que \an hasta los cerros,
Bordados de hortalizas de Uno, mies y alpiste
Y en tanto, entre las roncas alarmas de los perros,
El tren se hunde en el túnel, como un ciclón de fierros,
El llanto de una gaita vuelve la tarde triste
[47]
LA PROCESION
El señor Cura, impuesto de sus oros sagrados
Acaudilla al piadoso rebaño serraniego,
En voz alta exorcisa los demonios, y luego
Salpica de agua santa las siembras y los prados
Corean cien ladridos la procesión Por grados,
Las músicas naufragan en el ancho sosiego
Todo vuelve al divino mutismo solariego
Gentes, rebaños, eras, parroquias y collados
La emoción del crepúsculo pesa solemnemente
Pájaros en triángulos vuelan sobre el torrente
De cuando en cuando gime con unción oportuna,
La inválida miseria de un viejo carricoche
Todo es grave El castillo encantado de luna,
Llena de cuentos de hadas los campos y la noche
[48]
EL BURGO
Junto al cielo en la cumbre de una sierra lampiña,
Tal como descansando de la marcha se sienta
El burgo, con su iglesia, su molino y su venta,
En medio a un estridente mosaico de campiña
Regalase de oxigeno, de nuez sana y de pina
Rige chillonamente gitana vestimenta
Chales de siembra* rosas y una carga opulenta
De ágatas, lapislázulis y collares de viña
Naturaleza pródiga lo embriaga de altruismo,
El campo es su filosofo, su ley el catecismo
Fieramente embutido en sus costumbres hoscas,
Por vanidad ni gloria mundanas se encapricha,
Tan cerca esta del cielo que goza de su dicha,
Y se duerme al narcótico zumbido de las moscas
r«3
LA VENDIMIA
Mordiscan las tijeras con apáticos mimos,
En un brillo piadoso, por los pámpanos ciegos,
Carbunclos y esmeraldas, gemas de extraños fuegos,
Desmayan sobre el cesto, en engarces opimos .
La rendición copiosa — premio de cien trasiegos —
Licencia enhorabuena los galantes arrimos ,
Y ufanadas las mozas con lustrosos racimos
Trenzan cucas muñeiras y fandangos manchegos
Es ya noche Prismáticas transparencias de uvas
Rutilan en las fauces borrachas de las cubas
Y mientras Pan despierta himnos entre los saúcos
« — Ebria de lacrimosos frutos la frente eximia —
Como al cuerno propicio de Baco, — la Vendimia,
Hacia la luna joven, abre sus ojos glaucos
INVIERNO
El invierno embalsama, con sugestión de faustos
Emolientes, las cosas Ebria por el ventisco,
La luna sesga en postuma decrepitud su disco
De azogue, que hipnotiza los predios inexhaustos
La casa 8e reposa Se ove el balar arisco,
Como una pesadilla de clamores infaustos,
En duelo de quien sabe qué antiguos holocaustos
Que lloran en el alma cristiana del aprisco
Riendo ante la bella Neith que su prez modula,
El viejo una gloriosa lágrima disimula
Por fin, la besa y luego que solemne la escruta,
Úngela de tabaco, y su dicha completa
Picándola en su barba las mejillas de fruta,
Que aterciopela un vello brumoso de violeta
tai]
LA CASA DE DIOS
Flamante con su» gafas sin mucho» retintines,
Ataca a sus enfermos el medico cazurro
Al bien forrado, es lógico, lo cura con latines,
Y en cuanto al pobre, rápido receta desde el burro
Como antes, la acequia comenta en parlanchines
Borbollones el mismo confidencial susurro,
La orquesta del Casino, de un arpa y tres flautines,
Descerraja una polca contra el coro baturro
El pueblo ronca viejas credenciales de gloria
Bastiones y acueductos con sus barbas de historia,
Una escuela sin bancos y un hospicio en la cumbre,
Cnpta9 y humilladero» con medrosos retablos» ♦
Y en los mismos dinteles, bajo un fanal sin lumbre,
Una gran Cruz de fierro para ahuyentar los diablos
I 32 ]
EL GENIO DE LOS CAMPOS
Por donde humea el último arado en los cultivos,
Agrias interjecciones el eco desentona
De tarde en tarde el ámbito trasunta en su bordona
La égloga que sueñan los campos subjetivos.
Alamos oxidados y sauces compasivos
Aldeanas con cestos de fruta Una amazona
El silencio en la inerte Cartuja congestiona
De mística Edad Media los panoramas vivos
Insinúase un vaho de fresales maduros,
Con sabrosas resmas y \iolentos sulfuros «
Bajo el vetusto puente, clásica linfa corre,
Holgándose entre vegas de ópalo y de raso,
Mientras, muecin sonámbulo, la esquilo de la torre
Traspasa de ultratumba y de Dios el ocaso»
[53]
EL ESPEJO
Se hunden en una Borda crisis meditabunda
El oca9o suaviza los últimos enojos,
Y Neith enjuga el oro liquido de sus ojos,
Triste como su hermana, la tarde moribunda «
Conspira en acres vahos la insinuación fecunda
De la Naturaleza, por siembras y rastrojos,
Y ellos, que ora se brindan flores en vez de abrojos,
Suman entrelazados una unidad profunda
Largamente, idealmente, como un sacro beleño,
Bión la apura de un beso hasta el fondo del sueño
Por no verla, en procura de un instante de calma,
Cierra luego los ojos, declinando en el hombro
La armoniosa cabeza, y oh' dulcísimo asombro
Como en un claro espejo, la contempla en el alma.
LA CASA DE LA MONTAÑA
Ríe estridentes glaucos el valle, el cielo franca
Risa de azul, la aurora ne su nsa fresa,
Y en la era en que ríen granos de oro \ turquesa,
Exulta con cromático relincho una potranca
Sangran su risa flores rojas en la barranca,
En sol y cantos ne hasta una obscura huesa,
En el hogar del pobre ríe la limpia mesa,
Y allá sobre las cumbres la eterna risa blanca
Mas nada ríe tanto, con risas tan dichosas,
Como aquella casuca de corpino de rosas
Y sombrero de teja, que ante el lago se alma
Quién la habita 9 Se ignora Misteriosa > huraña
Se esta lejos del mundo sentada en la montaña,
Y ríe de tal modo que parece una niña
[55]
CANICULA
Labora la coqueta falange rusticana
Que se prepara el sábado para lucir en misa
Zumba la pedrería musical siempre a prisa,
De la colmena Un grillo cri-cra entre la ventana
La tarde suda fuego No cesa la roldana
La gente en los sembrados anda esta vez remisa,
Y hasta la dócil yunta, al aguijón sumisa,
Obedece, por cierto, que de muy mala gana
Holgando breves horas en la estación que enerva,
Zagales y zagalas se unen sobre la hierba
Ellas descuidan blancas florescencias carnales,
Que muestran, aguas puras, su interior sin mancilla
Cantan, juegan, y todos son un alma sencilla,
Tal como en las desnudas épocas fraternales
[56]
DOMINUS VOBISCUM
Bosteza el buen Domingo, zángano de semana
El trapero del burgo ronda las callejuelas,
Y enluta el Seminario, en dos sordas estelas,
Su desfile simétrico^ de una misma sotana
Junto a la fuente, donde chocan *us castañuelas
Los sapos, el "elenco" debuta en la tartana,
Y beato sobre tantas mansedumbres abuelas,
El cielo inclina un gesto de bendición cristiana
Dos turistas, muñecos rubios de rostro inmóvil,
Maniobran la visita de un fogoso automóvil
Con su lente y sus frascos > su equipo de viaje,
Investiga el zootécnico, profesor de lombrices,
Y a su \era, dos chicos, en un gesto salvaje,
Atisban, con los húmedos dedos en las narices
[57]
BOSTEZO DE LUZ
Cien fugas de agua viva rezan a la discreta
Ventura de los campos sin lábaro v sin tronos
El incienso sulfúrico que arde por los abonos,
Se hermana a los salobres yodos de la caleta
Con sus densos perfiles y sus abruptos conos,
A lo lejos, la abstracta serranía concreta
Una como dormida tormenta violeta
Que el crepúsculo pnsma de enigmáticos tonos
Silencio Una gran silencio que anestesia y que embruja,
Y una supersticiosa soledad de Cartuja
Ripian en la plazuela sobre el único banco,
£A señor del Castillo con su galgo y su rifle
Y alia en la carretera que abre un bostezo blanco
Se duerme la tartana lerda del mercachifle
[56]
EL AMA
Erudita en legías, doctora en la compota
Y loro en los esdrújulos latines de la misa,
Tan ágil viste un santo, que zurce una camisa,
En medio de una impávida circunspección devota
Por cuanto el señor cura es más que un hombre, flota
En el naufragio unánime su continencia lisa
Y un tanto regañona, es a la ve/ sumisa,
Con los cincuenta nrviernos largos de su derrota
Hada del gallinero Genio de la despensa
Ella en el paraíso fia la recompensa
Cuando alegran sus vinos, el vicario la engríe
Asustándole en chanza las pomposas casullas
Y en sus manos canónicas, golondrinas y grullas
Comulgan los recortes de las hostias que fríe
7
[59]
EXHALACION SUPREMA
Bajo el regio crepúsculo de oro azul y grosella,
Titiro en la dulzaina solemniza su cuita,
Mientras Lux taciturna de idilio en la hora aquella,
Bajo los abedules, solo por él palpita
Lux delira, en su alma ha nacido una estrella,
A&pirando esa música tan honda ) exquisita,
Que evapora un suspiro de la tarde infinita,
Con todo lo que calla de mas sublime en ella
En su seno de virgen, late Amor un impronto
De ansiedad que la axfisia Es )a noche De pronto,
La dulzaina solloza un adiós mortecino,
Y silencia ante el éxtasis de los lagos a/ules
Ha muerto un alma blanca bajo los abedules
Voces inteiraitentes zumban en el camino
[60]
EL ENTIERRO
Cuatro rudos gañanes, sobre el hombro herculoso
Sustentan el humilde féretro descubierto
El cura ronca el salmo del eterno reposo,
Y redobla la esquila desde el valle hasta el huerto
Las melenas \ oleadas de dolor, con incierto
Ritmo tardo v solemne adelantan al foso
Y los torvos ancianos, con la \ista en el muerto,
Se arrodillan en medio de un silencio espantoso
"Adiós alma bendita, paloma de los cielos' 1 .
Reza el cura Y unánimes desdoblan los pañuelo»
Por fin sobre la caja, con intimo leproche,
Cada cual un puñado de tierra vil derrumba
Todo duerme A intervalos lastiman en la noche,
Los aullidos del perro que vela ante la tumba
[61]
MERIDIANO DURMIENTE
Frente a la soporífera canícula insensata,
La \ieja sus remiendos monótonos frangolla,
Y al son del gluglutante rezongo de la olla,
Inspirase el ambiente de bucólica beata
En el sobrio regazo <de la cocina grata
Su folletín la candida maledicencia empolla,
Hasta que la merienda de hogaza v de cebolla
Abre un dulce paréntesis a la charla barata
Afuera el aire es plomo Casiopea y Melampo,
Turban sólo el narcótico gran silencio del campo
Ella la muy maligna finge torpes enredos,
Como le habla al oído de drvinos deslices
Y así el tiempo resbala por sus almas felices,
Como un rosario fácil entre unos bellos dedos
[62 3
LA SIEGA
La mocedad que acude, briosa de las campañas,
A los mutuos apremios, puja a las maravillas,
Ellos los mocetones torvos, con las guadañas,
Y ellas con las tijeras fáciles, en cuclillas
Unos apilan mieses, otros atan gavillas,
Muchos juegan o comen tortas en las cabanas,
Mientras el vecindario pobre de las orillas
Espiga en los rastrojos mustios y entre las cañas
Hacia la era, inválidos, bajo una gloria de oro,
Vacilan los vehículos su viaje sonoro
Cien rapazuelos llueven ágiles sus guijarros,
En medio de estridentes júbilos de ludibrio,
Y al fin restableciendo todos el equilibrio,
Fáciles sabandijas cuélganse de los carros
[63]
LA CENA
Un repique de lata la merienda circula
Aploma el arte-ano *u crasura y secuestra
Media me¡»a en canónicas dignidades de bula,
Comiendo con la zurda por alrtiar la diestra
Mientras la grev famélica los manjares adula,
kn sabroso anticipo, sus colmillos adiestra,
Y por merecimiento casi más que por gula,
Duplica su pitanza de col y de menestra
Luego, que ante el rescoldo sus digestiones hipa,
Sumido en la enrulada neblina de su pipa,
Arrullan, golosinas domésticas de invierno
La Hormiga \ Blanca Nieves, Caperuza y el Lobo
Y la prole apollada, bajo el manto materno,
Choca de escalofríos, en un éxtasis bobo
[64]
SONETOS VASCOS
DETERMINISMO PLACIDO
De tres, en tres las muías resoplan cara al viento,
Y hacia la claudicante berlina que soslaya,
El sol por la risrosa terquedad de Vizcaya,
En soberbias fosfóricas, maldice el pavimento
La Abadía El Castillo Actúa el brioso cuento
De rapto y lid Hernam alh campo su raya
Y fatídico emblema, bajo el cielo de faya,
En rosarios de sangre, cuelga el braio pimiento
La Terina Un can La jaula del frontón en que bota,
Prisionera del arte, la felina pelota
El convoy en la bruma, tras ei puente se avista
El vicario La gresca Doble» y tamboriles
El tramonto concreta la evocación carlista
De somatén y "ordagos" y curas con fusile*
[05]
EL MAYORAL
Con la faja incendiaria de crujiente pingajo,
Con su boina arrogante del carlismo y sus prendas,
Ruge el viejo Pelajo sus morriñas tremendas,
Y sus "jos" y sus "erres" desenfunda a destajo
Nadie anima una yunta, nadie blande las riendas,
Como el Cid montonero campeador del atajo,
Juega en su modo el guante dócil de su agasajo
Y le ofusca un invierno de lejanas leyendas
El eco de sus bélicos alaridos rebota
De valle en monte, en ágiles balances de pelota
En su recia cabeza y en su garbo de roble,
Se recela un instinto al^o terco de cabra
Y soslava sus ojos de mastín bravo y noble,
El orgullo que roe la tristeza cántabra
[66]
EL POSTILLON
Con sus líneas redondas y su barba lampiña.
De un embrión truculento, — él en vez de navaj a,
Blande un puño zaguero contundente en la riña,
Y en el "mus" canta un "ordago" su invencible baraja
La mirada de lobo montañés, aventaja
En la noche andariega al halcón de rapiña,
Y en su rostro agri dulce de bandido y de niña,
Rinde un beso la aurora y el valor agasaja
Su lento hablar, solemne, con bríos de falsete,
Prolonga y balancea "ie&" de clarinete ♦
Por San Ignacio y Carlos de Borbón Dios que alumbre '
El, que no jura en vano, uTge que se le crea
Y siempre en un hidalgo desprecio de costumbre,
Su fusta como un crótalo bravo castañetea
[67]
LA TRILLA
Ocho muías con clámides, blondas v ramilletes,
Fingen de trilladoras en la huerta vizcaína
Gradúa el mecanismo una urgente azotaina,
Y revientan zorcicos y castañas y cohetes
"Demoñua' Arra>ua f y Alpe r Maduxa y Vaina T "
La interjección salpica iracundos falsetes
Arde la ingenua sidra Chillan los gallardetes
Y suspira de júbilo la sabrosa dulzaina
Los coloquios ufanos de oros > de claveles,
Brindan al son de crótalos pitos y cascabeles
Sobre el bolero que arma su \oragine pronta,
El pol\o de las eras signa brumosas tildes,
Y traduce el incienso, que el pan grato remonta,
Hacia el buen Sol, patrono de las hambres humilde»
168]
EL JEFE NEGRO
Temerario y agudo y diestro entre los diestros
El jefe negro empuña su indómita mesnada,
Y en pos de bendiciones o al son de padre nuestro,
Desata las guerrillas y asorda la emboscada
Comulgan en su alforja con los bandos siniestros
El cáliz, y con chumbos la Custodia Sagrada
Canta misas en medio de los bosques ancestros,
Y del santo responso pasa a la cuchillada
Espeluzna en su neutra virilidad de eunuco
El rosario enroscado a un enorme trabuco
Oh, buen leon r Apenas bate el hierro inhumano,
Para orar por el alma del -vencido se vuelve»
El enemigo pronto se convierte en hermano,
Y La mano que mata ea la mano que absuelve 1
[69]
TARASCON
Oh, Tarascón heráldico sin tacha y sin deslices,
Quijote de la hipérbole, Sancho del alma fresca 1
Soñando tiburones, no duerme por la pesca;
Y es fama de que muchos pescaron sus narices
Oh, espanto de las liebres T Oh epicúreos felices 1
En Tarascón no hay liebres, sin intención burlesca,
Cazan a la platónica luna tartarinesca
Y a sus gorras que luego, guisan como perdices
El sol, aquel sofistico mago de Mediodía,
Exalta con alquimias locas la fantasía
Densos y doctorales, jactan en sus querellas
De agrios positivismos, y aun los que pintan canas,
Son almas tanto ilusa9, que dijéranse hermanas
De los sauces misántropos pescadores de estrellas
[70]
EL CAUDILLO
Reciamente miraron siempre al destino bizco,
Sus diez lustros nivosos, ebrios de joven Majo,
Y en el crespo entre\ero, despojándose el sayo,
Ordenó "Fuera pólvora 1 A puñada y mordisco 1 "
Nadie ajusta una barra, nadie bota un pedrisco,
Ni la caustica fusta zigzaguea en un rayo,
Como el ancho caudillo, que en honor de Pelayo,
Cabalgara montañas, fabuloso y arisco
Ya que baile o que na, ya que ruja o que cante,
En la lid o en la gresca, nadie atreve un desplante,
Nadie erige tan noble rebelión como el vasco,
Y sobre esa leonina majestad que le orla,
Le revienta la boina de valor, como un casco
Que tuviera por mecha encendida la borla 1
[ti]
EL GRANJERO
Ysaac, Mago en la siembra, gracias al recio puño,
Intuye de la geórgica progenie, linea a linea
Ama a la remolacha^ buena porque es sanguínea,
Al apio vil y al torpe alcornoque gazcuño
Respetan por innocuo todos su refunfuño
El melón insinuante y la poma virgínea,
El perejil humilde y la uva apolínea
Y el ajo, maldiciente canalla del terruño
En el gesto ermitaño de la barba su risa
Desciende como un óleo de consejo y de misa
El puede, aunque reumático, sustentar una mole,
San Isidro y las hadas miman su blanco lecho
Y el sudor que adereza el buen pan de la prole
Condecora diamantes de honradez en su pecho
[72]
VIZCAYA
AI pie de sus fruncidos campanarios* madura
Vizcaya sus chillonas primaveras de Infantes,
Los muros haraposos, antiguos mendicantes,
Duelen en una terca limosna de dulzura
Pífanos v panderos molinos de aventura
Chalecos que detonan en rojos insultantes
La danza de las boinas rechina sus desplantes,
Al viento de la patria que ruge de bravura
Con el oso adivino y la mona burlesca,
Abre el titiritero rostros despavoridos ♦
La indumentaria aulla duelos de antigua gresca
Raptos galantes, curas, infantes y bandidos
Y la jerga que estira la vocal pintoresca,
Latiguea en "redioses", guturales chasquidos
[73]
CILES ALUCINADA
Mirabar quid maesta déos Amanily, vocarea,
Ipsae te, Tityre, pinna,
Ipsi t« fontes, íp&a haec arbusta vocabant
Virgilio
Ciles es rubia y hermosa Su niñez como una llama
Se alargó, y a los diez años hubo que hacerle una cama
La historia de sus primores hizo en los -valles estruendo
En sus mejillas parece que hay un beso amaneciendo,
Y cuando Ciles suspira lleva el soplo de su boca,
Hehotropos insinuantes y ternuras de mandioca
Pero Ciles no es la misma desde algún tiempo a esta parte,
Ni siquiera con el cura que va a su casa, departe,
Ya los sábados no corre, trémula de regocijo,
A esperar en el sendero la borrica del cortijo
Ella no acepta de nadie nueces, ni frutas, ni mieles,
Ni tampoco se comide para aliñar los pasteles,
Y en \ez de cuentas y lazos, que le llevan las amigas,
Sueña que un duende peludo le ofrece arañas y ortiga»
Ya no luce aquella negia íedtcüla, m entrelaza
Blancas flores de los prados, hace tiempo que no caza
Mariposas de la tarde para adornar su corpino
Todo en ella es negligencia, todo en ella es desaliño
[74]
Ya no cuida de su saya de rojos pliegues pesado»,
Que le besan media pierna Y sola en los descampados,
Sin oír las resonancias de los místicos cencerros,
Abandona sus majadas al cuidado de sus perros
Hace ya un rato que Ciles se encuentra inmóvil La luna
Pinta en el lago una eglógica decoración aceituna,
Y allá por las hondonadas, sobre los muertos pantanos,
Lloran sus misantropías algunos sauces humanos
La hora es cordial Hasta el ancho azul ingenuo del cielo
Sube el grito del torrente Con su romántico vuelo,
Algunas brisas, que vienen desde los \ alies dormidos,
Llevan al alma el secreto de los insomnios floridos
Triste, fantástica, muda, con el color de una muerta,
Ciles suspira hace rato junto al umbral de la puerta
Cautiva de su quimera o herida por un deslío,
Tiemblan sus largas pestañas como el follaje en el río
La rigidez de sus dedos en que brilla una sortija,
Marca la pálida recta de la obsesión honda y fija,
Y entre el cabello que cae asoma el seno tierno
Como un blanco animahto que toma sol en invierno
Ya no canta los prodigios de los graves ermitaños
Que espantaban a los diablos, reunidos en los castaños,
Ni cuando corre una estrella se persigna, dando aviso
"En este momento ha entrado un alma en el paraíso
Ya no cura los cabritos llevándolos a su lecho
Para que duerman calientes, pegados contra su pecho
No piensa en cuando su abuelo, después de un largo relato,
Picándola con su barba la hizo llorar un buen rato,
Tal vez no extraña el cachorro que se murió entre la nieve,
Por haber perdido el rastro de su piececito leve,
Su dulce amigo que al verla murió diciendo en un grito
"Tengo celos de tu amante, aquel hermoso cabrito 1 w
Ni aquella historia recuerda, que la dejó medio boba,
[75 1
3
De una santa que vivía de las tetas de una loba,
Y la loba al morir, entre muchas maravillas,
Le pidió la bendición, poniéndose de rodillas
Pobre Ciles 1 ella mira tras de la cumbre sedeña,
Ella ha jurado tres veces, mientras cortaba la leña,
Matar a quien le enseñara, sólo con un caramillo,
A enamorar las culebras y a darle celos al grillo
A la virgen ese día (Mes ha dado palabra
De consagrarle un tocino y a mas un queso de cabra
Ella sabe del efímero que suele ser noctivago
Y que se place a estas horas entre los tules del lago,
Donde ella lo vio una tarde, cuando empezó a darle daño,
Cogido de su cintura, mientras se le iba el rebaño
Reina una paz infinita De todos lados se exhalan,
Humanamente, rumores Algunos corderos balan
Cual recelosa nodriza que vela junto a su niño,
Oles se mueve en silencio, después de algún escudriño,
Pero al andar unos pasos, vuélvese a mirar la choza
Y apretándose la cara con ambas manos, solloza.
Pues ella piensa en sus tiernos hermanitos que abrazados,
Sobre un vellón cuya albura le da eficacias de nuevo,
Duermen, hace rato, juntos, calientes, casi pegados,
Tal como dos pajaritos que están en el mismo hue\o T
Lejos, de algunas cabanas, por entre un soto de aloes,
Llegan sonidos de gaitas, de caramillos y oboes,
\ Ciles recuerda el canto primero que le enseñara
Su mal pastor (una noche, como esa noche tan clara
Se llama "El canto del bosque' ) Al principio no entendía
Un acorde con escalas de sahaje gritería,
Torpes y flojos sus dedos andaban, casi encogidos,
En el instrumento como corderos recién pandos
Y ella, aunque sabe que es ruda, tiene la blanca certeza
De que los ojosi de Elias aumentaron su torpeza,
[76 1
Pues siempre que él la miraba — no le mienten ios
[recuerdos —
Sus dedos se humedecían, estaban mucho más lerdos
Bajo el augusto misterio, por entre zarzas y riscos,
Ciles veloz se desliza, dejando atrás los apriscos,
Los pueriles saltos de agua vagabunda en que mil chorros
La nombran, y un tronco donde una pareja de zorros
Está adorando la luna Fue allí, en una tarde opaca,
Donde él la besó en el hombro, al ir a ordeñar la vaca,
A traición mientras se hincaba, donde Ciles por recato
Sq bajó bien el vestido, y se quejó del mal trato
Que recibiera en el alma, y donde aquel pastorcillo
Lloró para consolarla, soplando en el caramillo 1
Nada, nada la detiene Llena de un ensueño vago,
Quiere matar al pastor, allá en el fondo del lago
Donde quizá sin recelo, blandamente se solaza
Con la vaquera del prado, aquella hermosa rapaza,
La misma de quien Elias una noche le dijera
Cosas tan malas que hablaban de un lunar en la cadera
Ella también morirá, y al entregarse a la onda,
Le ha de encadenar por fin a su cabellera blonda,
Y en el fúnebre deleite de los postreros abrazos,
Lo clavará con mil besos sobre la cruz de sus brazos 1
Un suave recogimiento reina en todo Se diría
Que Ciles es la sonrisa de aquella melancolía
Entre sus labios tiembla, la rosa de la aventura,
Su marcha es ligera y fácil, y es tal su desenvoltura,
Por entre breñas y heléchos tan dulcemente resbala,
Como si en el pie esa noche le hubiera nacido un ala
Repentino languidece Una infinita delicia
La invade, todo su pecho se dilata a una caricia
De ingenuas inspiraciones Aquiétase El magnetismo
[77]
De su lacónica patria, y un obscuro panteísmo
Que no comprende, la postran Ella siente como un viento
Apagar la viva hoguera de su sangre, y un ungüento
De sobrehumanas dulzuras, siente una ociosa mañana
De paz en el corazón y como una barba anciana
Que se desliza en su seno, le parece que una lengua
Divina le lame el alma y a poco su fuerza mengua
Aquellas viejas montañas le ofrecen acogimiento,
Como a una visión sagrada del Antiguo Testamento t
Vuelve a pensaT en Elias y con extraña molienda
Se adelanta, pero al punto descarriada de la senda,
Ciles pesa mas y mas y vacila junto a un haya
Se ha enredado su vestido,
Y ella, sin volverse acaso, mira cómo de su saya.
En procesión flavescente que se oculta en los barrancos,
Cuelgan su madre que ha muerto y un ejercito florido
De ángeles blancos
La cadencia de un suspiro llena de un vago reproche
La dulzura confidente de las almas de la noche
Casi a punto de llorar se suspende toda ella
Dei placer ultraterrestre que sentirá en su querella
Cuando lo mate y de nuevo, parécele que una lengua
Divina le lame el alma, y a poco su fuerza mengua
Su pálida frente mana un \ivo sudor helado,
Como si una nube santa se hubiese en ella posado
Al ver el lago se agita pero esta \ez una inmensa
Y como postuma dicha, dejala exangüe y suspensa
Detiénese bruscamente Aquella piedra, esa rama,
El matorral y la gruta, todo a un tiempo la reclama
[78]
Los perfiles patriarcales de aquellas severas cumbres
Se humanizan a sus ojos con extrañas dulcedumbres
Respirando plenitudes de amor absurdo y sereno,
Siente que aterciopelado se duerme el mundo en su seno
Ella ve una imploración por la salud de sus males,
En la devota humildad de los sauces fraternales
Un espejo la objetiva Todo lo que ella ha sentido
Lo contempla en el paisaje, trasmigrado y confundido
Su atención se ratifica de horizonte en horizonte,
Y están llenos de su alma nubes, prados, valle y monte,
Fausta embriaguez la manima Gesticulan conturbados
Al verla, los insociables arbustos de los collados
Tímidas hierbas le ofrecen lecho de olor Larga queja
Le da el grillo, y la cañada, que despierta con la flora,
Le habla entre dientes, la llama* como una abuehta vieja,
Para lavarle la sangre de alguna espina traidora
Recogida íntimamente no acierta en lo que le pasa
Aquel cielo le es tan dulce como el techo de su casa
Un encanto familiar la_ circunda por doquiera,
Por momentos ella siente que es un objeto cualquiera,
Y sonríe Formas vagas a media voz la interrogan,
Aquí unos linos sonámbulos sobre sus manos dialogan,
Alia rebaños de piedras le quieren contar su cuita,
Y están mudas de emoción la a campanas de la Ermita
CJe& no puede moverse tiene el alma prisionera,
Todo aquel suelo la llama, como una dulce cordera
Y entre esas viejas montañas que le dan acogimiento,
Se parece a una visión del Antiguo Testamento '
Hacei un esfuerzo supremo un misterioso homenaje
Se abraza de sus rodillas . entonces busca coraje
En el cielo, pero en vano, pues ha visto que la estrella
Que alumbró su nacimiento, tiembla da vivir sin ella,
[79]
Y la luna, al mismo tiempo, inertemente la inunda
Con el ojo suplicante de una cierva moribunda
Desde entonces hasta el alba, sublimemente olvidada
Del pastor y de si misma, permanece hipnotizada
Como e^os montes, rnmóiil como esas fuentes, rendida
Como esas piedras, quimérica como esas nubes, sin vida,
Casi extática, inconsciente, gra\e como el Monasterio,
Rígida exhausta, cubierta de sueño, luna y misterio 1
Todo es paz Hablan de amor las abstractas lejanías,
Y bajo el dulce hipnotismo, por entre un soto de aloes,
Suspirando las solemnes y hurañas melancolías,
Se duermen ebrias de llanto las gaitas y los oboes
[89]
LA MUERTE DEL PASTOR
Balada Eglógica
Infehx o semper, oves, pecus
Virgilio
I
Se lo dijo a la fontana
El llanto de una aldeana.
Ya el carrizal no lo duda,
Que oyó gemir al Poeta
Todo, todo, lo trasuda
El sauce y la mejorana
Es bien cierto Pobre nieta T
Lo cuenta en su lengua ruda
La" Soledad rusticana,
Lo deplora la campana
Desde la Ermita desnuda,
La zampona que esta muda,
La flauta > la pandereta
Y hasta el cielo que interpreta
Una gran tristeza humana
Pobre meta 1
Pobre abuelo 1
Hay un gran beso de duelo
En la quietud del ambiente
[81]
Murió el pastor quién lo duda'
Desde la Ermita hasta el Huerto,
La montaña lentamente
Se está \istiendo de viuda'
Es cierto, es cierto'
Ya todos saben que ha muerto
El mozo de la carreta
Por el camino \ioleta
Su corazón va llorando
Como un cordero inexperto
Armando 1 Armando'
El alma de las montañas,
De sugestiones tranquilas,
Mira, con penas hurañas,
Aquellas claras pupilas
Que en el camino violeta
Lloran con lágrimas lilas
Muda está la pandereta,
Mudas están las esquilas,
Ya nadie emboca las cañas,
Desde que Armando está ausente,
En tanto que las montañas
Miran pasar lentamente
Aquellas vagas pupilas
Que, tarde a tarde, intranquilas
Van a llorar a I3 fuente .
Cuánto tarda la carreta'
Armando' Armando' ,
Van sus ojo* escrutando
Por el camino violeta
Por el camino violeta
Va la pastora llorando,
[83]
Sin rumbo, no tiene mando
Su voluntad incompleta
— Llora acaso por Armando,
El mozo de la carreta 9
Adonde van sus pupilas 9
Por el camino violeta
Va la pastora dejando
Su alma en lágrimas lilas
Armando 7 Armando 1
Murió, su pastor 9 Es cierto 9
Ella interroga a la vieja
Choza y al campo desierto,
A la distancia bermeja
Y hasta al porfiado pedrisco
A la retama, al lentisco,
A la vaguedad perpleja
Del horizonte incierto,
Al palomar, al aprisco,
AI buho rapaz que bisco,
Al asno, a la comadreja,
A la congoja del Huerto,
Al buho rapaz que bisco,
Un mito burlón semeja
Y todo le grita ha muerto 1
Armando T Armando'
Su corazón va llorando
Como un cordero inexperto
II
Cruza junto al Adivino,
Junto al Sabio y al Poeta,
No se fija en el pollino
[83]
Del anciano Anacoreta,
Y atraviesa la meseta,
Bajo el misterio opalino
De aquella tarde secreta
— Adonde va 9 Qué la inquieta ?
Ya la perdieron de \ista
Las cabanas lugareñas,
El pañuelo de batista
Que de lejos le hizo señas,
El sonámbulo molino
Y hastn el estanque amatista
Donde termina el camino ♦
Va sin rumbo, soñadora
Por el camino \ioleta,
La pastora ♦
Por qué llora *
Desde cuándo 0
Adonde va? Qué la inquieta 9
Hov se tarda más que nunca la
Armando 1 Armando 1
El aire es de terciopelo
Pot el camino violeta,
Cual a través de una grieta,
Se ve cómo piensa el cielo
En el umbral el abuelo
E^tá esperando a su meta
Tiene en la mano un pañuelo
Y en los ojos el consuelo
De una lágrima secreta .
Desde que partió la nieta,
Llora a menudo el abuelo,
Y por un ceño de hielo
Se encuentra jay Dios' obsedido
El hace, con su pañuelo,
Señas al Sabio, al Poeta,
[84]
A la inválida carreta
De andar penoso y dolido,
A la corneja, al mochuelo
Y al misterioso cometa
Que, hace noches, desde el cielo
Lo está diciendo* Y tu nieta 9
i Mal año tienes abuelo T
No es esa, no, la carreta
Que tu esperabas, ni el vuelo
De aquellas cornejas grises
Te traerá de los países
Tenebrosos a tu nieta» .
Pobre abuelo T Pobre meta'
Ya no \erás la carreta
Por el atajo vecino,
Ya no oirás la pandereta,
Ni comerás del tocino
Que te brindara tu nieta
Ya ni el Sabio, ni el Poeta
Podrán darte algún consuelo,
Ya no tendrás otro abrigo
Que la lámpara del cielo,
Ni tendrás másj fiel amigo
Que el pobre perro mendigo,
Que fue en un tiempo de Armando,
Y que ha de venir llorando
A consolarse contigo
Armando 1 Armando *
III
El aire es de terciopelo
Por el sendero vecino
Llega un eco mortecino
[85]
De voces gravea, el cielo
Tiene un ensueño opalino .
A la vera del camino,
El Sabio y el Adivino
Conversan con el Poeta
Sobre el Amor y el Destino
De repente, el Adrvino,
Después de invocar al Cielo,
Solemnizó — Pobre Armando 1
Es un decreto divino 1
Dios sabe — y sobre el pañuelo
Se inclinó un rato llorando ♦
Dice el sabio — Qué saeta
Tu\o el ingrato destino 1
— Cierto 1 — reza el Adivino,
Era virtuoso, era blando 1
Dice a su tumo el Poeta
— Hemos perdido un amigo'
Mientras él perro mendigo
Se acerca al grupo ladrando
Armando 1 Armando 1
Hoy no viene la carreta
¡Qué desolación secreta
Tiene la tarde en el Huerto 1
Adonde ira la pastora 1
Se habrá extraviado qué llora
Como un cordero inexperto 9
IV
A la orilla de un camino
Que frecuentó por su infancia,
[8<5]
Oy© el rumor campesino
De una, antigua resonancia
Es el pino, el viejo pino,
Que le murmura temblando
— Qué es de la vida de Armando 9
Cual ha de ser tu destino 9
Armando 1 Armando' ,
En una de esas mañanas,
De esas mañanas muy blancas,
Que parecen tener francas
Ingenuidades de hermanas
En una de esas mañanas,
Al pie de ese mismo pino,
Se dieron el primer beso
Y partieron su destino
Con una sola palabra»
Mientras partieron el queso,
El pan, la leche de cabra,
La miel y las avellanas 1
En una de esas mañanas»
El perejil y el hinojo,
El romero y el tomillo,
Lamen el ruedo sencillo
De su trajéalo rojo,
Y por el vago rastrojo
Y el carrizal amarillo,
Llega Lux, el perro cojo
Que perdió a au pastorcillo
Armando 1 Armando 1 .
Cómo lo ha perdido y cuándo
De qué suerte ? Lux lo ignora,
Pero aulla > lo deplora
Y al presentir la pastora,
[S7]
Brizna a brizna rastreando,
Corre a su encuentro, la implora,
Pregúntale por Armando,
Si es que murió, cómo y cuándo 9
Y se arrodilla y lo llora
Armando 1 Armando'
— Adonde fue el pastorcillo 9
— Adonde ira la pastora 9
— Qué será del perro cojo 9
El adivino lo ignora,
Y también el ruedo rojo
Y el perejil y el tomillo'
V
Nunca vendrá la carreta
Ya no se oyen las tranquilas
Dulzuras del caramillo,
Y el crepúsculo amarillo
Cuenta una historia secreta
Muertas están las esquilas,
Colgada la pandereta
Sólo gime la campana
Desde la Ermita desnuda,
Bajo el cielo que concreta
Una gran tristeza hermana'
Mas, ciertas noches no hay duda,
Cuenta la grey rusticana,
Suele verse una carreta
Y de tras una serrana
Tocando la pandereta,
Por el camino \ioleta
Que conduce a la fontana»
[88]
— Adiós, mañanas tranquilas T
i Oh, qué destino nefando 1
— Diz que llora la silueta,
Siempre andando, siempre andando
— Qué ven sus glaucas pupilas?
Adonde marcha sin mando
Su voluntad incompleta 9
Por el camino violeta,
Va la pastora dejando
Su alma en lagrimas lilas,
Armando ! Armando T .
1907
[89]
LOS PARQUES ABANDONADOS
3
LOS PARQUES ABANDONADOS
Eufocordias
EL BANCO DEL SUPLICIO
•t pulí je Bilis paru, pkurant comme un enfanti
Musset
A punto de dormirte bajo el ledo
Suspiro del arcángel que te guía.
Hirióme el corazón tu analogía
Con una ingrata que olvidar no puedo
Reclinada en el banco del viñedo,
Junto al tilo de exánime apatía,
Al iluso terror de que eras mía
Me arrodillé con tembloroso miedo
Partido por antiguo sufrimiento,
Sobre tu frente agonicé un momento
Y cuando el sueño te aquietó en el blando
Tul irreal de los deliquios suyos,
Uniéronse mis labios a los tuyos,
Y como un niño me alejé llorando!
[»3]
LA ESTRELLA DEL DESTINO
La tumba, que ensañóse con mi suerte,
Me vio acercar a vacilante paso,
Como un ebrio de horrores, que al acaso
Gustase la ilusión de sustraerte
En una larga extenuación inerte,
Pude medir la infinidad del caso,
Mientras que se pintaba en el ocaso
La dulce pnma\era de tu muerte
La estrella que amparónos tantas veces,
Y que arrojara, en medio de las preces,
Un puñado de luz en tus despojos,
Hablóme al alma, saboreando llanto
"i Oh hermano, cuánta vida en esos ojos
Que se apagaron de alumbrarnos tanto 1"
EL CAMINO DE LAS LAGRIMAS
Citándonos, después de obscura ausencia,
Tu alma se derretía en largo lloro,
A causa de quién sabe qué tesoro
Perdido para siempre en tu existencia
Junto a los surtidores, la presencia
Semidormida de la tarde de oro,
Decíate lo mucho que te adoro
Y cómo era de sorda mi dolencia
Pesando nuestra angustia y tu reproche,
Toda mi alma se pobló de noche
Y al estrecharte murmurando aquellas
Remembranzas de dicha a que me amparo,
Hallé un sendero matinal de estrellas,
En tu falda ilusión de rosa claro
[95]
LA GOTA AMARGA
Soñaban con la Escocia de tus ojos
Verdes, los grandes lagos amarillos,
Y engarzó un nimbo de esplendores rojos
La sangre de la tarde en tus anillos
En la bíblica paz de los rastrojos
Gorgearon los ingenuos caramillos,
Un cántico de arpegios tan sencillos
Que hablaban de romeros y de hinojos
|Y dimos en sufrir 1 Ante aquel canto
Crepuscular, escintiló tu llanto ,
Viendo nacer una ilusión remota,
Callaron nuestras almas hasta el íondo
Y como un cáliz angustioso y hondo
Mi beso recogió la última gota
[96]
LA SOMBRA DOLOROSA
Gemían los rebaños Los caminos
Llenábanse de lúgubres cortejos,
Una congoja de holocaustos viejos
Ahogaba los silencios campesinos
Bajo el misterio de los velos finos,
Evocaban los símbolos perplejos,
Hierática, perdiéndote a lo lejos
Con tus húmedos ojos mortecinos
Mientras unidos por un mal hermano.
Me hablaban con suprema confidencia
Los mudos apretones de tu mano,
Manchó la soñadora transparencia
De la tarde infinita el tren lejano,
Aullando de dolor hacia la ausencia
LUNA DE MIEL
Huyó, bajo sus velos soñadores,
La tarde Y en los torvos carrizales
Zumbaba con dulzuras patriarcales
El cuerno de los últimos pastorea
Entre columnas, ánforas y flores
Y cúpulas de vrvas catedrales,
Gemí en tu casta desnudez rituales
Artísticos de eróticos fervores
Luego de aquella voluptuosa angustia
Que dio a tu faz una belleza mustia,
Surgiendo entre la gasa cristalina
Tu seno apareció como la luna
De nuestra dicha y su reflejo en una
Linfa sutil de suavidad felina
[96]
LA RECONCILIACION
Alucinando los silencios míos,
Al asombro de un cielo de extrañeza,
La flébil devoción de tu cabeza
Aletargó los últimos desvíos
Con violetas antiguas, los tardíos
Perdones de tus ojos mi aspereza
Mitigaron Y entonces la tristeza
Se alegró como un llanto de rocíos
Una profética «fluxión de miedos,
Entre el menudo aprisco de tus dedos,
Como un David, el piano interpretaba
En tanto, desde el místico occidente,
La media luna, al ver que te besaba,
Entro al jardín y se durmió en tu frente.
r 99]
DECORACION HERALDICA
Señora de mis pobres homenajea,
Debote amar aunque me ultrajes
Oongora
Soñé que te encontrabas junto al muro
Glacial donde termina la existencia,
Paseando tu magnifica opulencia
De doloroso terciopelo obscuro
Tu pie, decoro de marfil mas puro,
Hería, con satánica inclemencia,
Las pobres almas, llenas de paciencia
Que aun se brindaban a tu amor perjuro
Mi dulce amor que sigue sin sosiego,
Igual que un triste corderito ciego,
La huella perfumada de tu sombra,
Buscó el suplicio de tu regio yugo,
Y bajo el raso de tu pie verdugo
Puse mi esclavo corazón de alfombra
[100]
LA VIOLETA
Y «na violeta llenó
el alma de la tarde
Morían llenos de clamor los sotos,
Y érase en aquel rincón exiguo,
Un misterioso malestar ambiguo
De dichas y de ayes muy remotos
[Oh, cartas 1 en el cenador contiguo
Las dalias recordaron nuestros votos,
Cual si se condolieran de los rotos
Castillos blancos de papel antiguo
La tarde saturóse en la glorieta,
De tu pañuelo sua\e de violeta
Al par que sugiriendo tus agravios,
Veló el cielo, como alma de reproche,
La violeta cordial que aquella noche
Suspendí de la gracia de tus labios
[101]
LA NOVICIA
Surgiste — emperatriz de los altares,
Esposa de tu dulce Nazareno,
Con tu ata\ío vaporoso, lleno
De piedras, brazaletes y collares
Celoso de tus júbilos albares,
El ataúd te recogió en su seno,
Y hubo en tu místico perfil un pleno
Desmayo de crepúsculos lunares
AI contemplar tu cabellera muerta,
Avivóse en tu espíritu una incierta
Huella de amor Y mientras que los bronces
Se alegraban, brotaron tus pupilas
Lagrimas que ignoraran hasta entonces
La senda en flor de tus ojeras lilas
1900
[102]
EL SUSPIRO
Quimérico a mi vera concertaba
Tu busto albar su delgadez de ondina,
Con mística quietud de ave marina
En una acuñación escandinava
Era mi pena de tu dicha esclava,
Y en una loca nervazón divina,
El tropel de una justa bizantina
En nuestro corazón tambonlaba
Strausa soñó desde el atril del piano
Con la sabia epilepsia de tu mano,.
Mendigo del azul que me avasalla,
— En el hosco trasluz de aquel retiro —
De la noche oriental de tu pantalla,
Bajó en silencio mi primer suspiro 1 . ,
[103]
CONSAGRACION
Surgió tu blanca majestad de raso,
Toda sueño y fulgor, en la espesura,
Y era en vez de raí mano — atenta al caso —
Mi alma quien oprimía tu cintura
De procaces sulfato», una impura
Fragancia conspiraba a nuestro paso,
En tanto, que propicio a tu aventura,
Llenóse de amapolas el ocaso
Pálida de inquietud y casto asombro,
Tu frente declinó sobre mi hombro
Uniéndome a tu ser, con suave impulso,
Al fin de mi especioso simulacro,
De un largo beso te apuré convulso,
Hasta las heces, como un vino sacro T
[104]
EL ENOJO
Todo fue así Sahumábase de lilas
Y de heliotropo el viento en tu ventana,
La noche sonreía a tus pupilas,
Como si fuera su mejor hermana ♦
Mi labio trémulo y tu rostro grana
Tomaban apariencias intranquilas,
Fingiendo tú mirar por la persiana
Y yo soñar al son de las esquilas
Vibró el chasquido de un adiós violento * ♦
Cimbraste a modo de una espada al viento,
Y al punto en que iba a desflorar mi tema,
Gallardamente, en ritmo soberano,
Desenvainada de su guante crema,
Como una daga, me afrentó tu mano
[105]
LA ULTIMA CARTA
Con la quietud de un síncope furtivo,
Desangróse la tarde en la vertiente,
Cual si la hiñera repentinamente
Un aneurisma determinativo ♦ .
Hurlo en el bosque un pajaro cautivo
De la fascinación de una serpiente»
Y una cabra enigmática, en la fuente,
Describió como un signo negativo*
En su vuelo espectral de alas hurañas,
La noche se acordó de tus pestañas
Y en tanto que atiplaban mi vahído
Las gracias de un billete perfumado,
Oficio la veleta del tejado
El áspero responso de tu olvido 1
[106]
RENDICION
Evidenciaban en moderna gracia,
Tu fina adolescencia de capullo.
El corpino y la falda con orgullo
Ceñidos a tu esbelta aristocracia
Henchíase tu alma de la audacia
De la Naturaleza y del murmullo
Erótico del mar, y era un arrullo
El vago encanto de tu ídiosincracia
Lució la tarde, ufana de tu moño,
Ojeras lilas, en toilette de otoño
Ante el crespo Neptuno de la fuente,
En el cielo y tu faz brotaron rosas,
Mientras, como dos palmas fervorosas,
Rindiéronse tus manos, dulcemente'
10
[107]
ANIMA CLEMENS
Palomas lilas entre los alcores,
Gemían tus nostalgias inspiradas,
Y en las ciénagas, de astro ensangrentadas,
Corearon su maitin roncos tenores
En los castillos y en los miradores,
Encendía el ocaso cuentos de hadas,
Y aparecía, al son de agrias tonadas,
El gesto obscuro de los leñadores
Como una buena muerte, sin angustia
Durmióse el día, \ioleta mustia
En tan propicia media luz de olvido,
Naufragaron tus últimos lamentos,
Mientras, en los cortijos soñolientos,
Rebotaba de pronto algún ladrido 1 ♦
[108]
EL SAUCE
A mitad da mi fausto galanteo,
Su paraguas de sedas cautelosas
La noche desplegó, y un lagrimeo
De estrellas, hizo hablar todas las cosas
Erraban las Walkinas vaporosas
De la bruma, y en cósmico mareo
Parecían bajar las nebulosas
Al cercano redil del pastoreo ,
En un abrazo de postrero arranque,
Caímos en el ángulo del bote
Y luego que llorando ante el estanque
Tu invicta castidad se arrepentía,
El sauce, como un viejo sacerdote,
Gravemente inclinado nos unía 1 *
[109]
LA FUGA
Temblábamos al par En el austero
Desorden que realzaba tu hermosura,
Acentuó tu peinado su negrura
Inquietante de pajaro agorero
Nadie en tus ojos vio el enigma, empero,
Calló hasta el mar en su presencia obscura *
Inaccesible y ebria de aventura,
Entre mis brazos te besó el lucero
Apenas subrayó el esquife vago
Su escuálida silueta sobre el lago,
Te sublimaron trágicos sonrojos
Sacramentó dos lagrimas postreras
Mi beso al consagrar sobre tus ojos
Y se durmió la tarde en tus ojeras 1
[110]
EXPIACION
Errando en la heredad yerma y desnuda,
Donde añoramos horas tan distintas,
Bajo el ciprés, nos remordió una aguda
Crisis de cosas para siempre extintas
Vistió la tarde soñadoras tintas,
A modo de romántica \iuda,
Y al grito de un piano entre las quintas,
Rompimos a llorar, ebrios de duda 1
Llorábamos los íntimos y aciagos
Muertos, que han sido nuestros sueños \ agos «,
Por fin, a trueque de glacial reproche,
Sembramos de ilusión aquel retiro ,
Y graves, con el último suspiro,
Salimos de la noche, hacia la noche 1
[111]
SEPELIO
Mirándote en lectura sugerente,
Llegué al epilogo de mis quimeras,
Tus ojos de palomas mensajeras
Volvían de los astros, dulcemente
Tenía que decirte lag postreras
Palabras, y callé espantosamente,
Tenia que llorar mis primaveras,
Y sonreí, feroz indiferente ♦
La luna, que también calla su pena,
Me comprendió como una hermana buena . .
Ni una inquietud, ni un ademan, m un modo,
Un beso helado una palabra helada
Un beso, una palabra, eso fue todo
Todo pasó sin que pasase nada'
[U2]
AMOR SADICO
Ya no te amaba, sin dejar por eso
De amar la sombra de tu amor distante
Ya no te amaba, y 8 m embargo el beso
De la repulsa nos unió un instante ♦ ♦
Agrio placer y bárbaro embeleso
Crispó mi faz, me demudó el semblante
Ya no te amaba, v me turbé, no obstante,
Como una virgen en un bosque espeso
Y ya perdida para siempre, al rerte
Anochecer en el eterno luto,
— Mudo el amor, el corazón inerte, —
Huraño, atroz, inexorable, hirsuto
Jamás viví como en aquella muerte,
Nunca te amé como en aquel minuto '
£113]
COLOR DE SUEÑO
Anoche \ino a mí, de terciopelo,
Sangraba fuego de su herida abierta,
Era su palidez de pobre muerta,
Y sus náufragos ojos sin consuelo .
Sobre su mustia frente descubierta,
Languidecía un fúnebre asfódelo
Y un perro aullaba, en la amplitud de hielo,
Al doble cuerno de una luna incierta
Yacía el índice en su labio, fijo
Como por grana de hechicero encanto,
Y luego que, movido por su llanto,
Quién era, al fin, la interrogué, — me dijo
— Ya ni siquiera me conoces, hijo,
i Si soy tu, alma que ha sufndo tanto! ,
[114]
ERES TODO!. .
Oh, tú, de incienso místico la más delgada espira,
Lampara taciturna y Anfora de soñar 1
Eres toda la Esfinge v eres toda la Lira
Y eres el abismático pentagrama del mar
Oh, Sirena melódica en que el Amor conspira,
Encarnación sonámbula de una aurora lunar r
Toma de mis corderos blancos para tu pira,
Y haz de mis trigos blancos hostias para tu altar
Oh, Catedral hermética de carne visigoda 1
A ti van las heráldicas cigüeñas de mi Oda
En ti beben mis labios, vaso de toda Ciencia
Linca sensitiva que la Muerte restringe 1
Salve, noche estrellada y urna de quintaesencia
Eres toda la Lira y eres toda la Esfinge'
[115]
LA AUSENCIA MEDITATIVA
Je me sou\ien5
Dea jours anciens
Et je pleure
Varíame
Tu piano es un enlutado misterioso v pensatrvo
Ha> un sueño de Beethoven desma>ado en el atril,
Su viudez es muy antigua y en su luto intelectivo,
Tiene lagrimas mu> negras su nostalgia de marfil
En la abstracción somnolienta del espejo, está cautivo
El histérico abandono de tu tarde juvenil,
Su metafísica extraña cuenta un cuanto extenuativo
A la alfombra, a la cortina y al dolor de tu pemil
Tus glorietas me abandonan Hoy los pálidos violmes
Me anunciaron la agonía de tus últimos jazmines
Fue mi llanto a la ribera Mientras el hada Neblina
Abdicó frivolamente su corona de algodón
En el clorotico espanto de la vela sibilina,
Tus ausencias meditaban en mi gran desolación 1
[1161
NIRVANA CREPUSCULAR
Con su veste en color de serpentina,
Reía la voluble Primavera
Un billón dé luciérnagas de fina
Esmeralda, rayaba la pradera
Bajó un aire fugaz de muselina,
Todo se idealizaba, cual si fuera
El vago panorama, la divina
Materialización de una quimera
En consustanciación con aquel bello
Nirvana gris de la Naturaleza,
Te inammaste Una irreal pereza
Mimó tu rostro de incitante vello,
Y al son de mis suspiros, tu cabeza
Durmióse como un pájaro en mi cuello' .
[117]
HOLOCAUSTO
Junto a la fuente, en posa de agonía,
Con arrobo de trágicos juguetes,
Hacías naufragar los ramilletes,
Que fueran cla\e de tu amor, un día
Con viperinas gulas, la onda impía
Mordió los aromáticos billetes,
Y el sol se desangró en la fantasía
De tus sortijas y tus brazaletes,
La tarde ahogóse entre opalinas franjas T
En tanto, desde el fondo de las granjas,
Avrvó un pianq los inciertos rastros
Pe tu infantil amanecer primero,
Y te sacrifiqué, como un cordero,
Mi pobre corazón, bajo lqs astros». .
U18]
EL ABRAZO PITAGORICO
Bajo la madreselva que en la reja
Filtró su encaje de verdor maduro,
Me perturbaba con el claroscuro
De la ilusión, — en la glorieta añeja ♦
Cristalizaba un pájaro su queja „
Y entre un húmedo incienso de sulfuro,
La luna de ámbar destaco al bromuro
El caserío de rosada teja
Oh, Sumo Genio de las cosas T Todo
Tenía un canto, una sonrisa, un modo
Un rapto azul de amor, o Dios, quién sabe,
Nos sumó a modo de una doble ola,
Y en forma de "uno", en una sombra «ola,
Los dos crecimos en la noche grave 1
[119]
EL ROSARIO
Sólo la noche y tu, Casto Incensario,
Sabían mi odisea pecadora
Volviendo de una orgía, hacia la aurora,
Te vi, la última \ez, bajo el sudario
Sé que me amaste, Lino Visionario,
Que por mi culpa, — enferma y soñadora,
Pasabas la vigilia, hora tras hora,
Confiando hacia los astros tu rosario
Abrazado a la Cruz, pesando aquellas
Naufragas horas desmayé la frente,
Rompiendo, al fin, en lúgubres querellas
Mientras sobre tu tálamo yacente,
La noche desgranaba dulcemente,
Como un rosario fraternal de estrellas T
[120]
EL JARDIN DE PLATON
Todo callaba El cristalino arpegio
Del campanario se apago > resumen
De aquella gran melancolía, Lumen
Soñaba en la quietud del plinto egregio
Con un suspiro ante el Ocaso regio,
Cerramos el poético volumen,
Y tus largos silencios en mi Numen
Tejieron un drvmo florilegio
En éxtasis tus ojos de cisternas,
Mirábamos las lamparas eternas,
Cuando al contacto de fugaz chibpazo,
Nos enlazamos, conteniendo un grito,
Y, oh, maravilla ingenua, en ese abrazo
Nos pareció abrazar el Infinito 1 .
[121 J
EL BESO
Disonó tu alegría en el respeto
De la hora, como una rima ingrata,
En toilette cruda, tableteado peto
Y pasamanerías de escarlata
De tu peineta de bruñida plata
Se enamoró la tarde, y junto al seto,
Loqueando, me crispaban de secreto
Tus actitudes lubricas de gata
De pronto, cuando en fútiles porfías,
Me ajaban tus nerviosas ironías,
Selló tu risa, de soprano alegro,
Con un deleite de alevoso alarde,
Mi beso, y fue a perderse con la tarde
En el país de tu abanico negro r
[122]
LA CULPA
Ante la tumba, que el destino torvo
Abriera por tu amor, nos cito a juicio
La honda conciencia, y fue nuestro suplicio
Gomo un vampiro de implacable morbo» .
Bajo el influjo del menguante corbo,
Que acuchillaba un grave maleficio,
Bebimos el horror del sacrificio,
Agonía a agonía y sorbo a sorbo
Sudando noche y asumiendo abismos,
Borramos algo de nosotros mismos.
Fue entonces que con fúnebre embeleso,
Ay r saboreamos la crueldad vencida .
Y ahogando de dolor un postrer beso,
Partimos en silencio hacia la Vida 1
{1331
ELOCUENCIA SUPREMA
La odiaba con pasión con entusiasmo
Y oh, dicha de \engarme ! A poco trecho,
El mar La noche arnba Y yo en acecho,
Gustándola con risa v con sarcasmo'
Mírela ante el abismo Sentí espasmo
Ya la iba a hundir en el dantesco lecho,
Hablóme el mar se conturbó mi pecho
Y me detuve con profundo pasmo 1
Ante esa voz, la noche, el inaudito
Silencio eterno, comprendí contrito,
Cuán pequeño y fugaz es lo que existe'
Impétrela perdón con hondo acento
Ella fue blanda f Y desde aquel momento,
Suyo es mi amor ligeramente triste'
[124]
CREPUSCULO ESPIRITA
Mustio fugaz y tétrico amaranto 1
Tu precoz primavera se ahogo un día
En la escarcha final La negra Harpía
Te vio y celosa te raptó a mi encanto
Ante la escala de ultratumba, tanto
Fue tu enagenamiento de agonía,
Que en la ansiedad de tu sonrisa ardía
La misteriosa insinuación de un canto
Soñé en la tarde — con molicie inerte —
Darte mi único beso el de la muerte
Con trágicas fruiciones, paso a paso,
Guste en tua labios la fatal delicia,
Mientras sensible a mi primer caricia,
Se sonrojó tu alma en el Ocaso 1
1 125 ]
DISFRAZ SENTIMENTAL
Bajo un azul severo de pizarras,
La noche te amparó como una tienda,
La última vez que te encontré en la senda,
Por entre el laberinto de unas parras
Dolíase, con líricas bizarras,
Un piano en la poética vivienda,
Y en el Cbopin atertipesto una horrenda
Tortura con aullido* y con garras
Solos con nuestras almas y la noche,
Ni un halago cambiamos, ni un reproche ,
Yo te mentía de un amor ligero,
Y tú exultabas con unción fingida,
Mientras en nuestros ojos un lucero
Sorprendía Una lágrima escondida ! . .
tlM]
EX VOTO
Cantaban los estanques de agua ciega,
Al mismo tiempo que quintaesenciara
Tu amor, como una ambigua dulcamara
De miel y duda, en la armoniosa vega
El bosque olía a mirras como un ara,
Y los tritones de la fuente griega
Soplaban en su trompa solariega,
Alucinados por la ninfa clara
Me arrodillé 1 Y apenas a la ínfija
Opalescencia, junto al sicómoro,
Se abrió tu mano de musmé prolija, —
Te di, bajo el crepúsculo sonoro,
Sobre el áspid sutil de una sortija,
Mi alma en una lagrima de oro!
[127]
IDILIO ESPECTRAL
Pasó en un mundo saturnal Yacía
Bajo caen noches pavorosas, y era
Mi féretro el Olvido Ya la cera
De tus ojos sin lágrimas, no ardía
Se adelantó el enterrador con fría
Desolación Bramaba en la ribera
De la morosa eternidad, la austera
Muerte hacia la infeliz Melancolía
Sentí en los labios el dolor de un beso
No pude hablar En mi ataúd de yeso,
Se deslizó tu forma transparente
Y en la sorda ebriedad de nuestros mimos,
Anocheció la tapa y nos dormimos
Es pi n tu ahzadi sim am ente
f 128]
DETERMINISMO IDEAL
Otra vez el pasado, con abstrusa
Niebla, obsedia su razón serena,
Y yo insinuaba a tanta sorda pena,
La sutileza de mi larga excusa
Su llanto era un reproche en una ilusa
Pauta de amor, y más que su alma buena,
Me hablaba en elocuencia extraterrena,
Su palidez celeste de reclusa
Hacia la noche negra y estrellada
Voh irnos abstraídos la mirada
Nos pareció que sobre el tiempo amargo,
Caía desde el cielo un gran borrón
Y nos volcamos bajo un beso largo,
Todos los astros en el corazón 1
[120]
LA INTRUSA
Por aquella, que siempre me acompaña,
Y a quien canto en mis versos, sientes duda*
Que llora cuando lloro y que restaña
Mi negra herida con su mano ruda
No hay sino ella que a mi noche acuda,
Con frente de&olada y alma extraña,
A darme el beso de gu boca huraña,
Y mirarme con ojos de viuda ,
Ella es mi hermana de melancolía,
Que con pálida mano de abadesa,
De mustia luna mi camino alfombra
Ay f si te viera, cuánto te amaría
La triste soledad, tu rival, esa
Que odias v es apenas una sombra 1
[130]
EL JURAMENTO
A plena inmensidad, todas las cosas
Nos efluviaron de un secreto mago
Walter Scott erraba sobre el lago,
Y Lamartine soñaba entre las rosas
Los dedos en prisiones temblorosas, —
Nos henchimos de azul éxtasis vago,
Venciendo a duras penas un amago
Inefable de lágrimas dichosas
Ante Dios y los astros, nos juramos
Amarnos siempre como nos amamos
Y un astro fugitivo, aquel momento,
Sesgó de plano a plano el Infinito,
Como si el mismo Dios hubiera escrito
Su firma sobre nuestro juramento 1
[131]
ALMAS PALIDAS
Mi corazón era una selva huraña
El su) o asaz discreto era una urna
Soñamos Y en la hora taciturna,
Vibro como un harmonium la campaña
La Excéntrica la Esfinge, la Saturna,
Acongojóle en su esqunez extraña,
Y toivo >o miraba la montaña
Hipertrofiarse de ilusión nocturna
— Sufres, me dijo, de algún mal interno?
0 es que de sufrimiento haces alarde?
— Esplm 1 — la respondí — mi esplín eterno '
— Sufres 9 — la dije, al fin — En tu ser arde
Algún secreto Cuéntame tu invierno r
—Nada 1 — Y llorando — Cosas de la tarde r
[132]
EL GATO
Una música absurda v poseída.
Con cárdeno sabor de sepultura,
Dislocó de macabra y de otra vida
El daño de mi enferma conjetura
Exasperó mi carne desabrida
Tu beso de adulterio y de locura,
Y agrio de aquella pesadilla obscura,
Empuñé el bierro con unción suicida
Súbito, a modo de instintiva alarma,
Con mudo espanto, invalidóme el arma
La antigua sugestión de tu retrato.
Se ahogó mi sueño en muecas de fantoche,
Y displicente bostezo en la noche
La fúnebre corneta de tu gato'
I 133 ]
EL CREPUSCULO DEL MARTIRIO
Te vi en el mar, te 01 en el viento
Ossian
Con sigilo de felpa la lejana
Piedad de tu sollozo en lo infinito
Desesperó, como un clamor maldito
Que no ttrviera eco La cristiana
Viudez de aquella hora en la campana,
Llegó a mi corazón y en el contrito
Recogimiento de la tarde, el grito
De un vapor fue a morir a tu ventana
Los sauces padecían con los vagos
Insomnios del molino La profunda
Superficialidad de tus halagas
Se arrepintió en el mar Y en las riberas,
Echóse a descansar, meditabunda,
La caravana azul de tus ojeras'
[134]
OLEO BRILLANTE
Fundióse el día en mortecinos lampos,
Y el mar y la ribera y las aristas
Del monte, se cuajaron de amatistas,
De carbunclos y raros crisolampos
Nevó la luna, y un billón de ampos
Alucinó las caprichosas vistas,
Y embargaba tus ojos idealistas,
El divino silencio de los campos
Como un exótico abanico de oro,
Cerró la tarde en el pinar sonoro
Sobre tus senos, a mi abrazo impuro,
Ajáronse tus blondas y tus cintas
Y erro a lo lejos un rumor obscuro,
De carros, por el lado de las quintas f . .
LA LIGA
"Hom soit qui maTy pense"
Husmeaba el sol, desde la pulcra hebilla
De tu botina, un paraíso blanco
Y en bramas de felino, sobre el banco,
Hinchóse el tornasol de tu sombrilla
Columpióse, al vaivén de mi rodilla,
La estética nerviosa de tu flanco,
Y se exhaló de tu vestido un franco
Eflu\io de alhucema v de vainilla
Entre la fuente de pluviosas hebras,
Diluía cambiantes de culebras,
La tarde Tu mirada se hizo muda
Al erótico ritmo, y desde el pardo
Plinto, un Tritón significo su dardo
Concupiscente hacia tu liga cruda'
C 1361
QUAND L'AMOUR MEURT
Nada en mis labios Noche en su mirada
No había en nuestras almas ni una huella
De aquel amor, que, vagabunda estrella,
Ardió una noche v se perdió en la Nada
Inmóvil muda sin color helada f
Ni un triste adiós, ni una postrer querella
Yo bostezaba de agonía v ella
Rió como una muerta embalsamada
En una trémula capilla ardiente
Trocóse el ancho azul Macabramente,
El Carro de los Astros — regio coche
Fúnebre del sepelio del Olvido —
Se apareció a mi estro, y sin ruido
Nos envolvió el sudario de la Noche 1
[137]
LA VIUDA
Bajo la noche — su silueta aguda,
Solemnizó — de adusto terciopelo
Una discreta brumazón de duelo
Turbaba sus encantos de viuda
No sé qué Esfinge interrogante y ruda
Nos constreñía a respetar el velo
Mientras frivolizaba un ritornelo
El surtidor en la heredad desnuda
Interpretaban los silencios crueles
Y el imposible de un amor sin miele»,
Hadas del piano turbador, sus palmas
Hinchóse de solemnes confesiones
La noche, y oh, dulzura, a nuestras almas
Se aproximaron las constelaciones t
f 138]
FIAT LUX
Sobre el rojo diván de seda intacta,
Con dibujos de e\ótica gramínea,
Jadeaba entre mis brazos tu virgínea
Y exangüe humanidad de curva abstracta
Miro el felino con sinuosa línea
De ópalo j y en la noche estupefacta,
Desde el jardín, la Venus curvilínea
Manifestaba su esbeltez compacta
Ante el alba, que izó nimbos grosellas,
Ajáronse las últimas estrellas
El Cristo de tu lecho estaba mudo
Y como un huevo, entre el plumón de armiño
Que un cisne fecundara, tu desnudo
Seno brotó del virginal corpino
12
1 13©]
EL GALARDON
A punto de apremiarla en mi embeleso,
Me sonreía como a un pobre amigo
Y denigróme tanto, que del beso
De un rival insolente fui testigo
Ya derrotada se franqueo conmigo,
Llorando al "otro 5 ', con instinto avieso
Y yo, siempre a su sombra a pesar de eso,
Fiel como un perro y como un vil mendigo'
Fugaron tristes años Cierto día
La ingrata iba a partir El mar gemía
— "Perdón 1 — clamó de pronto — antes que
"Te amo, te adoro 1 " En actitud de loca,
Con un gran gesto, prosiguió "soy tuya",
Y sollozando se volcó en mi boca
BELEN DE AMOR
Soñaban los jardines, y a despecho
De Abril gemía en fluctuación redonda,
Tu seno; y tu cabeza de Golconda
Se deshojó de esplín sobre mi pecho
En la quietud ingenua del barbecho,
La arruga de mi mal se hizo más honda,
Y un cisne daba luz entre la fronda
De un sauce, a orillas del estanque estrecho
Con la última voz del campanario,
Ardió la tarde, como un incensario
Cediendo débilmente a mi querella,
Mojáronse tus ojos de idealismo,
Y en nuestro corazón a un tiempo mismo
Que en el azul, reverberó una estrella 1
[141 j
FLOR DE ANGEL
Causóle pena el desenlace amargo
No era un cuento de niños, por supuesto,
Iba en los dieciséis, y aparte de esto
Me sorprendió con su vestido largo
— *'fil)s muño de amor v bajo un tiesto
De rosas, duerme el eternal letargo 5 '
Dije, y huraña, al contener su embargo,
Miró a la noche humedeciendo un gesto
Fm yo, la luna o la ocasión traidora
Que abrió su tenue corazón de aurora 9
Su frente de irreales alabastros
Se inclino apenas, como el hehotropo
Que se despierta bajo el primer copo
De blanco amor, y expira hacia los astros 1 .
[ 142]
BROMURO
Burlando con frecuencia el \asallaje
De la tutela familiar en juego,
Nos dimos citas, a favor del ciego
Azar, en el jardín, tras el follaje
Fruí rutó de aventura tu aéreo traje,
Sugestivo de aromas y de espliego ♦
Y evaporada entre mis brazos, luego,
Soñaste mundos de arrebol y encaje
Libres de la zozobra momentánea
— Sin recelarnos de emergencia alguna —
En los breves silencios, oportuna
Te abandonabas a mi fe espontanea,
Y sobre un muro, al trascender, la luna
Nos denunciaba en frágil instantánea 1 f ,
r 14?]
MUERTE BLANCA
Morías, como un pájaro en su nido,
En tu trono emoliente de escarlata ,
Tus dedos picoteaban al descuido
La fresa que asomaba entre la bata
A ratos delirabas la sonata
Que te inspiró un amor desvanecido,
Y oh, resurrexit* con la aurora beata
Se abrió a tus ojos un Edén florido
Plegóse en suavidades de paloma
Tu honda mirada, un religioso aroma
Fluvó del alma, entre los labios floj
Y florecieron bajo tus pupilas,
Como sonrisas muertas de tus ojos,
Dos diminutas mariposas lilas 1
[144]
REPERCUSION ACIAGA
Monologando en íntimo desdoble,
Desplomóse tu frente entre tu mano,
La solariega ancianidad de un Toble
Era testigo de mi mal lejano
Subía la montaña al son del doble
La mancha oscura de un cortejo aldeano,
Y junto al ataúd* aullando, el noble
Perro gemía con un llanto humano
Fraternizando con tan honda nota,
Ligónos una horrenda simpatía
Por una breve inspiración remota,
El cisne del amor cantó aquel día,
Y en el mismo pañuelo de agonía,
Fundimos nuestras almas, gota a gota
[145]
LA CONFESION
A plena soledad mientras Atropos
Hilara lentas horas en mi estro,
Creció lúgubremente el amor nuestro
Entre la* ruinas como los hisopos
Atraía, en idílico secuestro,
Tus manos, que en la tarde eran dos copo«=
Y, al par, mi beso — como un silfo diestro —
Fugóse por tu nuca de hehotropos
Callamos 1 Yo, por férvida maniobra
Tú, de pena, de enigma y de zozobra
Después, como sonando hacia las vegas,
Rieron de perdón tus labios finos
Y al primer astro, en éxtasis divinos,
Se confesaron nuestras almas ciegas'
[14(5]
EL JUEGO
Que nunca llegaremos a encontrarnos
fíeme
Jugando al escondite, en dulce aparte,
Niños o pájaros los dos, me acuerdo,
Por gustar tu inquietud casi me pierdo,
Y en cuanto a ti problema era encontrarte 7
Después, cuando el espíritu fue cuerdo,
Burló mi amor tu afán en ocultarte
Y al amarme a tu vez, en el recuerdo
De otra mujer me refugie con arte
De nuevo, en la estación de la experiencia,
Diste en buscarme, cuando )o en la ausencia.
Suerte fatal, me disfrace de olvido
Por fin s el juego ha terminado Trunca
Tu vida fue T Tan bien te has escondido,
Que, vive Dios, no nos \ eremos nunca 1
[147]
TRANSPIRACION DE VIRGEN
Ni recordarlo ni olvidarlo puedo
De senda en senda, peregrino iluso,
Te hablé al oído y te pedí confuso
No puedo recordar fue en el \iñedo
No lo podré olvidar la tarde puso
En tus miradas v en tu paso quedo,
Tan peligroso encanto, que me excuso
De recordarlo porque siento miedo
Ahogaste un grito v mientras en el acto,
Te atempestabas de pudor intacto,
Me saturé de una copiosa esencia,
Como de seha virgen, zumo ileso
Del fruto virginal de tu inocencia,
Que nadie, nunca, gustará en tu beao'
[148]
NOCTURNO
Todo era amor en el lozano amhiente,
Todo era fiesta en el galante prado»
Y en un banco decrépito a mi lado,
Yo sólo el mudo y tu la indiferente
A qué insistir' me dije obsesionado,
Muerta de noche y sin color la frente,
A qué insistir' si esa mujer no siente,
Si no sabe sentir, ni nunca ha amado'
Soñó la orquesta en la "terrasse" contigua,
Y todo se turbaba de una ambigua
Pesadilla de Schumann* Entre tanto,
Tu clara risa con que al cielo subes,
Aparecía bajo un tul de llanto,
Como un rayo de luna entre dos nubes'. ♦
[149]
LA ALCOBA DE LA AGONIA
Y fue un cuer\o ^alante que visito raí jardín
Tu llorabas, y junto a la etiqueta,
Marfil arcaico, de tu pena clara,
Violentamente se asomo en mi cara
El mordisco sutil de tu peineta
Parecióme de pronto, a la discreta
Luz espectral de la cortina avara,
Ver a la duplessis en la mampara
Regando con su llanto una maceta
Esa noche fue eterna Arrodillado,
Ante el sueño hhal de tu calzado
Sudé todo mi horror Y al otro día,
En el vidnal que lagrimeó el relente,
Tu mirada pensaba locamente,
Y mi frente lloraba todavía
[150]
MOMENTO POETICO
Con las pupilas ebrias de \isiones,
Persiguiendo una estiella asaz remota,
Ibamos con ia sombra que denota
Las inefables reverberaciones
Yo suspiraba, sin saber razones,
O hablaba indiferente y como idiota
Ella reía, con sonrisa ignota,
Aunque menos que en otras ocasiones
Era simple quimera, amor cobarde,
Romanticismo o nubes de la tarde ?
Yo solo sé que regresamos llenos
De visiones, soñando hacia una estrella
Yo suspiraba un poco más > ella 9
Y ella sonreía un poco menos r
l 1*1 1
EL ALMA DEL POEMA
Como una vieja estampa se fundía
En bermellones tonos de dibujos
Religiosos, la gama de anchos lujos,
Del paisaje espectral en su agonía,
Tal una perla, la ciudad surgía
Sobre el golfo, a los cárdenos reflujos,
Y un grupo de apreses parecía,
Bajo de la capucha, hondos cartujos
Piadosos clausuramos la lectura
Y creímos sentir como una obscura
Voz sobrehumana de inefable encanto,
Que entrelazara, en milagrosos versos,
Elegía a elegía, y llanto a llanto,
Nuestros destinos para siempre adverso* 1
EL DRAMA DEL SILENCIO
Huyendo de la frivola algazara,
Tomamos por un sitio verdegeante,
Y al encontrarnos solos, tu semblante
Se veló al punto de una nube rara
Perdióse el eco de una murga errante,
Como un suspiro de la noche clara,
Y el gran silencio que nos circundara
Iba a morir en la "terrasse" distante
Nada, ni un gesto de sacerdotisa,
Suscitó mi conducta harto indiscreta
Mi alma pendía como una violeta
De la dilatación de tu sonrisa,
Y ay T para siempre, me robo la brisa,
Tu amor, en una lagrima secreta'
ti»]
PRIMAVERA
Con sus livianos trece años iba
Detrás mío y crispándome de abrojos,
Su clara risa entre sus labios rojos
Triscaba como un chorro de agua viva
Luego, de pronto, sin que hubiera enojos,
Tornóse hostil, y a mi inquietud esquiva
Se replegó como una sensitiva,
Y un llanto de oro se agolpo en sus ojos,
Fue brusco amor fue pubertad, fue instinto,
Fue una perturbación de primaveras 9
Vuelta al hogar rae pareció distinto
Su encanto, y harto graves &us maneras,
Con un misterio nuevo en sus ojeras
Brumadas de un crepúsculo jacinto *
[1M]
LA GOLONDRINA
Batiendo lindes y salvando zanjas,
Alegraba el amor nuestros latidos,
Pañuelos charros de amarillas franjas
Dijéranse los predios florecidos
Tiñeron el azul, desvanecidos
Celajes rosas, lilas y naranjas,
Y collares de fosforo en fluidos
Guiños, relampaguearon en las granjas
Pidiéndome que entrase — en tu querella —
Mi alma en tu alma y anidase en ella,
Busqué en tu boca el oportuno acceso,
Y mi alma — pájaro invisible cuya
Gorgeante nota fuera un frágil beso —
Entró cantando al seno de la tuya 1
tl*5]
13
PANTEISMO
Los dos sentimos ímpetus reflejos,
Oyendo, junto al mar, los fugitivos
Sueños de Gluck, y por los tiempos viejos
Rodaron en su tez oros furtivos
La luna hipnotizaba nimbos vivos,
Surgiendo entre abismáticos espejos
Calló la orquesta, y descendió a lo lejos
Un enigma de puntos suspensivos
Luego la inmensidad, el astro, el hondo
Silencio, — todo penetró hasta el fondo
De nuestro ser Un inaudito halago
De consubstanciación y aéreo giro
Electrizónos, y hacia el éter vago
Subimos en la gloria de un suspiro T . ♦
[1561
EL RUBI DE MARGARITA
— Piensa en Fausto, Margarita, deja el ingenuo santuario
De tu alcoba, en el jardín la luna llena te citd,
Ponte el vestido mas blanco y la joya favorita,
De capa roja, te aguarda un elegante emisario
— Dile que iré muy ufana, cuando termine el rosario
— Huye, no temas, tu madre junto a la rueca dormita
— Antes quiero consultar a mi Hada la Margarita,
Y ver si a comido toda su golosina el canario
Ya volvió muda v marchita, Margarita (Oh el avieso
Mefistofeles* ) Jamas podrá confesarle al cura
Ese pecado 1 Ni existe la absolución para un beso
Corre al altar, virgen viuda de su infantil regocijo,
Y al sollozar una súplica de perdón y de locura,
Sobre su anillo de boda sangra un rubí el Crucifijo
[157]
EL LAUREL ROSA
Apoteosis
RECEPCION
A Sully Prudhomme
Almas amigas y bellos
Gimnastas liras asones
De la orquesta de Pitagoras,
Venusinos Sacerdotes
De la hembra Arquitectura
Y taumaturgos del bloque,
Príncipes doctos del Cromos,
Panidas trasnochadores,
Bajo la vinosa lampara
Del sátiro Anacreonte,
Navegantes espectrales
Del Océano Aristóteles
En los Imperios acústicos
Rueda el soberbio desorden,
Bate la Epopeya el bravo
Desplante de sus apostrofes,
La Majestad de la Dea
Llena el ambiente, Cahope
Palpita suave y redonda,
En la plenitud del goce,
Ríe el Agora estridente
Y Vulcano a cada bote,
Quema, en locas geometrías,
Una gloria de asteroides,
Febo aterciopela el extasíe
[1611
Vago de los horizontes
Maniobra su cabalgata
Un escándalo de histriones,
Prima venza la Egloga
Y- en dinamismos acordes,
Trenzan su fuga liviana
Dafne y Egena y Foloe
Todo se inspira Los Númenes
Trasudan su Pentecostés,
Se exhalan a Diana, rubios
Muezmes, los girasoles,
Palas auspicia el banquete
Melodioso y a sus sones,
Orfeo mueve la danza
Beatifica de los bosques
¿Qué ha pasado, por qué ondean
Los aleluyas de bronce,
Por qué fluyen en Olimpia
Briosos carros voladores,
Por qué se ufana de tirsos
La primaveral Melpómene,
Por qué en las ánforas arden
Los Amatantes y el Orbe
Se embriaga uránicamente
De los besos de la Noche 9
¿Qué despunta en los laureles 9
¿Quién aparece 9 ¿Quién corre 9
Adelgazan sus tentáculos
Las medusas pohformes,
Ladra coleando Cerbero,
Con sus tres lenguas feroces,
Las Parcas huyen, se cierran»
Con pavorosos redobles,
Las puertas negras del Tártaro,
[162 1
Y en los ingenuos verdores,
Con su pezuña galante,
Pan multiplica los golpes
De repente se hace el Ritmo
En la flamígera Corte,
Iris geometriza el curvo
Baile de los tornasoles,
Cabalgatas de hipocampos
Rizan el piélago informe,
Muje sus trompas un coro
Glauco de viejos Tritones,
Filan cromaticos ajes
Las Sirenas y en acordes
Trampolines de agua viva,
Ruedan Nereidas de ónixes,
En el reloj de los Siglos
Nieva el granulo uniforme,
Al par que un Termino escuálido
Mima sus barbas de azogue
Nace el Verso Primavera
Suave posa el pie de ocre,
Ríen los labios de leche
De los luceros precoces,
Por la montaña implacable
Sisifo empuja su mole,
Coros de ninfas hurañas
Repican su leve trote,
Mientras que faunos velludos
Guiñan con ojos bribones .
Todo exulta Ríe Atropos,
Ríe el moroso Aqueronte,
Jano enerva el combustible
De las crespas Hecatombes,
Bulle Psíquis por el parque
[ 163]
Liviano de los Amores,
Peina el mar con su tridente
Neptuno desde la Cólquide
Y entre pluviales ga\ illas,
Una fragancia salobre
Denuncia el baño de Venus
En el ámbar de su cofre
¿Por qué se inspiran los Plectros?
¿A dónde va el dios bicorne?
¿Por quién erigen sus cráteras
Los drvinos Anfitriones? ♦
Asume Urano la Cuadriga
Trascendental de su coche,
Las puertas del Gmecéum
Giran de pronto en sus goznes
Y entra Apolo con la gracia
De las ninfas de S^cione
Quiron v Neso radiantes
Sobre las iras del vórtice,
Interrumpen en el Cielo
Sus elípticos galopes
Saturno, el bizco, distrae
La siembra de sus pasiones,
Se empinan sobre las ínsulas
Los lúbricos Helesphontes,
La carraspera del Caos
Penetra en los caracoles,
Cien mil grillos "cnc-cracquean"
Su nocturno monocorde,
Los Orquestnones del viento
Se complican y se rompen,
En el Alcázar de Asteria
Se inclinan las Trece Torre*,
[164]
Habla el Silencio palpita
La inmensa Nada sin nombre,
Brama la Esfinge el enigma
De sus vigilias inmóviles,
Claros aplausos estallan.
Truenan los ígneos tambores,
Sagitario da la hora
De la Eternidad insomne
Y en el Citerón fantasma
Emerge, vaga y enorme,
La silueta amaneciente
De un olímpico dios joven 1
¿Quién es este sol perínclito
Del Partenón de los Soles'
Es griego en su luz es sabio
Y es triste conoce al hombre 1
En la Ciudad de la Vida
Vació su olímpico molde,
Con lo etéreo de Atalanta
Y lo profundo de Neóbule»
Un corazón es su verso
Eufónico de alma doble
Es elegante y austero,
No ignora qué magia esconde,
Pohmnia > en qué montaña
Sueñan los graves doctores
Su Numen ciñe el coturno
Eurítmico de los Proceres,
Blande la flecha de Eros
Y las remiges de Alcione,
Es músico de serpientes
Y domador de leones 1
[165]
Sully Prudhomme, tú has ido
Hacia el Citerón, mil voces
Te objetivaron , tú has hecho
Temblar los antiguos robles ,
Por ti lloraron de dicha
Los líricos ruiseñores
Y despertó la Synnga
Solariega de los bosques
Y Pan floreció su granja
Para los sátiros pobres,
Por ti colmaron su cuerno
De fresas y tiernos brotes,
De mieles y de avellanas.
Los prometidos pastores
Y trenzaron sus cabellos
Con tilos y caracoles,
Por ti prolongan su pascua
Los caprípedes veloces
Y Baco para el invierno
Preña de néctar sus odres,
Tú has hecho que el noble Paros
Burle la ley de Caronte
Y en laa ubres de Cibeles
El duro pezón retoñe,
Que Venus auspicie el relo
De las canículas torpes
Y que maduren las ninfas
Y que las musas retocen
Y que en Jas ánforas nuevas
El vino antiguo remoce
Tú has hecho que la Bucólica
De barba verde se esponje,
La Aurora blanca te ha visto
Desde los regios frontones,
[166]
A tu sombra se enconaron
Las cantárida» de cobre
Y los Ecos armoniosos
Se crisparon de rumores, "
Eres tú la sombra augusta,
Eres tú la egregia torre
Que a una señal del Arquero
Se alzó en el gallardo monte 1
Yo te vi reverberante,
Con tus ojos viajadores,
Y con tu perfil corínteo,
En el regazo de Jove,
Safo te arqueaba su risa
Y te suspiraba Cloe
Yo te vi, dulce sonámbulo
De las nostalgias del Norte,
Beber el licor castahdo
De la piscina, y entonces
A una pregunta solemne
De Minerva hacia los Dioses,
Abriéronse cien mil ojos
En el Infinito miope,
Redobló Pegaso el trueno
Bajo sus cascos indóciles,
Sonó su antífona el Pindó
"iGlona plena tibí domine 1 ",
Fulguraron zodiacales
Signos A Sully Prudhomme 1
Y Homero y Hugo y Verlaine
Sublimizaron tu nombre
1908.
[167]
LAS CLEPSIDRAS
Cromos exóticos
EL COLLAR DE SALAMBO
LAS CLEPSIDRAS
Cromoi Exótico»
HELIOFINA
Dorada a fuego por Amor y llena
De la divina excelsitud de Aspasia
Extasis de nerviosa aristocracia,
Astra sutil de eternidad serena
Palmeras, espejismos toda el Asia
Suspira en tus encantos y enagena
Hurí con ojos de profunda pena,
Musa con labios de erudita gracia
Las rosas que te ven, dicen es Ella r
Y las estrellas cantan oh, que Estrella 1 .
Ríes y evocas tu reír festivo
Los grillos de oro del Amor cautivo,
Y juraría que tu beso sella
Eternidades con el lacre \ivo
L 171 ]
REINA DEL ARPA Y DEL AMOR
Evocadora de Jerus aleñes
Y de las graves Afroditas místicas
De Salomón el creador de harenes
Y sumo pájaro de las lingüísticas
Duermen tus manos de prerrafaeiísticas
Insinuaciones, todos mis vaivenes,
Manos que son custodias eucarísticas
Para las regias ostias de tus sienes
Vamos a Dios T Entre floridos cánticos,
Piquen tus dedos, pájaros románticos,
El Arpa antigua del vergel de Sion
Y alzando a ti mi beso, en un himno tico
Rapto de azul, como en un cáliz gótico
Beberé el vino de su corazón
[172]
IDEALIDAD EXOTICA
Tal la exangüe cabeza, trunca y viva
De un mandarín decapitado, en una
Macábrica ficción, rodo la luna
Sobre el absurdo de la perspectiva
Bajo del velo, tu mirada bruna
Te dio el prestigio de una hurí cautiva,
Y el cocodrilo, a flor de la moruna
Fuente, cantó su soledad esquiva
Susceptible quién sabe a que difuntas
Dichas, plegada y con las manos juntas,
Te idealizaste en gesto sibilino
Y a modo de espectrales obsesiones.
La torva cornamenta de un molino
Amenazaba las constelaciones
[173 3
SUPERVIVENCIA
Con tu heroica sonrisa húmeda en llanto,
La veste ensangrentada de amapolas
Junto a la pira, jo\as y corolas
Sacrificabas, con un gesto santo
Viendo cadáver lo que fue tu encanto,
Te helo vivir como un espectro a solas
Y te ofreciste, impávida de espanto,
Al fuego que se hinchó en hambrientas olas
Rugiendo en bramas de pavor estigio,
La hoguera, hipnotizada de prodigio,
Lamio T león de trágicos antojos,
Tus manos angustiosamente bellas
Y al inmolarte lu2 a luz, tus ojos
Sobrevivieron como dos estrellas
[mi
AMAZONA
Sobre el arnés de plata y pedrería,
En un trono de vértigo y marea,
Te erguíste, zodiacal Pentesilea,
Símbolo de la Eterna Geometría .
Zigzagueó el rayo de tu fusta impía,
Y humeando en nimbos de ópalo, chispea
Sulfúrico el bridón, sangra y bravea
Y escupe rosas en la faz del día
Contra la Muerte, de un abismo a otro,
Blandió tu mano capitana el potro,
En un Apocalipsis iracundo,
Lo dislocó, y ante la cresta indemne
Surgiste sobre el sol, roja y solemne
Como un Arcángel incendiando un mundo,,,
L1V&J
INSPIRACION REMOTA
Muge un caimán Sobre la tersa duna,
Maniobra un beato pescador isleño
Ara el barco los cauces de mi sueño.
En una etiope religión bo\una
El \ lento se adormece con alguna
Mus íc ación de Gneg Y en el pequeño
Drama del abanico marfileño,
Tu escote se ha fugado con la Luna
Oh, dame de soñar, Amada mía*
A mi tu néctar de misantropía
Libemos el café Y asi la sabia
Noche, que quintaesencia mis antojos,
Cristalice desvelos en la Arabia
Lánguida y taciturna de tus ojo»
[176]
FECUNDIDAD
"Adán, Adán un beso f> ', dijo, y era
Que en una gemebunda sacudida,
El absurdo nervioso de la vida
Le hizo temblar el dorso y la cadera
El iris floreció como una ojera
Exótica Y el "ay 1 " de una caída
Fue el mas dulce dolor Y fue una herida
La mas roja y eterna primavera
"Adán, Adán, procúrame un veneno 1 "
Dijo, y en una cnspación flagrante,
La eternidad atravesóle el seno
Entonces comenzó a latir el mundo
Y el sol colgaba del cénit, triunfante
Como un ígneo testículo fecundo
[H7]
GENESIS
Los astros tienen las mejillas tiernas
La Luna trunca es una paradoja
Espectro humana Proserpina arroj a
Su sangre al mar Las horas son eternas
Júpiter en la orgía desenoja
Su ceño absurdo, y junto a las cisternas,
Las Ménades, al sol que las sonroj a,
Arman la columnata de sus piernas
Juno duerme cien noches Vorazmente,
Hercules niño, con precoz desvelo
En un lúbrico rapto de serpiente,
Le muerde el seno Brama el Helesponto
Surge un ampo de leche Y en el cielo
La Via Láctea escintiló de pronto
[178]
EL ARPA Y DINA
El Arpa y Dina sabias musicales
Mujer en música es el Arpa, y Dina
Mujer en verso y arpa femenina
De los arpistas supersubstanciales
Mujer en verso y ánfora de astrales
Pitagonzaciones, luna fina,
Cisne del lago de Platón, ondina
Con ojos de Venecias irreales
Su mano es pajaro de luz, que arranca
Noche infinita a cada arpegio Trema
El Arpa, > Hora en una albricia franca,
Y Dina muere de ilusión extrema
Y ambas se cuentan su nostalgia blanca
En un abrazo de amistad suprema r
f 1W3
TRANSFIGURACION MACABRA
Como un ho^co motrvo \eneciano,
Lunático en Mejo pergamino,
Tenia aquel crepúsculo marino.
La espectatrva de un terror lejano
Ante un postumo rictus de tu mano,
Miraba descorcharse en el cetrino
Pensamiento del agua, ti remolino
De un taciturno mal humor pagano
Un miserere de gemí respeto,
En su eterna vocal ronca de frío,
Cantó a la luna el mar analfabeto
a A a-a a a-a " Y en el navio,
Describiendo mi oblicuo desvario,
Brincaba el armazón de tu esqueleto
[180]
EPITALAMIO ANCESTRAL
Con pompas de brahmánicas unciones,
Abrióse el lecho de tus pnma\eras,
Ante un lúbrico rito de panteras,
Y una erección de símbolos varones .
Al trágico fulgor de los hachones,
Ondeo la danza de las bayaderas,
Por entre una apoteosis de banderas
Y de un siniestro trueno de leones
Ardió al epitalamio de tu paso,
Un himno de trompetas fulgurantes
Sobre mi corazón, los hierof antes
Ungieron tu sandalia, urna de raso,
A tiempo que cien blancos elefantes
Enroscaron su trompa hacia el ocaso
f 181]
MISA BARBARA
Trofeo en el botín de los combates,
Propiciadora del Moloch asirlo,
Fue tu cautiva doncellez de lino,
Ofrenda de guerreros y magnates
Ardía el catafalco Ante el Eufrates,
Que ensangrentó el rubor de tus martirios
Sonreiste, entre lamparas y cirios,
A! gemebundo réquiem de los vates
Sobre la hoguera de los sacrificios,
Chirrió tu carne, mirra de suplicios
Entonces los egregios Zoroa¡>tros,
En un inmenso gesto de exterminio,
Erizaron sus barbas de aluminio,
Supramundanamente, hacia loa astroa
[112]
LITURGIA EROTICA
En tus pendientes de ópalos malditos
Y en tu collar de rojos sacrilegios,
Fulgió un Walhalla de opulentos mitos '
Y una Bagdad de Califatos regios
Ante los religiosos monolitos,
ti mago influjo de tus sortilegios,
Grabe a tus plantas, zócalos egregios,
La efigie de mis besos eruditos
Y fui tu dueño Entre devotas pomas,
Sacrifiqué gacelas y palomas
Después, en una gloria de fagotes,
Surgiste hacia loa tálamos votivos,
Sobre una alfombra, negra de cautivos,
Bajo el silencio de los sacerdotes
[183]
RENUNCIACION SIMBOLICA
Entre las refulgentes armaduras,
En nn uniforme y sobre tus emblemas,
Pinto la tarde barbaros poemas
Y hecatombes de olímpicas bravuras
Apeamosnos de las cabalgaduras
Aulló la Esfinge cabaks hupremas,
Y en un búdico trance de torturas,
Relampagueó mi yatagán de gemas
Al desangrarme en un suplicio heroico^
Dew anecia cumo un suicida estoico,
Mi írente exangüe en tus rodillas yertas
Y ante el aro sutil de tus ajorcas
Inmole un beso en las doradas horcas
De nuestras \anas ilusiones muertas
[184]
EMBLEMA AFRODISIACO
Con la superstición de mis condales
Insignias y cuarteles de altos brillos,
Puse ai tío de amor a tus castillos
Invictos de asperezas -virginales
Rompieron fuego en lides ancestrales,
Los ojos de reptil de mis zarcillos
Y bárbaros collares de colmillos
De hienas y panteras imperiales
Como una misa de hórrido holocausto,
Forjo la tarde en su carmín infausto
Sobre el escudo de tu seno fuerte,
Golpeó tres veces mi pujante armada,
Y en el portal de tu Ciudad Rosada
Clavé mi sádico pendón de muerte
[185]
UNCION ISLAMITA
De turbante y babuchas bicolores,
Bajo los albornoces de campaña,
Fijo una bronca fiesta de rumores
La tribu mercader En la montaña
Voceó el cañón Ante los surtidores,
Se clausuró tu lóbrega pestaña,
Y se abatió la muchedumbre extraña
De las terrazas y los miradores
Como un arco de súplica hacia el cielo,
Creció tu alma bajo el amplio velo
En guturales ayes de falsetes
Se alargó el canto del muecin sonoro,
Mientras desde los blancos minaretes
Sdludó el sol en un alfanje de oro
1 186 j
OBLACION ABRACADABRA
Lóbrega rosa que tu almizcle efluvias,
Y pitonisa de epilepsias libias,
Ofrendaste a Gonk Gonk, vi&ceras tibias,
Y corazones de panteras nublas
Para evocar los genios de las lluvias,
Tragedizaste postumas lascivias,
Entre osamentas y mortuorias tibias
Y cabelleras de cautivas rubias
Sonó un trueno A los últimos reflejos
De fuego y sangre, en místicos sigilos,
Se aplacaron los ídolos perplejos.
Picó la lluvia en crepitantes hilos,
Y largamente suspiró a lo lejos
El miserere de los cocodrilos
i»
[187]
OLEO INDOSTANICO
En torres de marfil, gemas y plata,
Entre mirras y sándalos > nardos,
Llamearon los rajás en sus gallardos
Engastes de tisús y de escarlata
Funambulescamente el Mahabarata
Hirvió en los iris de tus ojos pardos,
En tanto los litúrgicos leopardos
Se recogieron a tu sombra beata
En el ritual de las metemp sicosis,
Bramaron fulgurantes apoteosis
Los clarines del Sol el alma inerte
De la pagoda helóse de infortunio,
A tiempo que la araña de la muerte
Derramó un signo sobre el plenilunio
[1881
ODALISCA
Para hechizarme, hurí de maravillas,
Me sorprendiste en pompas orientales,
De aros, pantuflas, velos y corales,
Con ajorcas y astrales gargantillas
Sobre alcatifas regias, en cuclillas,
Gustaste el narguilé de opios rituales,
Mientras al son de guzlas y timbales,
Ardieron aromáticas pastillas,
Tu cuerpo, ondeando a la manera turca,
Se insinuó en una mística mazurka
Luego en un vals de giros extranjeros,
Te evaneciste en milagroso esfumo,
Arrebatada por quimeras de humo,
Sobre la gloria de los pebeteros
[189]
EL COLLAR DE SALAMBO
OJOS VERDES
Nubia de crespas campañas
Y Escocia de verdes lagos
Ensueñan en las extrañas
Vistas de tus ojos vagos
Melancolías hurañas
Beben el absintio y magos
Cometas hacen aciagos
Signos entre tus pestañas
Oh, tus cambiantes y finos
Y oblicuos ojos felinos 1
Abreme la maravilla
De tu honda mirada \erde
Mar de \ida en que se pierde
Mi taciturna barquilla
[190]
OJOS GRISES
No sé que hurañas regiones
De ventisqueros y riscos,
Se insinúan en los discos
De tus do3 ojos lapones
Noche boreal Cerrazones
Kremlin de nácar Apriscos
De esos que braman ariscos
Hacia las Constelaciones .
No llores, mi dulce Cleo*
Amor regirá el trineo
Por la quimera sm fm
E iremos hacia los grises,
Vagos, enfermos, países
Que hay en tus ojos de esplín
[191]
OJOS AZULES
Son más dulces que un Leteo
Tus pupilas, cual si en ellas
Entonaran dos estrellas
Su "Gloria m excelsis Deo"
Fulgen místicas centellas,
En inefable azuleo,
Como un idilio de bellas
Palomas del Himeneo
Sueñas de amores floridos?
Ya están los cisnes uncidos,
La góndola nos espera
Seré Lohengrín o Raúl,
Y te amaré en la Isla Azul
De la eterna Primavera
[192]
OJOS DE ORO
Sueñan heroicos delirios
Tus ojos, como áureos dardos
Osms, Menfis, gallardos
Faraones y martirios
India elefantes, leopardos
Juda Incensarios y cirios
Dorada legión de bardos
Y sacerdotes asirlos
Amas el sol, oh, mi ensueño 9
Quieres cruzar el espacio?
Amor sera el Clavileño
Que te conduzca al palacio
Donde mora el feliz dueño
De tus ojos de topacio
r 193]
OJOS NEGROS
La noche del odio eterno
Cristalizó en el diamante
De tus pupilas, que el Dante
Tomara por el Infierno
Desoladas en su interno
Maleficio obsesionante,
Hay en su noche enervante
Vacio, Caos e Invierno
Aunque a traición me han herido
Con sus filosos destellos,
Dame, por Dios, esos bellos
Ojos que tanto he querido,
Ay r para enlutar con ellos
El féretro de tu olvido
[194]
LA VIDA
DESOLACION ABSURDA
LA TORRE DE LAS ESFINGES
TERTULIA LUNATICA
LA VIDA
Yacía cerca de un año>
Después de aquel largo baño
Que me alivió de un Deseo,
Convaleciente y huraño
Junio al piadoso Leteo 1
Era el confín rosicler,
El mar estaba amatista,
Una fragancia a mujer
Lknó el camino sonoro
Por donde el divino Toro
Paseó su curva conquista.
Hacia el alba que madruga,
Surgió un corcel metafórico
Y desperté a un pitagórico
Ritmo de estrella que fuga 1
Fue sobre un fondo alegórico
En vías - láctea» de franca
1 Convaleciente de un gran dolor moral, en la margen del
Olvido
2 Representa este corcel simbólico el Yo consciente y audaz
del Poeta su Numen soñador y enfermo, su espíritu parado] al y re-
volucionario, su alma sedienta de Invisible y de Verdad Religiosa,
- el Genio investigador de la Causa Suprema a través de la Ciencia
y de la Metafísica en dolorosa peregrinación
[197]
Luz se trocaban sus huella»,
Y si el azote con blanca
Furia peinábale el anca,
Se destrenzaban centellas
Anfibológico, iluso
En su cambiante sofístico,
Robóle a un cometa abstruso
Su cauda tendida al uso
De algún zig zig cabalístico
Imposiblemente vaga,
Su testa de Esfinge aciaga,
Enseñoreaba hacia Osiris
El infinito irreal,
Y a manera de pretal
Lucía un gran arco iris
Para la negra ventisca
Que apaga el centro del Yo,
Llevaba en su frente arisca
Un ávido tragaluz
Sacudido por un asma
Plu tónica describió
Como la doma fantasma
Del Huracán por la Luz
En grises acuosidades
Y en nubes de crespa espuma,
Brotaban las tempestades
De su boca y cavidades
Nasales Eran de bruma
Sus vagos ojos de esplín,
Una lira y una espada
Ondeaban entre la crin
[198]
Y joh T eternidad de un instante,
Sobre su pecho grabada
Con mi letra en sangre humeante,
Leí esta palabra Fin f
El inaudito corcel
Se fue acercando De pronto
Atravesó el Helesponto
Y hálleme a dos pasos de él
Gallarda Pentesilea 3
Regíalo sus pupilas
Eran como dos sibilas
En el templo de Febea
Bordoneaba la marea
De sus cabellos en hilas
De diamante musical,
Y era su sonrisa como
La ingenuidad matinal
Bien segura sobre el lomo,
Dando espuela, a toda brida,
Rosa y pnmavenzada
Iba en su tornasolada
Cabalgadura fluida
Por estribera que nunca
Rielo mas trágica y roja,
Llevaba una luna trunca
A modo de paradoja
3 Esta Amazona emblemática que atrae el Poeta» significa la
Ilusión soñada, el divino Ideal, la Forma Perfecta y Armoniosa de
la Belleza en el Arte y en el Pensamiento, la ansiada Felicidad te-
rrenal que tanto se persigue, a través de cíen reveses y desangra-
mientos, el Amor puro y metafísico que se acerca a Dios» reflejo
radiante del Sumo Bien y de la Suma Hermosura la joie de vivr*
más elevada, la sublime Esperanza y el ciego instinto de la Vida
[199]
Bajo su fausta corona,
Cegóme su incandescencia
Era la infinita ciencia
Hecha \erso esta amazona
Oh, milagro de atracción
Y de curva, oh la superna
Cosmof ísiologación ?
A un costado del arzón
Caía su augusta pierna
Como una interrogación
A la geometría Eterna T
Vióme y con arte mortal
De refinada histnonisa,
Me hizo una seña indecisa
De gracia filosofal
Medio desnudo y turbado
Por la ilusión que era Ella,
Lánceme como centella
En el vértigo inspirado
Salvando montes y zanjas,
En la ficción de las Horas,
Pasé desde las Auroras
A los Ocasos naranjas
Con el halago de sí,
Leve y fugaz como el aura,
Iba la briosa Centaura
Siempre delante de mí
Cuánto duró el frenesí ?
— No sé, ni que talismán
Mostraba si sonreía,
Que redoblaba mi afán
[ 200 ]
Inútil toda porfía *
Ella me huía, me huía
Y huyéndome me atraía
Como un fabuloso imán
Arrebatado en el ciego
Desatino de la marcha
No sentía m la escarcha
De los Inviernos, ni el fuego
De los Veranos Dos veces
Lloré el radiante aleluya
Cuando me dijo — "Soy tuya
Para siempre Julio amado,
Sé que en extremo padeces,
Ya estamos cerca, ten brío
Ven a mi Alcázar de Estío,
Allá mi amor inflamado
Te hará sentir embriagueces
De Inmensidad y Vacío 1"
Mírela y quedé sin vista,
Quise hablarla, estaba mudo,
Perdí mi espada y mi escudo,
Y erré dos veces la pista
Tras esa bella impostura,
Como un ebrio dando tumbos,
Iba siguiendo los rumbos
Oblicuos de la Locura*
[201]
Sangrándome los abrojos,
Absurdamente corría,
Y ella siempre se ofrecía
Con su gesto y con sus ojos
De agotamiento cardíaco
Tuve sincopes mortales,
Bajo los guiños fatales
De Saturno y del Zodíaco
— Espérame! — la imploraba
— Por qué marchas tan de prisa 9
Y ella siempre se brindaba
Con su gracia y con su risa
"Oh, tú, quimera platónica,
Unida al Ser por un guión,
Armonía Cosmogónica
Ebria de Revelación 1
Condúceme hasta las bellas
Fuentes de Azul inaudito,
Donde abreva el Infinito
Con au rebaño de estrellas r
Deja que en tu mano pálida,
Agua de olvido y perdón,
Se enfríe mi frente calida
Y duerma mi corazón 1
Cíñeme la ardiente túnica
Que dio de morir a Neso,
Dame de besar el beso
Que se besa una vez única*
[202]
Tal vez halle un elixir
Para este mal singular,
Que me duele hasta reír
Y me alegra hasta llorar 1
Yo oficiaré en lo mas hondo
De tu Estética alegórica,
Dueña del beso sin fondo
De erudición Pitagórica r>
— " Aguárdame, esto> herido,
Tomemos por otra senda ! "
Ella entonces como en prenda
De haberme compadecido,
Debilitaba el corcel,
Pero ♦ recurso fingido
Que al ir a coger la ofrenda
De su sonrisa de miel
Soltaba otra vez la rienda
Y se <*lejaba, cruel f
Desde Platón a Pitagoras,
Y desde Cristo hasta Budha,
Traspuse todas las ágoras
Del pensamiento y la duda 1
1 Peregrinación intelectual del poeta a través de la filosofía
[203]
Salpicado del relente
Multicolor del sofisma,
Siguió el equino en su misma
Velocidad incoherente
Vadeamos el Aqueronte 1
De todas las esperanzas,
Y alia por las lontananzas
Muequeó el horrible horizonte
Se conmovieron los rotos
Ejes de Dios iracundos,
Y como bajos profundos
Cantaron los terremotos,
Mientras al fin de la ruta.
Sobre los antros ignotos
Atacaba la disputa
Del trueno y el océano,
El relámpago, batuta
De algún Berlioz sobrehumano f
Crespo, las crines de ola,
Internábase en las tácitas
Regiones del alma sola,
Espantando con su cola
Miles de estrellas parásitas 2
1 Ateísmo, Desesperanza, Caos
2 El espíritu Investigador ahonda y se reconcentra, ahuyentan-
do con desdén gallardo los prejuicios que le acosan
[ 204 ]
Arrogante, a cada salto
De su monstruoso heroísmo,
Crujía de sobresalto
El corazón del abismo 1
Vencedor en la palestra
Era a veces sanguinario 1
Desdeñando una maestra
Agresión de Sagitario
Tomóle altivo la diestra,
Y en el riñon de la Osa
Clavó la daga horrorosa
De su mira siniestra' 2
A su divino contacto
Llenábanse de monólogos
Los tenebrosos ideólogos
Del inconcebible abstracto, a
Oxigenando el futuro
Con sus alas, en un tren
Tempestuoso de albatróa,
1 Celébrase el bautismo de la sangre, a cuyo precio divino se
compran en la Historia las grandes conquistas
2 Sagitario, símbolo del Tiempo destructor y amenazador La
Osa que representa al monstruo atávico en todo el orden de la acti-
vidad mental y social
3 La Razón avanza, avanza hacia la Metafísica
[205 ]
Iba el audaz palafrén
Terrible y congestionado
Por el Enigma, y yo en pos*
Vuelta la grupa hacia el hado,
Irregular en su apuro,
Marchaba como seguro
De amanecer frente a Dio* 1
Entre en el Ultra violado,
Allende al último muí o
Del Alto Imperio Sereno,
Mi espíritu e&taba lleno
De Pasmo'
Cuantas veces mi entusiasmo
Daba en querer ser idóneo,
Tendido a todo sarcasmo
Se hizo un arco el desenfreno 1
De aquel cuadrúpedo erróneo
Por la amplitud erudita,
De un confín a otro confín,
Tascando el rayo del freno
Cunde galopando el trueno
De la epopeya infinita'
Ungido con el hollín
De los hornos planetarios.
Atravesó imaginarios
Caos en donde Cam
Anduvo errante un minuto 1
1 La Verdad se escapa irónicamente entre la red sutil <te las
especulaciones abstrusaa
[206]
Ebrio de incógnito luto,
Por el informe proscenio,
Iba en balances de genio
Devorando lo Absoluto' 1
La sacra silueta hosca
De la bíblica montaña.
Viole afrontar la maraña,
Que en el más allá se embosca,
Y en su estupendo camino,
Perforar cual ígnea mosca
La inmensa tela de araña
De los cometas del Sino 1 2
Al par que la bestia brava
Plano a plano se arriesgaba
Por el insondable sueño,
En su esfíngida y disforme
Cabeza, noté un enorme
Guarismo a modo de ceño
Oh símbolo universal,
Ca\ado en el fondo bruno
De lo inmanente vital
Era este guarismo el uno
Del Génesis Material 1
1 El Pensamiento en lo Incognoscible
2 A través del Destino y la Superstición» el alma piensa heroi-
camente con ie en el triunfo
3 Monismo Afinidad cogita cional con fíaeokel y los principios
positivistas de las nuevas ciencias naturales
1207]
Ante el flamígero coro,
Que le abrumó a cortesías,
Tirvo un resuello sonoro
Para la yunta que Elias
Domó en el Carro de Oro' 1
Haciendo un combo agujero
En el azul, se abrió paso
Y en el umbral del Parnaso
Humeó como un pebetero f 2
Al Dragón, cuva fiereza
Olímpica al Cisne asusta,
Con una patada augusta
Le destrozó la cabeza 1 8
Resoplando el episodio
De las íntimas batallas,
Apagaba las hornallas
Del atavismo y del odio 1
La Medusa del Problema,
En su cuerno de diamante,
Una insomne X \ oíante
Le hizo por marca suprema r
Siempre que errante batía
La cumbre de algún Tabor,
1 En honor a la gran poesía hebraica uncida a la tremenda y
fragorosa inspiración de los Profetas
2 Se inciensa el Arte Pagano de que el poeta es cultor humilde
3 Dragón y Cisne Constelaciones El Dragón figura la devo-
rante prosa moral, el bajo utilitarismo la pasión mezquina, el oro
déspota y mercader el vendaval de la política Industrial que seca
las fuentes puras del alma humana El Cisne la serena y dulce poe-
sía el arte contemplativo que sueña a solas
4 La X misterioso emblema que tiene alas y no duerme nunca
con que el esteta honra a su cabalgadura inspirada
[208]
Desarrollaban las trombas
Su crespa talla bravia
De profetas en fragor r
De su negra batería
Le disparaba el Error
Meteoros, como bombas
Efímeras de Utopia 1 1
De su textura herculánea
Lkrvía un sudor fecundo
Que despertaba en el mundo
La floración expontánea 1
En su obsesión de voluble
Murciélago secular,
Parecía un familiar
De la sombra irresoluble'
El Incognoscible Atómico
Lo hipnotizaba en su ascenso,
Zumbando el "scheizo ,J inmenso
De un orquest|ión astronómico 1 2
Toda duda y tjodo Arcano
Irritaban su fiebre,
El anhelaba un pesebre
Fuera del saber humano 1
1 El Error, el viejo Error es la Noche de la Conciencia psico-
lógica que dispara a la razón alucinantes y efímeros meteoros
2 Primeras Causas Sugestión de lo impenetrable
[209 ]
A^ien quimeras del Mapa
Y del termino algebrista,
Llegue a la mas honda etapa
De mi excursión fatalista 1
Oh, epilepsia ínconocida 1
Sobre el cielo metafísico
Vi un corazón de suicida
Arrítmico v fraternal 2
Era un reloj poeniamco
Este reloj psic oficie o
Que con latidos de pánico
Iba marcando mi mal*
Arremolinóse el bruto
Queriendo retroceder,
Un polvo de nebulosas
Nimbó su vaivén hirsuto,
Y en el borrón de las cosas
Relampagueó Lucifer 1
De repente, en el elíptico
Drama super-sideral,
Sufrió el cuadrante la suerte
De un eclipse apocalíptico,
Y se detuvo en la muerte
Crepúsculo fantasmal
En un desaliento inerte
Quedábame euando Ella
1 Glaciahdad, Parálisis Bhuda Shopenhaüer Fatalismo Poe
Satán
2 Se alude al corazón arrítmico del Poeta, quien ha sufrido
siempre de una desesperante neurosis cardiaca que le ha hecho
temer Dor la vida
[210 3
I
Me da nuevamente otro
Suspiro y blandiendo el potro
Hacia la noche atropelia 1 1
Cómo resistir a todo
Su poderío intangible
Yo la amaba por su modo
De conjugar lo Imposible T
Entre seguir o perderla
Lucho estérilmente, lucho,
Cierro los ojos, la miro
No puedo mirarla mucho,
Ni puedo dejar de verla «
Cuando al azar en que giro
Me insinuó la profetisa
El relámpago luz perla
Que decora su sonrisa 1
Otra vez, ágil me lanzo
Por la Inmensidad perpleja,
Hacia su magia compleja,
Pero, inútil no la alcanzo
Llego al delirio ¡no avanzo 1
Y voy en razón ingrata,
Como un criterio especioso,
Por la ironía insensata
De un gran circulo vicioso 1
Polo de la Conjetura .
Frío a frío la blaneura
Severa de los asombros
Quemó mis rizos castaños,
1 Triunfo magnético de la Vid», de la Ilusión, del Ideal, d«J
iuper instinto Avasallador <ju* mueve las facultades
[211]
Y el empellón de los años
Fue deformando mis hombros r 1
Era eterno aquel viaje
Por la estepa ineficaz,
Y bajo el ojo salvaje
Del infinito voraz 1
— ¡Detiénete, Profetisa,
Y en un éxtasis delgado,
Despliega el iluminado
Abanico de tu risa T
"Oh, sV Tu risa divina
Me satura de mañana,
De ¡primavera liviana,
Y de fuente cristalina
"Bien sabe Dios, cuánto alegras
Mi ser con tus risas francas,
Como la luna hace blancas
Las tempestades más negras 1
Piedad, egregia señora,
Espérame, te lo implora
Mi osada pasión mendiga,
Mi delgadez y mi llanto
Es anormal mi fatiga
Y son mis ansias extremas
Por visitar el encanto
De tus languideces cremas T "
Y ¡ah' mi señora, entretanto,
Apenas me respondía
1 L« vejez precot del Poeta fruto de sus grandes emociones,
de sus luchas mentales y atroces vicisitudes
1212]
Con un beso que en las yemas
De sus dedos se dormía
Por fm, en la desventura
De un Otoño de agonía,
Columbré una arquitectura
Cuadrangular y sombría,
Que parecióme estar junto
A una tétrica Abadía 1
Relinchó el corcel al punto,
Y piafando de impaciencia,
Rumbeó a la triste morada,
Bajo la aguda violencia
De la espuela despiadada
Lentamente, vagamente,
Cautamente y mortalmente,
Como un discreto reproche,
Se deslizaba la noche
De los eternos exilios,
Y en el campo los idilios
Se despedían 1 No era
La sonrosada pradera
De los alados Virgilios,
Aquel lugar taciturno
El agorero Saturno
Me hinco su mirar huraño
Y un torvo pajaro extraño
Cantó un doliente nocturno
De Chopm Corrióme un frío
1 El Poeta columbra un sitio que no es otro que el Cemen-
terio
[213]
Aspero, un sordo placer
Fúnebre, me ava3allaba
Y sentí como una cava
En lo más hondo del ser*
Oh, cielos 1 Dudando estaba
Si este espectral señorío
Fuera el Alcázar de Estío,
Cuando oí que me llamaba
Por mi nombre una mujer.
"Penetra en mí* Juho mío.
Y embriágate con mi lava
De apasionado extravío f "
Sublime estremecimiento 1
—"¿Aquí es 9 — grité — ¿Aquí es?"
Cabe un blanco monumento,
Apeóse en ese momento
Y ató la bestia a un ciprés
Era mi ardor tan agudo,
Tal era mi aturdimiento,
Que en \ez de echarme a sus pies,
Quédeme un instante mudo,
Y ni respondí al saludo
De su sonrisa cortés
— "Ven, dueño mío, mi vida
Toda se exhala hacia ti'",
Esto diciendo mi hurí
Cada vez más encendida
Y palpitándole el pecho,
Iba acercándose a un lecho
De piedra en forma de cruz,
Prolongadamente estrecho
[2U]
Luego, en un rapto de luz,
Suspiró y enajenada
Me abrió como un hbro erótico
Sus brazos y su mirada
Oh, loca fascinación,
Misterioso ángulo hipnótico 1
Toda mi esencia en oleada
Fue a verterse en el mas puro
Cahz de alucinación
Mas, jay 1 de pronto, mi amada,
Lanzando una maldición,
Trocóse, como a un conjuro,
En un caballero obscuro,
£1 cual con una e&tocada
Me atravesó el corazón T 1
1 La Muerte
£215]
DESOLACION ABSURDA
Je aerai ton cercueil
airaable pestileiice 1
Noche de tenues suspiros
Platónicamente ilesos
Vuelan bandadas de besos
Y parejas de suspiros
Ebrios de amor los céfiros
Hinchan su leve plumón,
Y los sauces en montón
Obseden los camalotes
Como torvos hugonotes
De una muda emigración
Es la divina hora azul
En que cruza el meteoro,
Como metáfora de oro
Por un gran cerebro azul
Una encantada Stambul
Surge de tu guardapelo,
Y llevan su desconsuelo
Hacia \agos ostracismos,
Floridos sonambulismos
Y adioses de terciopelo
En este instante de esplín,
Mi cerebro es como un piano
[216]
Donde un aire Wagnenano
Toca el loco del esplín
En el lírico festín
De la ontológica altura,
Muestra la luna su dura
Calavera torva y seca,
Y hace una rígida mueca
Con su mandíbula obscura
El mar, como gran anciano,
Lleno de arrugas y canas,
Junto a las playas lejanas
Tiene rezongos de anciano
Hay en acecho una mano
Dentro del tembladeral,
Y la supersustancial
Via láctea se me finge
La osamenta de una Esfinge
Dispersada en un erial
Cantando la tartamuda
Frase de oro de una flauta,
Recorre el eco su pauta
De música tartamuda.
El entrecejo de Buda
Hinca el barranco sombrío,
Abre un bostezo de hastio
La perezosa campaña,
Y el molino es una araña
Que se agita en el vacío*
Deja que incline mi frente
En tu frente subjetiva,
En la enferma sensitiva
Media luna de tu frente,
Que en la copa decadente
[217]
De tu pupila profunda
Beba el alma vagabunda
Que me da ciencias astrales,
En las horas espectrales
De mi \ida moribunda 1
Deja que rime unos sueños
En tu rostro de gardenia,
Hada de la neurastenia,
Trágica luz de mis sueños
Mercadera de beleños
Llévame al mundo que encanta*
Soy el genio de Atalanta
Que en sus delirios evoca
El ecuador de tu boca
Y el polo de tu garganta'
Con el alma hecha pedazos,
Tengo un Calvario en el mundo,
Amo y soy un moribundo,
Tengo el alma hecha pedazos
Cruz me deparan tus brazos,
Hiél tus lagrimas salinas,
Tus diestras uñas espinas,
Y dos cla\os luminosos
Los aleonados y briosos
Ojos con que me fascinas 1
Oh, mariposa nocturna
De mi lámpara suicida,
Alma caduca y torcida,
Evanescencia nocturna,
Linfantica taciturna
De mi Nirvana opioso,
En tu mirar sigiloso
Me espeluzna tu erotismo
[218]
Que es la pasión del abismo
Por el Angel Tenebroso 1
(Es media noche) Las ranas
Torturan en su acordeón
Un "piano" de Mendelssohn
Que es un gemido de ranas,
Habla de cosas lejanas
Un clamoreo sutil,
Y con aire acrobatil,
Bajo la inquieta laguna,
Hace piruetas la luna
Sobre una red de maifil
Juega el viento perfumado,
Con los pétalos que arranca,
Una partida muy blanca
De un ajedrez perfumado,
Pliega el arroyo en el prado
Su abanico de cristal,
Y genialmente anormal
Finge el monte a la distancia
Una gran protuberancia
Del cerebro universal
Vengo a ti, serpiente de ojos
Que hunden crímenes amenos,
La de los siete \enenos
En el iris de sus ojos,
Beberán tus llantos rojos
Mis estertores acerbos,
Mientras los fúnebres cuervos,
Re> es de las sepulturas,
Velan como almas obscuras
De atormentados protervos!
[219]
Tú eres postuma y marchita
Misteriosa flor erótica,
Milmnanochesca, hipnótica»
Flor de Estigia acre y marchita,
Tu eres absurda y maldita,
Desterrada del Placer,
La paradoja del ser
En el borrón de la Nada,
Una hurí desesperada
Del harem de Baudelaire*
Ven, declina tu cabeza
De honda noche delmcuente
Sobre mi tétrica frente,
Sobre mi aciaga cabeza,
Deje su indócil rareza
Tu numen desolador,
Que en el drama inmolador
De nuestros mudos abrazos
Yo te abriré con mis brazos
Un paréntesis de amor 1
[2*0]
LA TORRE DE LAS ESFINGES
TERTULIA LUNATICA
PSICOLOGACION
MORBO - PANTEISTA
Vesperaa
Jam sol rectdit ígneus
I
En túmulo de oro vago,
Cataleptico fakir,
Se dio el tramonto a dormir
La unción de un Nirvana vago
Objetívase un aciago
Suplicio de pensamiento,
Y como un remordimiento
Pulula el sordo rumor
De algún pulverizador
De músicas de tormento
El cielo abre un gesto verde,
Y ríe el desequilibrio
De un sátiro de ludibrio
Enfermo de absintio verde
En hipótesis se pierde
El horizonte errabundo,
Y el campo meditabundo
De informe turbión se puebla,
Gomo que todo es tiniebla
En la conciencia del Mundo
[231]
Ya las luciérnagas — brujai
Del joyel de Salambo —
Guiñan la "marche aux flambeaux"
De un aquelarre de brujas
Da nostalgias de Cartujas
El ciprés de terciopelo,
Y vuelan de tu pañuelo,
En fragantes confidencias
Interjecciones de ausencias
Y ojeras de ritornelo
Todo es postumo v abstracto
Y se intiman de monólogos
Los espíritus ideólogos
Del Incognoscible Abstracto
Arde el bosque estupefacto
En un éxtasis de luto,
Y se electriza el hirsuto
Laberinto del proscenio
Con el fosforo del genio
Lóbrego de lo Absoluto
Todo suscita el cansancio
De algún país psicofisico
En el polo metafisico
De silencio y de cansancio
Un vaho de tiempo rancio
Historia la unción plenana,
Y cunde, ante la arbitraria
Lógica de la extensión,
La materialización
Del ánima planetaria*
Del insonoro interior
De mis obscuros naufragios,
Zumba, viva de presagios,
[222 ]
La Babilonia interior
Un pitagonzador
Horoscopa de ultra noche,
Mientras, en auto reproche
De contricciones estáticas,
Rondan las momias hieráticas
Del Escorial de la Noche
Fuegos fatuos de exorcismo
Ilustran mi doble vista,
Como una malabarista
Rutilación de exorcismo
Lo Sub - Consciente del mismo
Gran Todo, me escalofría,
Y en la multitud sombría
De la gran timebla afónica
Fermenta una cosmogónica
Trompeta de ¡profecía
Tal en un rapto de nieve
Se aguza la ermita gótica,
Y arriba la aguja hipnótica
Enhebra estrellas de nieve
El bosque en la sombra mueve
Fantásticos descalabros,
Y en los enebros macabros
Blande su caña un pastor,
Como un lego apagador
De tétricos candelabros
Duerme, la oreja en acecho,
Como un lobo montaraz
El silencio suspicaz
Del precipicio en acecho
Frunce el erial su despecho,
Mientras disuelve y rehusa
[223 ]
El borbollón de la esclusa
Monólogos de esquimal,
En gárgaras de cristal
Y euforias de cornamusa
Adarga en ristre, el sonámbulo
Molino metafonza
Un Don Quijote en la liza,
Encabalgado y sonambulo
Tortura el humo un funámbulo
Guignol de {Caleidoscopio,
Y hacia la noche de opio
Abren los pozos de Ciencia
El ojo de una conciencia
Profunda de espectroscopio
Sobre la torre, enigmático
El buho de ojos de azuíre,
Su canto insalubre sufre
Como un muezín enigmático
Ante el augurio lunático,
Capciosa, espectral, desnuda,
Aterciopelada y muda,
Desciende en su tela inerte,
Como una araña de muerte,
La inmensa noche de Budha
Ad completonum
II
Ln un bostezo de horror,
Tuerce el estero holgazán
Su boca de Leviatan
Tornasolada de horror
Dicta el Sumo Redactor,
A b gran Sombra Profeta
[224 ]
Y obsediendo la glorieta,
Como una insana clavija,
Rechina su idea fija
La turbadora veleta
Ríe el viento confidente
Con el vaivén de su cola
Tersa de gato de Angola,
Perfumada y confidente .
El mar inauditamente
Se encoge de sumisión,
Y el faro vidente, en son
De taumaturgas hombrías,
Traduce al torvo Isaías
Hipnotizando un león
Estira aplausos de ascua
La hoguera por los establos
Rabiosa erección de diablos
Con tenedores en ascua
Un brujo espanto de Pascua
De Mansápolo asedia,
Y una espectral Edad Media
Danza epilepsias abstrusas,
Como un horror de Medusas
De la Divina Comedia
En una burla espantosa,
El túnel del terraplén
Bosteza como Gwynplame
Su carcajada espantosa
Hincha su giba la unciosa
Cúpula, y con sus protervos
Maleficios de hicocervos,
Conjetura el santuario
El mito de un dromedario
Carcomido por los cuervos
[225 ]
Las cosas se hacen facsímile*
De mis alucinaciones
Y *on como asociaciones
Simbólicas de facsímiles
Entre humos inverosímiles
Almea el cañaveral,
Con su apostura marcial
Y sus penachos de gloria,
Las armas de la victoria
En un vivac imperial
Un arlequín tarambana
Con un toe -toe insensato
El tonel de Fortunato
Bate en mi sien tarambana
Siento sorda la campana
Que en mi pensamiento intuye,
En el eco que refluye,
Mi voz otra voz me nombra,
Y hosco persigo en mi sombra
Mi propia entidad que huye 1
La realidad espectral
Pasa a través de la trágica
Y turbia linterna mágica
De mi razón espectral
Saturno infunde el fatal
Humor bizco de su influjo
Y la luna en el Teflujo,
Se rompe, fuga y se integra
Como por la magia negra
De un escamoteo brujo
En la cantera fantasma
Estampa Doré su mueca
Fosca, satnrmana y hueca
[226 ]
De pesadilla fantasma
En el Cementerio pasma
La Muerte un zurdo can -can,
Ladra en un perro Satán,
Y un profesor rascahuesos
Trabuca en hijos aviesos
El Carnaval de Schumann
Avermxs
III
Tú que has entrado en mi imperio
Como feroz dentellada,
Demonia tornasolada
Con romas garras de imperio
Infiéranme en el cauterio
Voraz de tus ojos vagos,
Y en tus senos que son lagos
De ágata en cuyos sigilos
Vigilan los cocodrilos
Reprobos de tus halagos 1
Consubstanciados en fiebre,
Amo, en supremas neurosis,
Vivir las metempsicosis
Vesánicas de tu fiebre
Haz que entre rayos celebre
Su aparición Relcebú,
Y tus besos de cauchu
Me sirvan aus mara\ illas,
Al modo que las pastillas
Del Hada Pan - Banú r
Lapona Esfinge En tus grises
Pupilas de opio, evidencio
[227]
La Catedral del Silencio
De mis neurastenia» grises
Embalsamados países
De ópalo y de \entiscos,
Bruma el esplín de sus discos,
En cu>os glaciales bancos
Adoran dos osos blancos
A los Menguantes ariscos
En el Edén de la inquieta
Ciencia del Bien y del Mal,
Mordí en tu beso el fatal
Manzano de carne inquieta
Tu cabellera \ioleta
Denuncia su fronda inerte,
Mi abrazo es el dragón fuerte
Y los frutos delictuosos
Tus inauditos y briosos
Senos que me dan la muerte'
Carnívora paradoja,
Funambulesca Danaida,
Esfinge de mi Tebaida
Maldita de paradoja
Tu miseria es de una roja
Fascinación de impostura,
Y arde el cubil de tu impura
Y artera risa de clínica,
Como un incesto en la cínica
Máscara de la Locura'
El noctem quietam concedct Dominus
IV
Canta la noche salvaje
Sus ventriloquias de Congo,
[228 ]
En un gangaso diptongo
De guturación salvaje
La luna muda su viaje
De astrólogo girasol,
Y olímpico caracol.
Proverbial de los oráculos,
Hunde en el mar sus tentáculos,
Hipnotizado de Sol
Sueña Rodenbach su ambigua
Quimera azul, en la bruma,
Y el gris surtidor empluma
Su frivolidad ambigua
Allá en la mansión antigua
La noble anciana de leda
Cara de esmalte, remeda
— Bajo su crespo algodón —
El copo de una ilusión
Envuelta en papel de seda
En la abstracción de un espejo
Introspectivo me copio
Y me reitero en mi propio
Como en un cóncavo espejo
La sierra nubla un perplejo
Rictus de tormenta mómica,
Y en su gran pagina atómica
Finge el cielo de estupor
El inmenso borrador
De una música astronómica
Con insomnios de neuralgia
Bosteza el reloj la una,
Y el parque alemán de luna
Sufre una blanca neuralgia
[ 229 ]
Ronca el pino su nostalgia
Con latines de arcipreste,
Y es el molino una agreste
Libélula embalsamada,
En un alfiler picada
A la vitrina celeste
Un leit-motiv de ultratumba
Desarticula el pantano,
Como un organillo insano
De un carrousel de ultratumba
El infinito derrumba
Su interrogación huraña,
Y se suicida, en la extraña
Via láctea, el meteoro,
Como un carbunclo de oro
En una tela de araña
V
jOh, negra flor de Idealismo 1
i Oh, hiena de diplomacia,
Con bilis de aristocracia
Y lepra azul de idealismo r
Es un cáncer tu erotismo
De absurdidad taciturna,
Y florece en mi saturna
Fiebre de virus madrastros,
Como un cultivo de astros
En la gangrena nocturna
Te llevo en el corazón,
Nimbada de mi sofisma.
[230]
Como un siniestro aneurisma
Que rompe mi corazón
jOh, Monstrua 1 Mi ulceración
En tu lirismo retoña,
Y tu idílica zampona
No es mas que parasitaria
Bordona patibularia
De mi celeste carroña 1
|0h, musical y suicida
Tarántula abracadabra
De mi fanfarria macabra
Y de mi parche suicida'
— Infame 1 En tu desabrida
Rapacidad de perjura,
Tu sugestión me sulfura
Con el horrendo apetito
Que aboca por el Delito
La tenebrosa locura T
Officmm tcncbrarum
VI
Tal como en una capilla
Ardiente de hiperestesia,
Entre grillos de anestesia,
Tiembla la noche en capilla ♦
Un gato negro a la orilla
Del cenador de bambú,
Telegrafía una "cu"
A Orion que le signa un guiño,
Y al fin estrangula un niño
Improntu hereje en "miau" 1
La luna de plafón chino
Prestidigita en su nesgo,
[2311
La testa truncada en sesgo,
De algún Cuasimodo chino
Sangra un puñal asesino
En la encrucijada obtusa ,
Y cual Tornera Reclusa,
Abre — entre sordos cuidados —
Las puertas, con solapados
Llaveros agrios, la Intrusa r
Su hisopo sacramental
Vierte en el lago amatista,
El sauce, corao un Bautista
En gesto sacramental.
Diverge un fauno invernal
El símbolo de sus cuernos,
Y con sulfuros internos
Riela el charco de disturbio,
Como un tragaluz del turbio
Sótano de los Avernos 1
En el Coi o de la Noche
Cárdena del otro mundo,
Retumban su "De Profundo"
Los monjes de media noche
Desde el pulpito, un fantoche
Cruje un responso malsano,
Y se adelanta un Hermano,
Y en cavernosas secuencias,
Le rinde tres reverencias
Con la cabeza en la mano
Eriza la insidia sorda
Del bituminoso piélago,
Caronte, con el murciélago
De su barca — vela sorda
En las riberas aborda,
[282]
El desgreñado turbión,
Y como la interjección
De un rayo sobre la Nada,
Se raja la carcajada
Estridente de Plutón' .
Numen
VII
Mefistofela divina,
Miasma de fulguración,
Aromática infección
De una fístula divina .
Fedra, Molocba, Cama,
Como tu filtro me supo 1
A ti — Santo Dios 1 — te cupo
Ser astro de mi desdoro
Yo te abomino y te adoro
Y de rodillas te escupo 1
Acude a mi desventura
Con tu electrosis de té,
En la luna de Astarté
Que auspicia tu desventura •
Vértigo de ensambladura
Y amapola de Sadismo
Yo sumaré a tu guarismo
Unitario de Gusana,
La equis de mi Nirvana
Y el cero de mi ostracismo'
Carie sórdida y uremia
Felina de blando arrimo,
Intoxícame en tu mimo
Entre dulzuras de uremia...
1 233 ]
Blande tu invicta blasfemia
Que es una garra pulida,
Y sórbeme por la herida
Sediciosa del pecado.
Como un pulpo delicado,
"Muerte a muerte y \ida a vida 1 '
Clávame en tus fulgurantes
Y fieros ojos de elipsis,
Y bruña el Apocalipsis
Sus músicas fulgurantes
Nunca T Jamas' Siempre' ) Antes 1
Ven, antropófaga y diestra,
Escorpiona v CIrvtemnestra 1
Pasa sobre mis arrobos,
Como un huracán de lobos
En una noche siniestra }
! Yo te excomulgo Ananké 1
Tu sombra de Melisendra
Irrita la escolopendra
Sinuosa de mi ananké
Eres hidra en Salomé,
En Brenda panteón de bruma,
Tempestad blanca en Satzuma,
En Semiramis carcoma,
Danza de \ientre en Sodoma
Y paramo en Olaluma 1
Por tu amable y circunspecta
Perfidia y tu desparpajo,
Hielo mi cuello en el tajo
De tu traición circunspecta» »
[234]
Y juro, por la selecta
Ciencia de tus artimañas,
Que irá con risas hurañas
Hacia tu esplín cuando muera,
Mi galante calavera
A morderte las entrañas 1
1909
it
[235 ]
LAS PASCUAS DEL TIEMPO
EL HADA MANZANA
BERCEUSE BLANCA
De LOS MAITINES DE LA NOCHE
(Sonetos)
LAS PASCUAS DEL TIEMPO
I — SU MAJESTAD EL TIEMPO
El Viejo Patriarca,
Que todo lo abarca, — ■
Se riza la barba de príncipe asmo,
Su nivea cabeza paTece un gran lino,
Parece un gran lino la nrvea cabeza del viejo Patriarca
Su pálida frente es un mapa confuso
La abultan montañas de hueso,
Que forman lo raro, lo inmenso, lo espeso
De todos los siglos del tiempo difuso
Su frente de viejo ermitaño
Parece el desierto de todo lo antaño
En ella han carpido la hora y el año,
Lo siempre empezado, lo siempre concluso,
Lo vago, lo ignoto, lo iluso, lo extraño,
hoi extraño y lo iluso
Su pálida frente es un mapa confuso
La cruzan arrugas, eternas arrugas,
Que son cual los nos del vago país de lo abstniso
Cuyas olas, los años, set escapan en rápidas fugas
[289 ]
Oh, las viejas, eternas arrugas'
Oh, lo» surcos obscuros 1
Pensamientos en formas de oTUgas
De donde saldrán los magníficos siglos futuros'
II — FIESTA POPULAR DE ULTRATUMBA
Un gran salón Un trono Cortinas Graderías
(Adonis ríe con Eros de algo que ha visto en Aspasia) ,
Las lunas de* los espejos muestran sus pálidos días,
Y hay en el techo y la alfombra mil panoramas de Asia
Las lámparas se consumen en amarillas lujurias,
Y las estufas se encienden en pubertades de fuego,
(Entran Sátiros, Gorrona*, Ménades, Ninfas y Furias,
Mientras recita unos versos el viejo patriarca griego)
Unos pajes a la puerta visten dorado uniforme,
Cruzan la saín doncellas ornadas con velo** blancos
( Anuncian están Goliat v una señora biforme
Que tiene la mitad pez. Barba Azul y sus dos zancos)
Un buen Término se ríe de un efebo que se baña
Todos tiemblan de repente t Entra el Hercules nervudo)
Grita Petronio Salerno* grita Luis Once Champaña 1
Grita un pierrot Menelao con un cuerno y un escudo 1
Todo* ríen sólo guardan seriedad Juno y Mahoma,
El gran César y Pompeyo, Belisano y otros nobles
Que no fueron muy felices en el amor — Se oyen dobles
Funerarios es la Parca que se asoma
Todos tiemblan, los más viejos rezan se esconden
[murmuran
Safo le be&a la mano Se oye de pronto un gran ruido,
[240 ]
Es Venus que llega todos se desvisten, tiemblan, juran,
Se arrojan al suelo > sólo se oye un inmenso rugido
De fiera hambrienta los hombres se abalanzan a la diosa
(Ya no hay nadie que este en calma, todos perdieron el
[juicio)
Todos la besan, la muerden, con una furia espantosa
Y Adonis, llora de rabia En medio de ese desquicio
El Papa Borgia es*á orando (mientras pellizca a una niña),
Tan sólo un bardo protesta Lamartine* con voz airada,
Para restaurar el orden se llamó a Marat La riña
Duró un minuto y la escena vino a terminar en nada
Con el ala en un talón entra Mercurio profundo
Silencio halló el mensajero El gran Voltaire guiñó un ojo
Como queriendo decir cuánto pedante en el mundo
Que piensa con los talones * Juan lo miró de reojo,
Y un periodista que había se puso seno y muy rojo
Entra Aladino y su lámpara Entran Cleopatra y Filipo
Entra la Rema de Saba Entran Salomón v Creso
(Con las pupilas saltadas se abalanzó un burgués rico,
Un banquero perdió el habla y otro se puso muv tieso)
"Mademoiselle Pompadour", anuncia un paje Mil notas
Vibran de pronto, los* hombres aparecen con peluca,
(Un calvo aplaude, y de gozo brinca una vieja caduca) ,
Comienza el baile pavanas, rondas, minués y gavotas
Bailan Nemrod y Sansón, Anteo, Quirón y Eunto,
Bailan Julieta, Eloísa, Santa Teresa y Eulalia,
Y los centauros Caumantes Gnneo, Medón y Clito
(Hércules no, le ha prohibido bailar la celosa Onfalia)
[241]
Entra Baco, de repente; todos gntan Vmo 1 Vino 1
(Borgoña, Italia y Oporto, Jerez, Chipre, Cognac, Caña,
Ginebra y hasta Aguardiente), viva el pámpano divino,
Vivan Noé y Edgard Poe, Bvron, Verlame y el Champaña 1
Esto dicho, ge abalanzan a un tonel Un fraile obeso
Cayó, debido, sm duda, (mas que al vino) al propio peso
Como sintieron calor Apulevo y Anacreon'e
Se bañaron en un cubo Entra de! pronto Caronte
i Todos corren a ocultarse) No faltó algún moralista
Español (ya se supone) que los tratara de beodos,
El escándalo tomaba una proporción no vista,
Hasta que llegó Saturno y gritando de mil modo*
Dijo que de buenas ganas iba a comerlos a todos
Hubo varios incidentes ¿ Entra Atda y ge hunde el piso
Eolo apaga unas bujías Habla Dantón sa ove un trueno
En el vaso en que Galeno
Y Esculapio se sirvieron, ninguno servirse quiso
Un estoico de veinte años atacado por el asma,
Se hallaba lejos de todos "Denle pronta} este jarabe"
Dijo Hipócrates, muy seno B\ron murmuró, muy grave
"Aphcadle una mujer en forma de cataplasma"
Una risa estrepitosa/ sonó en la¡ sala De rojo
Vestido un dandy gallardo, dióle la mano al poeta
Que tal ocurrencia tuvo (El gran Byron que era cojo,
Tanto como* presumido, no abandonó su banqueta,
Y tuvo para Mefisto la inclinación más discreta)
En esto hubo discusiones sobre cuál de los suicidas
Era mas digno de gloria Dijo Julieta yo he sido
Una reina del Amor hubiera dado mil vidas
Por juntarme a mi Romeo Dijo Werther yo he cumplido
C242 ]
Con un impulso sublime de personal arrogancia
Hablaron Safo y Petromo, y hasta Judas el ahorcado,
Por fin habló el cocinero del famoso Rey de Francia,
El, bravo Vatel yo, dijo, con valor me he suicidado
Por cosas mas importantes, por no encontrar un pescado 1
Todos soltaron la nsp (Grita un paje está Morfeo)
Todos callan, de repente todos se quedan dormidos
Se oven profundos ronquidos
(Entra en cuclillas un loco que se llama Devaneo)
III — LLEGADA DE LOS MESES Y DE LAS
HORAS
(Terpsicore puede mas que Morfeo )
Saludando cortesmente a la buena Mamá Juno
(Son las XII de la noche, del mes doce a 31)
Entran Junio, Julio, Agosto, Setiembre, Octubre y
[Noviembre
Enero, Marzo \ Abril, Ma\o, Febrero > Diciembre
Sigúelos el Viejo Tiempo, con traje de soberano,
(El Patriarca de los Siglos a quien ninguno conoce)
Y tomadas de la mano,
Formando rueda v bailando la \ieja danza del brinco*
La seis, la ocho, la nueve, la diez, la once, la doce,
La una, la dos, la cuatro, la tres, la siete y la cinco
(Anuncian está Terpsicorel Todos despiertan y ríen,
El gran salón se ilumina con mil resplandores blancos,
Barba Azul corre en sus zancos,
Raras macabras armónicas los instrumentos deslíen,
Y sin que haya espiritistas saltan laa mesas y bancos,
Byron, Tirteo y Quevedo se oKidan de que «on cojos,
[243 ]
Rabelais y el gran Leopardi no saben ya sus defectos,
Homero y Milton se muestran, ambos, con grandes anteojos,
Los cuerdos se \uelven locos y arlequines los provectos
(Por bailar a misia Parca también se le van los ojos)
IV — RECEPCION INSTRUMENTAL DEL
GRAN POLIGLOTO ORFEO
(Cuentos de Armonía)
Entra el viejo Orfeo Mil notas auroran
El aire de ruidos, mil notas confusas
Suspiran las Musas, las Sirenas lloran,
Las Sirenas lloran suspiran las Musas
Misteriosas flautas, que modulan gritos
De bacantes ebrias de hetairas locas
Cantan las canciones de los tristes mitos
De los besos muertos en las regias bocas
Finas violas trinan los rondeles breves
Que en la danza íegia dicen los encajes,
Las suaves y amables carcajadas leves
De las suaves sedas de los leves trajes
Sistros marfilados hablan de las lidias
De los viejos reyes, de su real decoro,
De Judith y Esther cuentan las perfidias,
Los asesinatos de au¿ besos de oro
Címbalos de plata cuentan las historias
De remas de Saba, de sangrientas misas,
Y cascabelean las divinas glorias
De los viejos bardos y las pitonisas.
t244]
Suaves mandolinas desabrochan llantos
De Mignones ebrias y Lilis divinas,
Y hacen las historias de -crueles encantos
Y dulces venenos, de las Florentinas
Cuernos y zamponas, cobres y trompetas,
(Que tienen el triunío dorado del Sol),
Aullan y ladran y rujen } gritan,
Los himnos mas rojos en tono si bemol
Hablando de guerras, de sangre, de atletas,
De incendios, de muertes y cosas que excitan
Organos tronantes murmuran canciones,
De mística, vaga, celeste armonía,
Que hacen de las barbas de Jebová vellones
Para ornar la mesa de la eucaristía
Discretos viohnes hacen historietas
De pies diminutos, escotes > talles,
De anillos traidores, de las Antometas,
De los galanteos del regio Versalles
Narran mil alegros, de collares ricos,
De aleves conquistas, de alcobas doradas,
Las conspiraciones de los abanicos
Y las aventuras de las estocadas
Timbales y oboes, panderos y gaitas
Son gitanas tristes, ebrias bayaderas
Que dan el almíbar de la chingaitas,
Sangre de cicutas, celos de panteras, —
Que sugieren dramas de placer y llanto,
Risas y suspiros de Selikas locas,
Sollozos de Aída, ramos de amaranto,
Orgías de vasos, puñales y bocas
[ 245 ]
Graves clavicordios, tristes violoncelos,
Susurran amores de duques suicidas,
Y hablan en la lengua de los terciopelos.
Del vino que usaban las reinas queridas
Guitarras sensibles, en raudos alegros,
Hablan de toreros, chulos y manólas,
Fingen las tormentas d& los ojos negros,
Y hablan de los celos de las remas Lolas
Ríen con la risa del castañeteo,
Vuelan con el vuelo de la seguidilla,
Y hablan del hechizo que en el culebreo
Ponen las sultanas de la manzanilla
Sugieren de pronto caderas ariscas
Gestos que pro\ocan, \ ligas que atan,
Toros de lujurias, besos de odaliscas,
Canelas, mantillas y piernas que matan'
Y — LA GRAN SOIREE DE LA ELEGANCIA —
LA DANZA DE LOS MESES Y DE LAS
HORAS — GALANTERIAS ETERNAS
Decoración La bala semeja una floresta,
Unos faunos sensuales persiguen a un dríada,
Cantos de aves sinfónicas hacen vibrar la orquesta
(Pajes, Arqueros, Duendes y gente uniformada)
Los Dioses del Olimpo todos se haUan presentes
(Emblemas, jeroglíficos, tou>on, panoplias, cuernos)
Inmensa muchedumbre de silenciosas gentes,
Santos del Paraíso, reyes de los Infiernos
[ 246 ]
El Viejo Tiempo se halla sentado en un gran soUo
(Heraldos y sirenas, dragones, sagJanos),
A un lado el Laberinto y al otro el Capitolio.
La Parca está rezando sus credos funerarios
Acteón contempla a Diana Pan toca su bocina
Un centauro y un sátiro se cuentan sus lujurias
Hidras , peces bi formes Plutón y Proserpma
Tritones y Oceánidas y Náyades y Furias
Lohengnn y el Cisne Cadmo> transformando una. piedra
(Pontífices, Mikados, Sultanes, Caballeros) ,
Margarita en su rueca Minos hiriendo a Fedra
(Damas de corte, brujas, nobles y mosqueteros)
Cristo y Mahoma charlan de asuntos de la tierra,
(Se alzan el Vaticano, la AUtambra, Meka y Roma) ,
Millones de esqueletos surgen en son de guerra,
Etcétera Posdata la Esfinge se desploma
Aramia el noble, gentil bastonero
Le pide su cetro magnífico a Uhse3, —
(Adornan la sala lujosas cariátides,
Regios artesanos y un áureo florero
En el que hay hortensias, anémonas, Uses,
Adelf ds, orquídeas, lotos y clemátides) , —
Y ordena la danza Las Hadas del Día,
Que son doce, se ponen en rueda
(Hay espejos, luces, cuadros, pedrería,
Cibelots, Cupidos, oro, mármol, seda )
Un reloj semeja la alfombra bordada,
{Ornan los tapices regias hipsipilas,
La Venus de Ictimus se muestra enflorada,
Lucen crisantemas, nelumbos y lilas)
[247 ]
Mil aves exóticas Exóticos frescos
Muestran con sus barbas a los Viejos Siglos
(Hay fou-kousas, pieles, jaspes, arabescos,
Biscuits, kakemonos, dioses y vestiglos)*
Aramis sonríe con una señora
De ciertos remilgos de unas soberanas
(Hay cenefas, biombos, telas de Bassora
Consolas, estatuas, joyas, porcelanas)
Las arañas forman chispeantes burbujas,
Burbujas inquietas de vinos dorados
(Hay regios encajes de Chantilly y Brujas
Panaux deslumbrantes } flordehsadosj
Las damas ostentan aigretts elegantes,
De plumas que fingen rizos de flambeau,
\ regios joyeles y pohos brillantes
Que ostentan las reinas de un bello Wateau
Hechiza en las faldas la seda argentada,
Y nieva la red de las finas puntillas
(Las caladas medias ide seda rosada
Brillan de celosas en las pantornllas)
Un bouquet de estrellas sus fulgores quiebra
Ln el encendido sol de los aceros,
Vahers recamados de ojos de culebra
Ornan la elegancia de los caballeros
Irisados peces, raros colorines,
Fingen las soberbias condecoraciones,
Y gardenias blancas son los brodequines,
Y serpientes de oro son los cmturones
[248 ]
Un obispo cuenta las cuentas de espuma
Que hay en una copa de fina Bohemia
(Hay lacas, mosaicos, jarras de Satsuma,
Divanes de Persia, sillas de Academia)
Las Horas ostentan primorosos trajes,
Grandes abanicos, mágicas pelucas
(Hay platos chinescos, cisnes y paisajes,
Gente armada, pajes y doncellas cucas)
(Se oyen pasos ) Entran con largos turbantes,
Emires, profetas y viejos califas
(Los pajes alcanzan sorbetes, picantes,
Café, arroz, tabaco, pipas y alcatifas )
VI — EL CANTO DE LAS HORAS
Aramia ordena que los doce Meses
Formen en la rueda con las doce Horas
Las Horas sonríen, los doce Condeses
Hacen reverencias para las señoras
(Beaumarchais se acerca La Valliére saluda,
La Chévreuse camina, Maintenon se sienta,
Sévigne pasea su espalda desnuda,
Mientras Guiche sonriendo su pasión le cuenta)
Luis, Rey de primores, ert un grupo alterna,
Dando a sus palabras caprichosos giros,
(Las enamoradas de su linda pierna
Le brindan miradas, risas y suspiros)
Comienza la danza Sus divinos \uelos
Emprenden las Horas un ins de seda
Se cierne en la nube de los terciopelos,
Y en mágica urdimbre de flores se enreda
[249]
Avispas de raros metales parecen,
Que cercan zumbando divinos panales,
Y raudas estrellas que saltan y crecen,
Siguiendo los ritmos de mil madrigales
Prosigue la danza Su baile ligero
Emprenden los Meses una cabalgata
De arqueros celestes cruza el abejero
De tacos bordados y hebillas de plata
Parecen falenas de volar extraño,
Bellos sagitarios de la diosa Iris,
Los doce Condeses del Reino del Año
Que rigen las riendas del potro de Osiris
El l iejO Patriarca que todo lo abarca,
Se riza la barba de príncipe asmo,
Su nivea cabeza parece un gran lino,
Su nivea cabeza de viejo Patriarca
Aramia ordena que las danzarinas
Cuenten sus historias La orquesta acompaña
(El Rey Luis escucha, tras una cortina,
El rondó de espuma del vino champaña)
La menor, la Una, canta la primera
"Yo he nacido en Grecia, y he nacido en Nubia
"Yo soy negra y blanca, tríate o hechicera,
"Mi cabeza es negra, mi cabez^ es rubia
"Loí insomnios tristes son de mis imperios,
"Y mis ojos queman con mirar profundo
"Soy la negra bruja de los cementerios,
"La querida ardiente que ilumina al Mundo
[ 250 ]
"Soy la Una, una nocturnal sombría
"Hija de la noche, maga de la Luna,
"Soy la Una, una lámpara del Día,
"Soy la negra Una, soy la blanca Una "
La Dos "Soy la heimana de la buena hermana
"Que contó su historia, y una es nuestra vida,
"El sultán del Día me nombró sultana,
"El cafre nocturno me hi/o su querida"
La Tres "Soy el hada que sus oros labra
"En, la adamantina villa de los astros,
"Y que adora al negro, raro, abracadabra
"Que por donde pasa deja negros rastros''
La Cuatro "Yo brillo cuando en los Estíos
"El Sol llega a Pisus y en Piscis se escuda,
"Yo beso y despierto los tiernos rocíos,
"Yo brillo en Enero cuando el Sol madruga"
La Cinco "Yo luzco toda engalanada,
"Al pie de Castillo de prismas aéreos,
"Yo aclaro, \o azulo la inmensa mirada
"De los Capricornios y Acuarios etéreos*'
La Seis "bo> el cisne del parque de Urano
"Yo las Primaveras del azul enfloro, -
"Yo pinto la mitra del Mago Verano,
"Yo escribo en el cielo madrigales de uro 5 '
La Siete "Yo ostento rodela y tiaras
"De revés del regio país Fantasía
"Yo enseño brocados y túnicas raras,
"Yo soy la mimosa del Reino del Día"
[251]
19
La Ocho estrello con blanca* avispa»,
4 'De la bruja noche la obscura caserna,
1 Yo soplo en la fragua de Dios v mil chispas
"Bailan ea el cielo la gavota eterna"
La Nueve, la Diez y la Once (coro)
'Nosotras amamos la sombia y la, lumbre,
"Reinas de azabache, codiciamos oro
"Somos alegrías, somos pesadumbre"
Canta al fin la Doce "Mi pupila ardiente
"Mira siempre fijo, mi pupila abrasa
"Sov la más amante, soy la mas vehemente,
"So\ la que atraviesa, sov la que traspasa,
"So> la silenciaria, la de negras alas.
"La trasnochadora que las almas roe,
"La que liene el brillo de las luces malas
"En que se inspiraron Baudelaire v Poe
"El gato que vela y el ave nocturna
k Tienen mis siniestras t agas armonías
"So> la que no dueime, soy la taciturna,
"Y en mis ojos brillan las alevosías
"Soy la que levanta las heladas losas,
"La de los puñales la de los secretos,
"La de las macabras dentro de las fosas,
"La que cena v baila con los esqueletos
"Richepin y Huysmans* los ebrios drvinos,
"Me eligieron Diosa de sus borracheras
"Maeterhnck y Wilde y otros peregrinos,
"Me llamaron Reina de sus calaveras
[252]
"Soy la Doce blanca, so> la Doce negia,
"So\ tristeza y sombra, resplandor ) goce
"La que todo abate, la que todo alegra
"Soy la blanca Doce, sov la negra Doce"
Un coro de aplausos atruena el espacio
( Richeheu sonriendo se acerca a una dama)
Pajes con bandejas llínan el palacio
(Moliere por un beso vende un epigrama')
Resuenan los coros
Amemos al l wjo Paltiarta
qu¿ todo lo abarca
Su frente de viejo ermitaño
Parece el desierto de todo lo antaño,
En ella han carpido la hora y el año 7
Lo siempre empezado, lo siempre concluso,
Lo vego, lo ignoto, lo ituw, lo extraño,
Lo extraño, lo iluso
VII — EL CANTO DE LOS MESES
Aramis ordena que los danzarines
Cuenten sus historias Comienza el andante
Gimen los oboes, lloran los violines
(Rabelais se ne de un cuento picante)
(Cien pajes anuncian "Monsieur Sagitario,
Madame Virgo, Taurus con un unicornio
Géminis y Cáncer, Piscis, Leo, Acuario,
Escorpión y Aries, Libra y Capricornio)
Un pueblo de e&trellas sus brillos expande,
La orquesta derrama torrentes de notas
[ 253 ]
(Entian Cuabimodo Fedenco el Glande,
Y el Rey Pulgarcillo con sus grandes botas)
Canta el Re^ Enero de circuncisiones,
De pascuas alegres, de reyes, de heraldos
(Llueve blancos lirios, felicitaciones,
Confites, muñecos, íamos ) aguinaldos)
Lihput en>ja castaños de nie\e,
Gulhvcr regala cartuchos de enanos,
El gorro de Enero golosinas llueve
i Se be«an las bocas, se juntan la& mano»)
Febrero el alegre canta y payasea
Canciones borrachas ebrias cavatina*
íAileqmn solloza, Clown carnavalea»
Mil pmiüts se abrazan con sus colombinas}
Entra el Re> de Kioto con un frac de adúcar,
13 ico está dormido y un bufón lo roba,
Cenicienta, muerde sus botas de azúcar,
íNapoltón es Jockey de un palo de escoba)
Y anuncian Tom Pouce Montados en cebras
Futran saludando Narciso y Pepino
í Llueve cascabeles, diablos y culebras.
Botellas, harinas v affiches de vino)
Maizo, Rey de Ayuno, canta la plegaria
De todas las témporas, hambrea y abstinencias
(Sp ven una ermita triste y solitaria,
Fra} en la garita de las penitencias)
Lntra el Rev Otoño, de gris adornado,
Muy pálido y tuste (Llueve agua bendita)
El Otoño quiere llorar un pecado,
Y habla con el fraile que esta en la garita
[254]
ík Cortaos el verde cabello" — le dice —
El fraile al oído fingiendo congojas
(Mueren Juha, Elena, Flora, Cleo, y Bice
Los árboles llueven su lluvia de hojas I
Los arboles lloran su calvicie blanca
El Otoño llora, (Llueve agua bendita)
El Coiffeur aéreo las hojas arranca
(Llora la campana de la triste ermita)
Abnl el sagrado Rev de los ob\os
Canta ti Evangelio de las buenas alma^
i Lucen en el ara los corderos vrvos
Se agitan pañuelos, túnicas y palmas)
Abril, el sagrado Rey de los Calvario*,
Canta de suplicios y llagas divinas,
(Los frailes resongan Paires y rocanos,
Y Hueve vinagre, sudores > espinas)
Abnl el sagrado Re> de los> rituales
Entona maitines de notas opacas,
(De pronto anochecen los claros vidríales
Se apagan los linos, ladran las matracas)
El Rev Abnl canta de Resurrecciones,
De la alegic danza de los incensarios,
(Las misas cantadas gntan sus canciones,
Y laten los pechos de los campanarios!
El Rey Abnl canta su alegría suma,
Llamando d los fieles para sus convites
(Las campanas bailan, el incienso fuma,
Llueve cera cohetea flores y confites!
Ma>o, el caminante de la buena ruta,
Canta los rastrillos, la sierra y el zoclo
(San José fabrica trenzas de virutas,
San Isidro peina sus barbas de choclo)
Junio, el Re> de estufas canta los rondeles
Que hacen cuando bailan los raudos patines,
! Entra el rey Invierno, vestido de pieles,
Con blancor paraguas y blancos botines)
Junio, el Rev mas blanco de los doce Meses,
Canta el aleluya de los revés místicos
(Llueven lenguas rojas los Pentecoste&es
Corpus Chri&ti llueve panes eucansticos)
Junio, el Rey más blanco, blanco néctar bebe,
Bebe blanca nieve, nieva blanca harina,
Toma blancas hostias, llueve leve nieve,
Cania la nevada de la fe divina
El monarca Julio canta las concordias
De las caridades y visitaciones
{San Vicente llora sus misericordias,
Y la Virgen llora sus revelaciones)
Agosto, el furioso Rey de turbulencias,
Canta la sonata de los huracanes
(Los angeles juegan a las indulgencias
Santa Rosa llora llanto de volcanes)
El joven Setiembre, trina las canciones
Que hablan de bohemias flores y zagalas,
Que hablan de los bailes de los corazones,
Y los cuchicheos de las colegialas
[256 ]
Setiembre, el mimado de las reinae rotas,
Echa en su casaca mágicos olores
(Llora el Arco Iris, flores, mariposas,
Ríe Primavera, ríen los amores)
Ríen los amores, ríe Primavera,
<TJue\en mariposas, flores peregrinas).
Los amores nen en su real hteia
Llevada por hadas y por golondrinas
Octubre, el Rey dandy canta de las blondas
Que en el aire dejan dulce de fragancia,
Del beso que ritman las formas redondas
Que atesoran opios y magias de Francia
Noviembre se signa y hace funerales,
Y responsos mudos, de mudos místenos
Noviembre es el mudo de los carnavales,
De los carnavales de los cementerios
Noviembre el Rey Negro del ceño fruncido,
Canta los lamentos de una viuda "alouette'%
A todos los santos les hace un cumplido,
Cuando no lo espía Madame Squelette
Noviembre a quien aman las negras Gorgonas,
Es Rey de apreses y de golondrinas
(Las bellas floristas le labran coronas»
Los sepultureros le piden propinas)
Diciembre el Rey Fauno, canta barcarolas
Que elogian los raptos de blancas primicias,
Que hacen en la playa las lúbricas olas
Babeadas de besoa y suaves canciai
[ 257 ]
Diciembre el ardiente canta el ritornelo
De blancas kermesses y fiestas del río,
(Llueve brin zaraza sudores y hielo
Vestido de rojo penetra el Lstio)
Diciembre el ardiente sus pasiones narra,
Y habla de indiscretos, suaves esperezos
(Pulsa su bordona la inquieta cigarra,
Y el grillo armoniza collares de rezos)
Diciembre, el alegre Rev de Nacimientos,
Habla de pesebres, hueves \ cavados
(Los abuelos cuentan sus más lindos cuentos,
Y llueve pan dulce, castañas y helados)
Alegres saludos y aplausos corteses
Vibran en los aires (Una bella hazaña
Cuenta un duque Ríen amables-, los Meses
Haciéndole gracias al noble Champaña)
Resuenan los Coros
Amemos al viejo Patriarca
Que todo lo abarca
Su pálida frente es un mapa confuso ,
La abultan montañas de hueso
Que forman lo raro, lo inmenso, lo espeso,
De todos los siglos del tiempo difuso
VIII — TERMINACION DE LA FIESTA — DES-
PEDIDAS Y QUEJAS — LLUEVE — DES-
FILE DE LA CONCURRENCIA
Suenan galanteos y besos y adioses,
Se marchan los Papas de ceño fruncido
La» Brujas, los Duendes de acento fingido
Se marchan loa Reyes, ae marchan los Dioses,
Y todos se marchan va todos se han ido 1
Pasaron volando las cuatro Estaciones,
Los helios Ocasos, las bellas Aurora 4 *,
Endriagos, Quimeras, Esfinges Dragones,
Hidras > Centauros v Furias traidoras
Y Gnomos y Faunos y Meses y Horas
Se apagan las luces El \iejo Castillo
Se esfuma, se borra, cuatro campanadas
Da el Reloj (Sus hotas perdió Pulgar cilio
Y una bruja loca lo lle\a a la grupa)
Negras Amazonas pasan a horcajadas
En palos de escoba, > el negio corrillo
De sombras eternas zumbando se agrupa i
Zumbando se agrupa !
(Llueve) Los ciclones tocan en sus flautas
Su inmenso silbido
Los viejos ciclones tocan en sus flautas
Las sirenas lloran las Ninfas se quejan,
(El viejo Patriarca se queda dormido )
Pasan Unicornios, Monstruos v Argonautas
Ya todos se han ido, ya todos se alejan
Ya todos se alejan, >a todos se han ido
Se quejan
Se alejan
Se han ido 1
EPILOGO
Fuera el trueno juega y corre con su inmenso monolito
El huracán monstruo asmático lanza pavorosa tos,
Los relámpagos alumbran atraviesan lo infinito,
Como el fósforo encendido del gran cerebro de Dns !
Sol mí Sagitario M C M
[ 259 1
EL HADA MANZANA
(E¿ de noche Su terde locado de hiedra
Ostenta el Castillo Como alma de plata,
Parece que piensa la triste laguna
Haciendo una rígida mueca de piedra
Se asoma la luna )
I
Aparece un espectro
Yo he sido
La sexual unidad 1 y 2,
El sabroso misterio de arcilla,
La palabra de carne
Modelada en la pluma de Dios r
Eva soy, la sagrada costilla,
La hostia de barro y el bloque de huc«?o
Comertido en estatua de Amor,
En la fiesta de un beso,
De un beso paterno del Rey Hacedor T
Nací una mañana Su mágico efluvio
Vertía la joven locuaz Primavera
Festejando mi casto connubio,
El sol derramaba en la alegre pradera,
bu fulgido y calado champaña rubio
[260 ]
Timbal amoroso en la fiesta divina,
Sonó de placer mi floral corazón,
Al ver a mi lado
La forma de un sueño, de un sueño encarnado,
Un hombre perfecto y un Dios en botón T
Volaron las aves cual almas de florea,
Y serpentinearon los magas Auroras,
Llegaron riendo los ebrios Amores,
Bailaron su fu?a las Horas
Temblaron del Cosmua los ígneos andamios,
Y en sus húmedas lenguas sonora*,
Cantaron los nos sus Epitalamios
Adán me adoraba Mi cuerpo de casta hermosura,
Formaba su artístico y único numen,
Y el todo-resumen
De todo lo blanco de toda blancura
Sus labios, cual puertas del rojo país del Rubí,
Sabían a jugos de rosa, basándome a mi,
Los míos rimaban cual \ersos de casto arrebol
El, Mago, leía en mi frente, de hinojos,
Yo, Diosa, miraba a tra\és> de sus ojos
La Ciudad de diamantes del Sol 1
No sabiendo de impúdicos lazos,
Vivía desnuda y amaba dormida,
Sin saber que los brazos
Representan las dos unidades de carne
Que forman el Todo, que forman la Vida
No habiendo comido del fruto fatal de los sabios,
Del fruto que trajo la lepra del Mundo,
De dulces misterios > tristes verdades,
Yo besaba a nu Adán en I09 labios,
[261]
Sin foñar en el beio fecundo
Que forma la cifra de tres umd ade*
II
Una noche Ves'ia la Luna
Su pálida veste,
Pensativo mirábase el cielo
Con su regia y eterna pupila celeste,
Los sauces mostraban su manto al desgaire,
No había en la Tierra ni sombra de bruma
Al compás de las violas del aire
Bailaban las ondas
Su loca y ligera gavota de espuma
Charlaban de amores en lengua aromática,
Dos nomos jazmines con \oz doctoral,
Bajo la pompa, de princesa asiática.
De un pavo real
Luciérnagas de oro llegando en sus arcas?
Tesoros qut? hoy sólo se dan en Ormu/,
Temblando escribían, paia las estrellas,
En hojas de rosas, mensajes de lu/
Orquestas de alondras v de rui-eñores,
Daban a los aires bellas barcarolas
Y a un \erde balcón de follaje, acornadas
Por vez primera, dos amapolas
Se miraban mudas \ ruborizad 11
Un dulce gi añado mostraba sus frutoi
De donde salían rojos aneurismas,
Mientras enseñaban, doctas mariposas,
A un enjambre de orquídeas \ rosas
Su regio imado alfabeto de pnsmai
[ 262 1
III
De pronto scntime agitada
Crujieron mis huesos, mis carnes temblaron,
Fue noche en mis ojos, ñus íuerzas f laquearon*
tn Hada
Graciosa \ pirtida como un embeleso
El Hada Manzana, acercóle a mi boca
Y la dio un aromático beso
Sentime turbada
La nue\a \isita eia }o\eu y hermosa
Su cuerpo era cuno su caía fogosa,
Tenia la& lineas que el Padre de Grecia
Hubo más tarde prescripto
Sobre el mórbido mármol de Vuiua la Diosa,
Y las reinas durezas del bada de Egipto
No pude oponer resistencia a los besos
Del Hada Manzana,
Quien di] orne, toda teñida de grana
"Amiga del alma T mi hermano, el Pecado,
"Que tiene la forma que admiran tus ojos,
£í La misma ternura, los frescos y rojo3
"Matices sangrientos que te han agradado,
"Concedióme esta noche permiso
"Para visitarte
"Y heme en los dominios de este Paiaíso"
Dijo, prosiguiendo la Reina Manzana
"Como eres cumplida, te espero mañana,
"Quiero presentarte,
"En mi hermoso rastillo encantado,
"A mi hermano querido el Pecado' 1
N61]
IV
Desperté del sueno Fuíme al otro día,
Y arrójeme a los pies del Pecado
Gallardo mancebo neo y ataviado
Declaróme su amor, \o sentía
A cada palabra* mi espíritu arder
Crujieron mis huesos, mis carnes temblaron,
Fue noche en mis ojos, mis fuerzan f laquearon
Y a sus besos sentíme Mujer 1
V
Es de noche Su verde tocado de hiedra
Ostenta el Castillo Como alma de plata,
Parece que piensa la triste laguna
Haciendo una rígida mueca de piedia
Se esconde la Luna
1900
[ 264]
BERCEUSE BLANCA
A u Julieta» a ti
I
Adorad a la Virgen en su amable santuario,
Junto al lecho en que velan devociones dzules
Una forma imprecisa bate el sordo incensario,
Y es el humo de encajes, la cortina > los tules
Como va y viene el rítmico plenamar de su s<no f
Es la luna que ondea en un lago que expira
Loreley tañe el alma y la Muerte conspna
En el circulo de ópalo de ese abismo sereno*
II
Silencio, oh, Luz, silencio 1 Pliega tu faz, mi Lino 1
No has menester de Venus, filtros para vencerme
Mi pensamiento vela como un dragón asmo
Duerme, no temas nada Duerme, mi ^ída, duerme T ,
Duerme, que cuando duermas sin fin, bajo la fosa,
Mi alma irá en los beatos crepúsculos a verte,
Y con sus dedos frágiles de marfil y de rosa
Desflorará tus ojos sonambulos de muerte 1
[ 265 ]
III
Su mano blasonada de esmalte y de jacinto,
Su ilusa mano de agua sedante que apacigua
Como un Leteo, mano mueiLa que sueña un plinto,
Mano de santa y mano de una deidad ambigua
Sus manos en un ge*to gótico de cansancio,
Duermen no sé que sueño de candores ilesos,
Y como en las suntuosas \itrmas de Bizancio,
Desgranan distraídas un i osario de besos
IV
Silencio, oh, Luz, silencio 1 Duerme, mi vida, duerme 1
No has menester que "Venus sus legiones embosque
Duerme, no temas nada líeme a tus pie& inerme,
Pálido como un pobre niño a mitad de un bosque r
V
Alguien riza las alas Alguien vuelca los ojos
Su mirada es de Juna y de &ol es» su \este
Miradla es la drvma Poesía celeste,
Con los brazos en cruz ) plegada de hinojos
Dueime, que nuentias duermes, mi alma en incandescente
F&cala de Jacob, hacia los a&tros sube
Y que tu rizo negro sea la sola nube
Que lurbe el ilusorio menguante de tu frente
VI
iintie 11 reales tules, gaseosamente anida,
El lecho, un espejismo de Prima\era inerte,
Y es como una magnolia narcótica de vida,
Que se abxe bajo un blanco crepúsculo de muerte
[206]
— En el tapiz de Oriente, a la sombra de un dátil,
Una pastora sueña con el alna inclinada,
Sin mirar que a su vera, desde amable emboscada,
Le insinúa una flecha el Arquero versátil
Y suspira su canto "Ven y rige la sonda
En el mar de mis penas, pon tu beso en mi herida,
Húndeme tus desdenes, y mi muerte tan tonda,
Te dirá, sin decírtelo, hasta dónde eres vida* " —
Reposa, oh, Luz, reposa T Pliega tu faz, mi Lino'
No has menester de Venus, filtros para vencerme
Mi amor vela a tu lado, como un dragón asmo
Duerme, no temas nada 1 Duerme, mi Alda, duerme
VII
Como sueña la Virgen 1 Soñara en cosas vanas,
En su hermana la rosa desmayada en un vaso
En el mago Aladino o en las otras hermanas
Que hartarán de bombones su 2apato de raso 9
En su seno hay rielares de luz blanca y de seda
Y palpita dormido sobre olímpica cuna,
En un ritmo celeste, como el huevo de Leda
Fecundado por una apoteosis de luna
La expresión distraída de su claro aderezo
Y su risa entreabierta, son tan ebrias de encanto,
Que esa noche — sin duda — se olvido de algún rezo
O pensando en su amante, se durmió con un canto r
Oh, levedad de líneas 1 Oh, esbeltez de contorno 1
Algo ruega algo late en la obscura armonía
Es tan bella, que el Angel azul que vela en torno,
Se interroga temblando, si es su amante o su guía
20
[267]
Duerme que cuando duermas sin fin, bajo la fosa,
Mi alma irá en los beatos crepúsculos a verte,
Y con sus dedos frágiles de marfil y de rosa,
Desflorara tus ojos sonámbulos de muerte í
VIII
Su tenue mano de agua sedante que amortigua,
Opalo del olvido para morir soñando,
Su mano nncopetala de una fragancia antigua,
Duerme sobre su pecho como en un plinto blando
Oh, mi exangüe Nirvana T Oh, mi etérea Latzuna 1
En sas sienes añilan transparencias de copo,
Y arden en su halo espectral de hehotropo,
Sus clementes ojeras otoñales de luna
Cómo su cabellera de azul negro trasciende
Sobie el busto que es todo jo\en luz y armonía f
Es tan vivo el contraste de ilusión, que sorprende
Como si anocheciera en la mitad del día
Sus jo\as — un zodíaco de luz cristahzada —
Titilan en su gala de ingenuo paraíso
Como a los astros para rielar les es preciso
Que el día de sus ojos se duerma en la almohada
Quien al verla en su hipnosis, bajo el ciego misterio,
Rebelara el prodigio de su rayo iracundo
Oh, Judith de la gracia, en su mano de imperio
Sustentara inaudita la cabeza del mundo r
Alguien riza las alas Alguien postra los ojos
Abre el velo de Ma\a y unge el beso de Alceste
Recogida en su cuello y plegada de hinojos,
Se parece a la ingenua Poesía celeste
[258]
Silencio, oh, Luz, silencio 1 Duerme, mi vida, duerme 1
No has menester que Venus sus legiones embosque
Duerme, no temas nada Heme a tus pies merme,
Temblando como un pobre niño a mitad de un bosque 1
IX
(Afuera es un motivo de Bramhs sobre un exótico
Panteísmo que enuncia descriptivos efectos,
En todo un ritornelo de columpio narcótico
Para oboes de ranas j marimbas de insectos )
— En el tapiz de Oriente, a la sombra de un dátil,
Una pastora sueña con el alma inclinada,
Sin mirar, que a su \era, el Arquero \ersátil
Le insinúa una flecha, desde amable emboscada —
Qué \aguedad de euritmia ' Qué esbeltez de contorno 1
Auscultad el silencio de la abstrusa armonía
Es tan bella que el Angel azul que \ela en torno.
Se arrodilla temblando y es su amante y su guía
Ave que en el harmonium de su carne, salmodia,
Hostia de gracia inmune' Todo se exhala en Ella,
Desde sus eucansticos éxtasis de Custodia,
Hasta sus inefables desnudeces de Estrella 1
Erra en su labio, al ritmo de una celeste brisa,
La violeta cautiva, péndulo perfumado
Cuantas veces mi alma pendió, muda a su lado,
De la dilatación perla de una sonrisa'
Aspirad su incorpórea levedad de Ulaluma*
En sus sienes rutilan transparencias de copo,
Y vuelan sus ojeras otoñales de bruma,
Como vagas libélulas de una tarde hehotropo
[269 ]
Qué nonchalance Je Reina 1 Que ebriedad de eufonía 1
Ln su gracia inclinada convalece una estrella,
En sus líntas herméticas canta la Geometría,
Y en su actitud beata reza un Enigma en ella 1
Ramos de Serafines etéreos de alabastros,
Deshojan primaveras lincas en su pecho,
Las noches inauditas se abren sobre su lecho
Y tías de la cortina velan todos los astros 1
Pliega tu faz Mi Lirio 1 Duerme, mi vida, duerme'
No has menester que Venus sus legiones embosque
Duerme, no temas nada Heme a tus pies merme.
Temblando como un pobre niño a mitad de un bosque
Que efluvio de Epopeyas* Qué anunciación ríe rosas 1
Que frémito de mundos 1 Que beatitud de ritos 1
Qué alumbramiento en éxtasis de azules infinitos 1
Qué aleluya inspirado late en todas las cosa** 1
Sauce abstraído y arpa muda, vaso de Ciencia,
Mítica sensitiva que sus gracias restringe,
Noche estrellada > urna blanca de quintaesencia.
Eres toda la Lira y eres toda la Esfinge 1
Oh, Plegaria del verbo Iris de dulcedumbre
Interjección de un sabio vértigo sibilino,
Cáliz evaporado en fragancia > en lumbre,
Ei es todo el pentágrama y eres todo el Destino 1
La pompa de tu frente reclama una diadema
Por santa y por augusta, de Emperatriz de Hungría,
Y tu escote, Laponia de blancura suprema,
El collar de una Aurora boreal de pedrería
[270]
Síntesis de bhcerds Diutimag ^ \talantas,
Eres toda la Esfinge > eres la Lira toda
Por ti se alzan las treinta cúpulas de mi Oda
Y todos mis imperios se duermen a tus plantas 1
Oh, Cristalización de luna r Oh, fausta gema 1
De todas las Estéticas filosofía > norma,
Anfora pitagórica de idealidad suprema,
Carne inspirada en éxtasis y Extasis de la forma T
Oh Ifigenia que en sueños, crece hacia lo Invisible 1
Diana de luminoso mármol que liada turba,
Astra de Cien Poemas, ebrios de Incognoscible
Catedral de la Vida ) Orquestnón de la Curva r
Silencio, oh, Luz, silencio 1 Pliega tu faz, mi Lirio*
No has menebler de Venus, filtros para \encerme
Mi amor vela a tu lado, como un dragón asino
Duerme, no temas nada Duerme, mi vida, duerme 1
Duerme, que cuando duermainos la eterna > la macabia
La insensible y la única embriaguez que no alegra
Y sea tu himeneo la Esfinge sin palabra,
Y el ataúd el tálamo de nuestra boda negra
Con llantos y suspiros mi alma entre la fosa,
Dará calor y \ida para tu carne yerta,
Y con sus dedos frágiles de maifü y de ro«a
D^florara tus ojos sonámbulos de muerta 1
[271]
SOLO VERDE - AMARILLO
PARA FLAUTA LLAVE DE U
Virgilio es amarillo
> Fra> Luis verde
(Manera de Mallarme)
(Andante) Ursula punza la boyuna yunta,
La lujuria perfuma con su fruta,
La púbera frescura de la ruta
Por donde ondula la "venusa junta
(Piano) Recién la hirsuta barba rubia apunta
Al dios Agricultura La impoluta (Pianísimo)
Uña fecunda del amor debuta
(Crescendo) Cual una duda de nupcial pregunta
Anuncian lluvias, las adustas lunas
Almizcladuras, uvas, aceitunas,
í Forte) Gulas de mar, fortunas de las musas,
Hay bilis en las rudas armaduras,
I Tortísimo I Han madurado todas verduras,
Y tmH burra haré hablar las cornamusas
1272]
LA VEJEZ PREMATURA
Mi perdón bean tu nieve 1
Esa noche, de un salto ponentisco,
Bajo el odio punzó del abrepuño,
Hizo el astro fugaz, en un rasguño,
Aquel pseudo paréntesis de cisco
Las almas emolientes del lentisco,
Dormidas a lo laigo del terruño
Amaban en las nie\es de tu puño,
La sangre del histérico mordisco
Huyeron, con el íntimo preludio
De la diana, la* muecas del repudio ,
Y al ofrecerte, con la luz caduca
Del menguante, mi beso de perdone»,
El humo de las muertas ilusiones.
Hilo a hilo subía por tu nuca
[273 ]
EL DESAMPARO
Plomizada la altura con el sucio
Arambel de una noche de malicia,
No presumió la tacita blandicia
Del eterno juguete casquilucio
Tendida virtualmente sobre el lucio
Fulard de los deleites, tu puericia
Deparóme, con náufraga impericia,
La rodilla y el pie > el occipucio
Y cuando al concretar tus energías,
En el minuto audaz de las porfías,
Señalabas el cielo a donde sube
La fe de tu mirada nazarena,
El cielo se asomó por una nube,
Con tanta ingenuidad que daba pena
£274]
ALBA TRISTE
Gris en el cjcIo y en el alma gris,
Rojo en Oriente y en el alma rojo
Todo fue así Preocupaciones lilas
Turbaban la ilusión de la mañana,
Y una garza pueril su absurda plana
Paloteaba en las ondas intranquilas
Un estremecimiento de Sibilas
Epilepsiaba a ratos Id ventana,
Cuando de pronto un mito tarambana
Rodo en la oscuridad de mis pupilas
"Adiós, Adiós 1 " grite y hasta los cielos
El gris sarcasmo de su fino guante
Ascendió con el rojo de mis celos
Wagnenaba en el aire una corneja,
Y la selva sintió en aquel instante
Una infinita colisión compleja
[ 275 ]
ENERO
E¡>tá el deserto pálido de sed
En una ascética ilusión de Brahama,
Sobre el confín de vago anacronismo,
Imagina el equívoco espejismo
La inverosímil inquietud de un drama
Soñando con la sed un tigre brama
Al desierto, que en áunco ensimismo,
Como enigma de extraño gongorismo,
Su gran silencio emocional derrama.
El fino promontorio tiende el cuello,
Cual echado y exanime camello
De sudoroso y exabrupto lomo
Y entretanto que atisba alguna presa,
En\uelve el mar un beso de turquesa,
En su sonnsa de papel de plomo
[276]
MAYO
Otoño amante de las tísicas*
Tiene el crepúsculo camelias rcjai
Vibra en el aire de metal sonoro
El desmamado adiós de un postrer beso,
Y el sol fallece como un ígneo Creso
En el misterio de su drama de oro
Su \iolón monocorde muge un toro,
Pregonando su místico regreso,
Y hay en sus ojos un dolor carmes o
Humedecido por extraño lloro
Entre el síncope mustio de las hojas,
Obnubilada por pasiones rojas,
Sueña un crimen la excéntrica laguna
Y como si deseara que la arroben,
En sus tisis romántica la luna
Escribe una sonata de Beethoven
[277]
JULIO
Frío, frío, íno 1
Pieles, nostalgias y dolores mudoa
Flota sobre el esplín de la campaña
Una jaqueca sudorosa v fría,
Y las ranas celebran en la umbría
Una función de \entnloquia extraña
La Neurastenia gris de la montaña
Piensa, por singular telepatía,
Con la adusta y claustral monomanía
Del convento senil de la Bretaña
Resolviendo una suma de ilusiones.
Como un Jordán de cándido& \ellones
La majada eucanstica se integra,
Y a lo lejos el cuervo pensativo
Sueña acaso en un Cosmos abstractivo
Como una luna pa\oro*a v negra
[278 ]
OCTUBRE
Pnma\era celebra las Pubertades
Un crimen de cantáridas palpita
Cabe el polen Floridos celibatos
Pereren de pasión bajo los gratos
Azahares perversos de Afrodita
Como un corpino que a besar excita,
El céfiro delinque en los olfatos,
Mientras Uue\en magníficos ornatos
A los pies de la Virgen de la ermita
Tocando su nerviosa pandereta
Una zagala brinca en el sendero,
Y al repique pluvial de la pileta,
Con un ritmo de arterias desmayadas,
Se extinguen en el turbio lavadero
Las rosas de las nuevas iniciadas
FIN
[279]